Macron enfrenta una nueva batalla en Francia: la reforma a las pensiones

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El aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años es una de las principales críticas que hacen los grandes gremios, que anunciaron una serie de protestas.


Una nueva batalla acaba de asumir el Presidente francés Emmanuel Macron. En su campaña presidencial en 2017 prometió una reforma a las pensiones con la creación de un "sistema universal" y en julio de este año el encargado de realizar las propuestas, Jean-Paul Delevoye, las presentó al Ejecutivo. Sin embargo, varios actores sociales ya han hecho ver su descontento con estas recomendaciones, mientras que la Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los sindicatos más grandes de Francia, anunció movilizaciones para el 24 de septiembre. Además, para mañana se espera que otro de los grandes gremios franceses, Fuerza Obrera, lidere otra movilización. Según indicó la semana pasada el primer ministro galo Édouard Philippe, el proyecto deberá ser votado a fines del verano boreal de 2020.

Una difícil reforma

La propuesta de Macron forma parte de lo que en Francia se conoce como "la gran reforma", que ha intentado implementarse desde 1995, durante el gobierno de Jacques Chirac. Sin embargo, fracasa y vuelve a fracasar. Por eso, el desafío no es menor para el gobernante francés, a casi un año de la revuelta de los "chalecos amarillos", que lo hizo retroceder en el alza a los combustibles y en una serie de otras materias.

Con esta compleja reforma se da por iniciado el acto II del quinquenato de Macron, que según Philippe estará marcado por "más escucha y más diálogo con los organismos intermedios", dejando atrás otras polémicas como la reforma laboral.

"Una real revisión de nuestro sistema de jubilación es lo que debe hacerse. Esta refundación debe preservar el marco al que están unidos los franceses: el de un sistema de reparto, fundado sobre la solidaridad entre generaciones, teniendo en cuenta las carreras de cada uno, pero garantizando un alto nivel de solidaridad", indica el documento en donde se presentan las propuestas de este nuevo sistema "universal" que sería en base a puntos que serán acumulados a lo largo de toda la vida laboral en función de las cotizaciones.

Un euro

Los defensores de este plan sostienen que es un "claro progreso hacia una mayor justicia social". La clave está en que un euro cotizado daría los mismos derechos a cada cotizante, sea cual sea su trabajo. El proyecto beneficiaría especialmente a agricultores, artesanos, vendedores y mujeres que han trabajado a tiempo parcial.

"La reforma de pensiones es un importante problema político y económico en Francia. Este tema vuelve regularmente a la agenda. Se han destacado no menos de seis reformas en los últimos 20 años: 1993, 2003, 2008, 2010, 2012, 2014 ...", explica a La Tercera Victor Poirier, del think tank francés Institut Montaigne y especialista en temas de finanzas públicas.

Uno de los puntos que causa reticencia es que el plan propone elevar a 64 años la edad de jubilación para poder cobrar la pensión completa, frente al mínimo de 62 años establecido en el sistema actual que se compone de 42 regímenes distintos. Pero retirarse a los 62 años seguirá siendo legal, sin embargo, quien lo haga perderá un 10% de su pensión. Para quien se jubile a los 63 años perderá el 5%.

El experto sostiene que el "nuevo sistema universal tiene como objetivo proporcionar más transparencia al sistema de pensiones". El Institut Montaigne ya había presentado en 2016 las virtudes de una reforma, además de señalar que el actual sistema es "una fuente de injusticia social".

La primera generación en verse afectada por este plan sería la de 1963, puesto que la reforma debería entrar en vigor en 2025. De todas formas, el gobierno indica que habrá largos períodos de transición.

El tema de la "edad de equilibrio" que se propone a los 64 años ha generado críticas, al igual que el fin de los regímenes especiales de pensiones. Por eso, el 13 de septiembre los trabajadores del Metro, quienes bajo el sistema actual se pueden jubilar a los 55 años, se declararon en huelga, paralizando París. Esta semana también hubo huelgas de otros sectores como los abogados, de aerolíneas, enfermeros, etc.

Pero de alguna forma, Macron aprendió la lección y anticipándose al descontento en las calles, anunció una concertación con los sindicatos en un proceso de diálogo que también se extenderá a la ciudadanía. El jueves pasado, cuando el primer ministro reafirmó su deseo de "eliminar los regímenes especiales" y hacer que el sistema de pensiones sea "más justo", también quiso dejar en claro su compromiso de querer hacer las cosas bien, escuchando a los sindicatos y a la opinión pública

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