Los 580 días de Lula tras las rejas en Brasil
Entrevistas, visitas de su novia y ejercicios diarios marcaron el período en que el expresidente brasieño alcanzó a pasar en la cárcel tras ser condenado a 12 años por la trama Lava Jato.
"Podré seguir preso 100 años, pero no cambiaré mi dignidad por mi libertad", fue una de las frases más destacadas del expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva en una entrevista tras ser condenado y recluido en la Policía Federal de Curitiba. Es que en los 580 días que el exlíder del Partido de los Trabajadores (PT) pasó detenido no solo dio entrevistas y lanzó críticas contra Jair Bolsonaro, sino era visitado por su novia, mientras en las afueras se mantuvieron cientos de seguidores con el lema "¡Lula Libre!".
Una celda especial de 15 metros cuadrados albergó a Lula en los últimos meses. Uno de los momentos más complejos tuvo lugar cuando en septiembre de 2018 el Tribunal Supremo Electoral (TSE) rechazó su candidatura por el PT para enfrentarse a Bolsonaro en las urnas y fue reemplazado por Fernando Haddad.
Aunque uno de los días más "negros" se dieron este año. En enero, su hermano mayor Genival Inácio "El Vavá" da Silva falleció por un cáncer. A pesar de varias solicitudes de la defensa para acudir al entierro, dos jueces rechazaron la moción argumentando que había poco tiempo para habilitar la logística de escolta policial. Finalmente, a "última hora", autorizaron la salida, pero su hermano ya había sido sepultado por lo que Lula rechazó salir.
En tanto, en marzo pasado, su nierto Arthur Araújo, de 7 años, murió por una infección generalizada. A última hora, la justicia le permitió a Lula salir "temporalmente de prisión" bajo vigilancia para asistir al velorio y entierro. Meses antes, en noviembre, había podido salir para declarar por uno de los casos que mantenía pendiente.
Durante este período, el exmandatario publicó varias cartas y dio entrevistas. Además, habría leído y escrito bastante. Según la prensa brasileña, Lula mantenía una "estricta rutina" en la cárcel que incluía despertar a las 6 de la mañana, para dos horas más tarde dejar su celda en el cuarto piso para desayunar. Además, casi a diario realizaba ejercicios en una trotadora con la que contaba en su celda, lo que fue confirmado hoy, ya que horas antes de su liberación la cuenta oficial de Twitter del expresidente publicó un video en que se le veía ejercitando.
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Cada jueves, el líder petista recibía visitas de su familia, amigos y colegas. Uno de ellos era Rosângela da Silva, socióloga de 40 años y la mujer que le ha robado el corazón al político, quien ya había enviudado dos veces. La prensa brasileña estalló al conocer el romance que se fue profundizando tras las rejas. Al salir de prisión, Lula la presentó como su "futura esposa".
Tras conocer el fallo de la Corte Suprema, la novia de Lula utilizó su cuenta oficial de Twitter para señalar "¡Mañana te voy a buscar! ¡Espérame! #nuestroamorsiemprevencerá, #elamornosaproxima y #teamosiempre".
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