La batalla por Kherson: la contraofensiva ucraniana clave a ocho meses del inicio de la guerra
Con el avance de las tropas de Kiev en la zona sur de Ucrania, la batalla parece acercarse inminentemente a Kherson, territorio estratégico tanto en el plano militar como simbólico, ya que fue la primera ciudad importante en caer en manos rusas.
A ocho meses desde aquel 24 de febrero en que la guerra volvió a pisar territorio europeo, el Ejército ucraniano parece decidido a recuperar territorio en manos rusas. Así lo ha demostrado el avance de la llamada contraofensiva, iniciada en agosto, y que espera concretar con la reconquista de ciudades simbólicas para Kiev, en especial Kherson.
Pero Rusia no se queda atrás. Como una forma de demostración de autoridad, el Presidente Vladimir Putin decretó la Ley Marcial en los cuatro territorios que, según la comunidad internacional, fueron ilegalmente anexados. Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Kherson pasaban, de ese modo, a ser lugares donde se debe “satisfacer las necesidades de las Fuerzas Armadas de Rusia”, según la ley de dicho país.
Bajo presión en el sur de Ucrania, Rusia disparó misiles y drones contra Mykolaiv el domingo, destruyendo un bloque ucraniano de apartamentos en la ciudad de construcción naval cerca del frente y dijo que la guerra tendía a una “escalada descontrolada”.
Mykolaiv se encuentra aproximadamente a 35 km al noroeste de la línea del frente hacia la ocupada Kherson, la región del sur donde Rusia ordenó a 60.000 personas que huyeran de una contraofensiva ucraniana “para salvar sus vidas”, informó Reuters.
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, a quien algunos nacionalistas rusos han culpado de los reveses de Moscú desde la invasión del 24 de febrero, discutió el “rápido deterioro de la situación” en llamadas con sus homólogos franceses, británicos y turcos, dijo el ministerio.
Sin proporcionar evidencia, Shoigu aseguró que Ucrania podría escalar usando una “bomba sucia”: explosivos convencionales mezclados con material radiactivo. Ucrania no posee armas nucleares, mientras que Rusia ha dicho que podría proteger el territorio ruso con su arsenal nuclear.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, rechazó la acusación. “Las mentiras rusas sobre que Ucrania supuestamente planea usar una ‘bomba sucia’ son tan absurdas como peligrosas”, dijo, y agregó: “Los rusos a menudo acusan a otros de lo que ellos mismos planean”.
Las autoridades rusas están construyendo posiciones defensivas en las áreas ocupadas de Ucrania y las regiones fronterizas de Rusia, lo que refleja los temores de que las fuerzas ucranianas puedan atacar a lo largo de nuevas secciones de la línea del frente de 1.000 kilómetros de una guerra que se acerca a su noveno mes, informó ayer The Associated Press.
Kirill Stremousov, subjefe de la administración regional instalada por Rusia en Kherson, señaló el domingo en una entrevista radial que las líneas defensivas rusas “han sido reforzadas y la situación se ha mantenido estable”, desde que el sábado los funcionarios locales instaron encarecidamente a todos los residentes de la capital de la región y áreas cercanas a evacuar en ferry a la orilla este del río.
El gobernador de la región rusa de Kursk, Roman Starovoit, dijo el domingo que se han construido dos líneas defensivas y que una tercera estará terminada para el 5 de noviembre.
La esperanza ucraniana
“Tenemos una ventana”, dijo Max, de 38 años, al diario británico The Guardian. Su unidad está compuesta por 30 soldados, pero en los próximos días aumentará a 54. Su misión, explicó, consiste en entregar la inteligencia y visibilidad del campo de batalla a través de drones de reconocimiento.
Y su labor es altamente valiosa en el campo de batalla. Gracias a ese tipo de información, una camioneta modificada para transportar un lanzamisiles disparó dos misiles de 122 mm durante el miércoles pasado, mientras el escuadrón de Max corría a esconderse del ataque en represalia. “Pueden llamarnos el legendario batallón 248″, dijo, riendo, a The Guardian. “Siempre damos en el blanco”.
Treinta segundos más tarde, el armamento destruyó un improvisado cuartel general ruso que antes era utilizado como escuela en Dudchany, un pueblo ubicado en la región de Kherson que el Ejército ucraniano espera recuperar durante los próximos días.
El avance ucraniano es visto con esperanza por el Ejército, ya que han observado cómo su contraparte rusa ha debido ceder terreno que, desde los primeros días de la guerra, consideraban como propios.
El tercio más al norte del óblast de Kherson está dividido del resto de la región por el Dniéper. Es precisamente a los pies de dicho río que se encuentra el pueblo de Dudchany. Con la eventual toma de ese lugar, analistas militares creen probable que la propia ciudad de Kherson, capital de la región con el mismo nombre, pueda ser retomada -o al menos la mitad norte- por las fuerzas ucranianas en cuestión de semanas.
La victoria no solo sería táctica, considerando que la urbe forma parte de una de las cuatro provincias que conectan a Rusia con la península de Crimea a través de tierra firme. También tendría un importante valor simbólico. Tras el anuncio y el inicio de la invasión, en febrero de este año, Kherson fue la primera ciudad importante que el Ejército ruso logró conquistar. Recuperarla en las cercanías de la fecha en que se cumplen ocho meses equivaldría a un golpe anímico importante.
Una retirada de Kherson y otras áreas en la orilla occidental del Dniéper haría añicos las esperanzas rusas de impulsar una ofensiva hacia el oeste hasta Mykolaiv y Odesa para cortar el acceso de Ucrania al Mar Negro. Tal movimiento asestaría un golpe devastador a su economía. Tampoco permitiría a Moscú construir un corredor terrestre hacia la región separatista de Transnistria, en Moldavia, hogar de una importante base militar rusa.
“La pérdida de Kherson convertirá en polvo todos esos sueños sureños del Kremlin”, dijo a The Associated Press el analista militar ucraniano Oleh Zhdanov. “Kherson es clave para toda la región sur, lo que permitiría a Ucrania apuntar a rutas de suministro clave para las fuerzas rusas. Los rusos intentarán mantener el control utilizando todos los medios”.
Para Ucrania, la captura de Kherson sentaría las bases para reclamar la parte de la región de Zaporiyia controlada por Rusia y otras áreas en el sur, y eventualmente regresar a Crimea.
Por ahora, el pueblito de Dudchany es la primera meta, afirmó Max. “Ahora tenemos la oportunidad de tomar la orilla derecha (el norte del río Dniéper)”. Inteligencia ucraniana ha interceptado mensajes que demuestran que la moral rusa ha decaído en varios sectores del territorio invadido. Los que se encuentran en Kherson no son parte de ese grupo.
“Son un escuadrón muy bueno. En muchos lugares están dispuestos a rendirse, pero aquí están dispuestos a luchar hasta el final”, explicó el joven soldado.
Sin embargo, un problema mayor podría complicar el avance de las tropas. Fue el propio Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, quien aseguró que Rusia estaba preparando un ataque de bandera falsa para volar una importante presa hidroeléctrica ubicada en Kajovka, en el sur del país. Su destrucción podría inundar 80 pueblos y ciudades, incluida Kherson, y de paso, convertiría todo el terreno en el que actualmente se combate en un pantano de difícil acceso, incluso para vehículos de guerra.
Durante una reunión a través de videoconferencia con líderes europeos en Bruselas, Zelensky aseguró que cuenta con “información de que los terroristas rusos minaron la presa y los agregados de la central hidroeléctrica de Kajovka”. Dicha acusación no ha podido ser certificada por fuentes independientes. “El suministro de agua a una gran parte del sur de Ucrania puede quedar destruido”, agregó.
Según el mandatario, el Kremlin estaría intentando inculpar a Ucrania del devastador desastre ecológico y humanitario, en el caso de que efectivamente se dé un ataque a la presa hidroeléctrica. Además, podría afectar la integridad de la planta nuclear de Zaporiyia, al no contar con el suministro suficiente de agua para refrigerar las instalaciones.
Para enfrentar dicho escenario, Zelensky solicitó la creación de una misión internacional de observación para controlar la situación en la presa, también anteponiéndose a lo que podría ser una catástrofe militar.
La táctica rusa
En la vereda contraria, Rusia no se ha quedado atrás en defender el territorio que ahora considera como propio. Según el sitio UK Inform, cerca de 2.000 soldados rusos fueron movilizados hacia el óblast de Kherson en los últimos días, con el fin de reponer las pérdidas y reforzar a las unidades en el frente, aseguró el medio.
Un informe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, publicado el viernes, así lo acreditó. “El enemigo intenta mantener los territorios capturados temporalmente, centra sus esfuerzos en frenar las acciones de las Fuerzas de Defensa en determinadas direcciones. Al mismo tiempo, Rusia no deja de intentar llevar a cabo acciones ofensivas en la dirección de Bakhmut y Avdiivka. Durante el pasado día, las unidades de las Fuerzas de Defensa repelieron los ataques rusos cerca de Bilohorivka, en la región de Luhansk, Opytne, Bakhmut, Pobeda y Marinka, en la región de Donetsk”, se lee en el comunicado publicado en redes sociales.
Durante dicho día, el Ejército ruso “lanzó tres ataques con misiles y 24 ataques aéreos y más de 30 ataques con MLRS (Sistema de Cohetes de Lanzamiento Múltiple)”, detalló UK Inform.
El recientemente nombrado comandante de las fuerzas de Putin en Ucrania, Sergei Surovikin, también conocido como “General Armagedón” por su desempeño previo en Chechenia y Siria, admitió que hay “decisiones difíciles que tomar” en la región de Kherson. Entre ellas, estuvo el llamado a evacuar dicho óblast bajo la premisa de “razones humanitarias”.
Desde Kiev, se apresuraron en tildar la reubicación como “un espectáculo de propaganda”, consignó The New York Times, ya que creen que dicha retórica busca asustar a la población de ese lugar con un bombardeo ucraniano, situación negada por las autoridades.
En una jugada similar, los rusos descartaron el supuesto plan de destrucción de la presa hidroeléctrica ubicada en Kajovka, asegurando que era Ucrania quien atacaría el lugar. También culparon a Kiev de destruir otro cruce clave, según informó BBC: el puente Antonivskyi. Rusia incluso culpa a su rival de haber matado a cuatro personas en el bombardeo.
Fue el propio Surovikin quien advirtió que Ucrania estaría planeando “métodos de guerra prohibidos” en la ciudad de Kherson y en la presa, lo que justificaba la “evacuación” de la población civil.
Discusión mediática que no es nueva en esta guerra de ocho meses, pero que se da en un momento clave del ataque, donde el país invadido podría recuperar Kherson, una de las ciudades más emblemáticas del conflicto entre Rusia y Ucrania.
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