Llegada de lluvias torrenciales y frío glacial amenazan una contraofensiva exitosa de Ucrania
A medida que el Hemisferio Norte entra en otoño y las defensas rusas retroceden de a poco, Occidente parece cada vez menos convencido de la eficacia de su apoyo a Kiev, mientras los expertos aseguran que “el tiempo se le está acabando a Ucrania”.
De 30 a 45 días: ese fue el plazo que dio el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Mark Milley, antes de que el clima empeore en Ucrania y sea más difícil seguir con la contraofensiva de Kiev en el sur y este del país invadido. Las anunciadas operaciones ucranianas, que desde junio van intentando expulsar al Ejército ruso, han liberado decenas de pueblitos en Zaporiyia y Donetsk, sin por eso retomar una gran ciudad como si hicieron el año pasado con la liberación de Kherson y Kharkiv.
Por esto mismo, la contraofensiva de verano estaría yendo “más lento de lo esperado” para el general Milley, aunque Ucrania sigue “avanzando a un ritmo firme sobre las líneas rusas”. “Sigue habiendo una cantidad razonable de tiempo, entre 30 y 45 días donde valdrá la pena el clima para combatir, así que los ucranianos tienen tiempo”, dijo el jefe del Estado Mayor en la BBC.
Milley agregó en ese entonces: “Dije en el mismo inicio de la guerra que esto sería largo, lento, difícil, y que habría muchas bajas, y eso es exactamente lo que está pasando”.
Otro funcionario de defensa occidental dijo, citado por The Wall Street Journal, que hacia finales de octubre, Ucrania necesitará pasar de atacar a mantener terreno, y más a proteger la infraestructura civil de los drones y misiles rusos durante el invierno. Una lluvia torrencial y un frío glacial podrían impedir que Ucrania aproveche un eventual avance, apunta el periódico.
Las condiciones más peligrosas, asegura el medio, se producirán en noviembre y principios de diciembre, parte de un período que los rusos llaman rasputitsa, el momento en que las carreteras se disuelven. Después de eso, el barro se endurecerá y el movimiento será más fácil. El suelo helado favorece el armamento pesado, pero la nieve puede impedir tanto el movimiento como la evasión porque los soldados y el equipo son más fáciles de detectar visualmente o debido a las señales de calor.
“Los combates continuarán de una forma u otra”, dijo el fin de semana pasado el general de división Kyrylo Budánov, jefe del servicio de inteligencia militar HUR de Ucrania. “Es más difícil luchar con frío, con humedad, con barro”, reconoció. Aun así, añadió: “La operación ofensiva continuará en todos los frentes”.
Luego de mucha anticipación, Kiev empezó su contraofensiva oficialmente en junio, pero más allá de pequeñas victorias en el sur, donde Ucrania aseguró haber roto “la primera línea de defensa rusa”, no ha habido grandes avances territoriales, sobre todo en un campo fuertemente minado y fortificado por el país invasor.
A pesar del avance más lento que esperado, el Presidente ucraniano Volodímyr Zelensky aseguró el domingo pasado: “En los últimos siete días, hemos avanzando. Cada semana, nuestros guerreros continuamente mantienen la iniciativa en las manos de Ucrania”.
La esperanza para Kiev es que el haber pasado la primera línea de defensa rusa en el sur les permita entrar con más fuerza, rodeando las ciudades de Robotyne y Verbove, obligando así a las fuerzas rusas a dividirse, permitiéndoles así acercarse al “puente de tierra” que lleva a la península de Crimea.
Desde el Kremlin, han dicho en distintas ocasiones que la contraofensiva ucraniana ha sido un fracaso. En un principio, Kiev confiaba con retomar la ciudad ocupada de Melitopol, en la región de Zaporiyia, pero los soldados sólo han conseguido recapturar unas cuantas localidades a 15 kilómetros de dónde habían empezado, cuando la ciudad está a 80, y bajo una serie de líneas defensivas rusas.
En medio del avance, cierto escepticismo comienza a notarse en las potencias occidentales, que son las que han venido financiando y apoyando el esfuerzo militar ucraniano. Contrarrestando esas opiniones, el jefe del Estado Mayor de la Defensa de Reino Unido, el almirante Sir Tony Radakin, aseguró: “Ucrania está ganando y Rusia está perdiendo. Esto, porque el interés de Rusia era subyugar a Ucrania y ponerla bajo su control. Esto no ha pasado, y no ocurrirá jamás, y por eso Ucrania está ganando”.
El británico aseguró que Kiev continúa haciendo progresos, y que ha recuperado de momento el 50% del territorio que Rusia había ocupado al inicio de la invasión. Según él, el progreso de Ucrania también tiene que ver con el apoyo de la comunidad internacional, que “aplicó presión económica y diplomática, y Rusia está sufriendo por eso”.
De momento, Estados Unidos se ha comprometido fuertemente con el envío de material militar, ya que en los próximos meses es posible que haya un bloqueo o “apagón federal”. Sobre el financiamiento a Ucrania, Mark Cancian, del think tank Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), escribió: “El bloqueo o reducción es poco probable, pero la pelea política es inevitable, ya que hay preocupaciones tanto en la izquierda como en la derecha. Hasta el momento la oposición no ha detenido o reducido la ayuda, y se sigue enviando material con apoyo bipartisano. Lo que es nuevo son los decepcionantes resultados de la contraofensiva ucraniana”.
La administración del demócrata Joe Biden ha comprometido cerca de 75.000 millones de dólares en los 18 meses de guerra entre Ucrania y Rusia, sin contar los adicionales 21.000 millones que pidió aprobar. La suma es mayor, por ejemplo, a la mitad de asistencia que Estados Unidos ha dado a Israel desde su fundación en 1948.
Según la revista Foreign Affairs, que publicó un artículo llamado “¿Abandonará Occidente a Kiev?”, el compromiso de Occidente con Ucrania no debe darse por sentado. “Algunos elementos políticos en Europa y Estados Unidos están cuestionando el apoyo a largo plazo a Ucrania. Esas voces siguen siendo la minoría, pero se están multiplicando y volviendo cada vez más ruidosas. En Estados Unidos, la guerra en Ucrania se ha vuelto el último punto en la pelea sobre cuánto deben comprometerse (y gastar) los norteamericanos por lo que pasa con sus aliados al otro lado del Atlántico”, indica la publicación.
Para peor, señala Foreign Affairs, “incluso si la contraofensiva agarra vuelo, no terminará pronto con la guerra. Quienes apoyan a Ucrania aún no tienen claro en qué consiste la victoria que esperan, lo que presenta un problema político. Y fuera de Ucrania, otras historias no relacionadas con la guerra son las que dominan las noticias. Cuanto más dure el conflicto, más se desvanecerá en un segundo plano la lucha entre David y Goliat, alimentando una percepción de inutilidad y reforzando los llamados a encontrar al menos una solución cosmética”.
Richard Kemp, columnista de The Telegraph, asegura que el tiempo se le está acabando a Ucrania. “Luego de 18 meses de guerra, la pregunta ya no es si la alianza occidental va a desfallecer, sino cuándo. Desde el principio, a pesar de hacer las señales necesarias y suministrar algo de equipo militar, Francia y Alemania, en particular, han sido socios reacios. Sus líderes a menudo han parecido más preocupados por encontrar una ‘rampa de salida’ para Vladimir Putin que por expulsar a sus fuerzas de Ucrania”, recuerda el oficial retirado del Ejército británico.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.