La pesada mochila que cargará el líder de la primera economía mundial
Pese al veloz repunte de la actividad y el empleo, queda un pedregoso y largo camino hacia una recuperación plena. Esto, en medio de un gigantesco déficit fiscal, deuda pública y de negociaciones inconclusas con China.
Poco durará la luna de miel del nuevo presidente de Estados Unidos, que llegará a hacerse cargo de asuntos económicos urgentes y sin precedentes en la historia del país. Levantar al país en medio de una inconclusa pandemia global asoma como el principal desafío, pero no es el único.
La primera potencia mundial hoy carga con una pesada deuda y un déficit que se triplicó para enfrentar los daños del Covid-19. Como si no fuera poco, sigue metida en líos con China, que ha sido incapaz de cumplir sus compromisos comerciales en el inusual contexto de 2020.
Tarea incompleta
Como rápido fue el derrumbe, rápida ha sido la recuperación de Estados Unidos, que de la mano de estímulos monetarios y fiscales logró sortear el embate de la primera ola de coronavirus, marco en el que ha visto una mejora en sus perspectivas desde una contracción de 8% a una de 4,3% para este año, según el último informe del FMI.
Sin embargo, todavía es temprano para cantar victoria. Primero por la realidad ineludible de la pandemia, área en la que se partió el mes con más de mil nuevos casos diarios, el nivel más alto desde el 1 de agosto. En este escenario, descartar un reconfinamiento resulta aventurado.
Por otra parte, el daño que ya sufrió la economía es de enormes proporciones. Según datos citados recientemente por la Reserva Federal, el número de pequeñas empresas ha disminuido 22%, porcentaje que se duplica cuando los propietarios son afroamericanos. Además, este año el PIB per cápita sufrirá una caída de US$ 2.203 hasta US$ 63.050, el doble del impacto que le propinó la crisis financiera.
En ese marco, un informe publicado esta semana por Fitch destaca que “la escala y amplitud del estímulo (fiscal) adicional” resultará crucial, impactando a “sectores como las finanzas públicas, la atención médica, los bienes raíces, los préstamos estudiantiles y las instituciones financieras de EE.UU.”.
Huellas en el empleo
Aunque haber pasado de un máximo de desempleo de 14,1% en abril a uno de 7,9% en septiembre ofrece espacio para el optimismo, los trabajadores estadounidenses aún recorren caminos pedregosos. “El ritmo de mejora del mercado laboral se está desacelerando, en un momento en que el empleo aún está muy por debajo de su nivel máximo”, recalcó recientemente Lael Brainard, gobernadora de la Fed.
En efecto, aunque se han recuperado casi la mitad de los empleos perdidos, el total de contrataciones no agrícolas es inferior en 11 millones a los datos de febrero. En tanto, la creación de nuevos puestos de trabajo en septiembre fue más débil que en julio y agosto, meses que ya mostraban una desaceleración en relación a mayo y junio.
Adicionalmente, la caída de medio punto porcentual de la tasa de desempleo en el noveno mes del año estuvo acompañada de una disminución de 0,3 puntos porcentuales en la tasa de participación en la fuerza laboral, descenso que afecta principalmente a las trabajadoras.
“Si no se revierte pronto, la disminución de la tasa de participación de las mujeres en edad productiva podría tener consecuencias a más largo plazo para los ingresos familiares y el crecimiento potencial”, sostiene Brainard, quien también destaca las disparidades que afectan a afroamericanos, latinos y a personas sin educación universitaria.
Cuentas en desequilibrio
El coronavirus ha generado terremotos en las cuestas públicas de los distintos países, que se enfrentan a gastos crecientes e ineludibles, mientras ven sus ingresos reducidos por efecto de los confinamientos, tendencia a la que no ha logrado escapar Estados Unidos.
El mes pasado, el Departamento del Tesoro informó que para el año fiscal 2020, finalizado el 30 de septiembre, el déficit del país alcanzó el 15,2% del PIB, el triple de lo que exhibió en el año fiscal 2019. En medio de un estímulo fiscal descomunal y una cuarentena sin precedentes se anotó una recaudación de US$ 3,42 billones (millones de millones) frente a un gasto de US$ 6,55 billones.
Por otra parte, la deuda pública superó los US$ 21 billones, alcanzando el 102% del PIB. “La única otra vez que la deuda excedió el tamaño de la economía fue al final de la Segunda Guerra Mundial”, recordó Maya MacGuineas, presidenta del Comité de Presupuesto Federal Responsable, destacando que se debería “pedir prestado ahora, pero una vez que la economía se recupere, nuestra deuda no podrá seguir creciendo más rápido que la economía para siempre”.
Líos con China
La inconclusa negociación comercial con China se transformará en otro tema a abordar con urgencia, considerando que la potencia asiática difícilmente cumplirá sus compromisos de compra de productos estadounidenses, debido a la pandemia.
Según detalla el centro de estudios Peterson Institute, “hasta septiembre de 2020 las importaciones totales de China, hasta la fecha, de productos de los Estados Unidos fueron de US$ 65.900 millones, en comparación con un objetivo hasta la fecha de US$ 124.900 millones”.
De esta manera, las dos mayores economías globales están obligadas a sentarse a la mesa para revisar las metas del acuerdo de “fase 1”, con el riesgo de que una escalada en las tensiones comerciales propine un golpe adicional a una debilitada economía mundial.
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