Pedro Sánchez se someterá a investidura el próximo 23 de julio en medio de incertidumbre por apoyos
A partir de ese momento comienza el plazo de dos meses previsto por la Constitución española para elegir un nuevo jefe del Ejecutivo. En caso contrario, se convocarían nuevas elecciones.
El líder socialista español, Pedro Sánchez, se someterá a la votación parlamentaria para su investidura como presidente del gobierno el 23 de julio próximo, pero pendiente aún de negociar el apoyo de otras fuerzas políticas para conseguir el respaldo de la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados.
A partir de ese momento comienza el plazo de dos meses previsto por la Constitución española para elegir un nuevo jefe del Ejecutivo. En caso contrario, se convocarían nuevas elecciones, aunque Sánchez, presidente del Gobierno en funciones, tiene todavía tres semanas para acordar los apoyos a su candidatura.
La presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, anunció este martes las fechas del debate de investidura tras hablar telefónicamente con Sánchez, que asiste en Bruselas a una reunión de líderes de la Unión Europea.
"España necesita un Gobierno cuanto antes para seguir avanzando hacia la igualdad, la transición ecológica justa, la digitalización y el fortalecimiento del proyecto europeo", argumentó después el candidato socialista en Twitter.
Sánchez dispone de los 123 diputados socialistas (de un total de 350), pero requerirá el apoyo de al menos 176 en la primera votación.
Si no consiguiera la mayoría absoluta, el jueves 25 de julio tendrá una segunda oportunidad, en la que necesitará mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra, de manera que la eventual abstención de algunos diputados podría ser decisiva para obtener la confianza del Congreso.
El debate de investidura comenzará el 22 de julio, cuando Sánchez presente su programa de Gobierno. A continuación le responderán los grupos parlamentarios y, finalmente, se votará su candidatura, el día 23.
El 6 de junio pasado, el jefe del Estado, el rey Felipe VI, encargó al secretario general de los socialistas españoles que se sometiera a la investidura, tras ganar con mayoría relativa las elecciones parlamentarias del 28 de abril.
Después de varias semanas de tanteos políticos y conjeturas, Sánchez se ha decidido a pedir el respaldo de la cámara para renovar como presidente del Gobierno, a pesar de no haber cerrado hasta ahora ningún acuerdo explícito con otros partidos parlamentarios.
Algunos analistas lo interpretan como un desafío, por el riesgo de tener que convocar elecciones de nuevo, algo que ya ocurrió en junio de 2016, después de los comicios de diciembre de 2015 y de que ningún candidato tuviera apoyos suficientes entonces para ser jefe del Ejecutivo.
Tanto ministros en funciones de Sánchez como dirigentes socialistas han repetido últimamente que no habría otro intento de investidura si falla el primero, lo que abocaría a la repetición electoral.
Los socialistas han negociado hasta ahora fundamentalmente con la coalición de izquierdistas Unidas Podemos (42 diputados), pero sin resultados. Los primeros se reafirman en gobernar en solitario, apoyados en acuerdos parlamentarios; y los segundos aspiran a tener ministros en un gobierno de coalición dirigido por Sánchez.
Por lo que se conoce públicamente, las negociaciones siguen bloqueadas, a pesar de varias reuniones entre el propio Sánchez y el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Después de conocer las fechas de la investidura, la portavoz parlamentaria de Unidas Podemos, Irene Montero, advirtió en Twitter de que "Sánchez camina a una investidura fallida sin negociar nada con nadie", aunque no renunció a un "posible un gobierno de coalición progresista en julio".
Según la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, ahora se abre un espacio de diálogo y trabajo para conseguir acuerdos y consensos. "Ojalá haya respuesta y responsabilidad para poder tener definitivamente un gobierno", deseó en declaraciones a la prensa sin mencionar a ningún partido en concreto.
Pero un acuerdo entre los socialistas y Podemos, no sería suficiente para llegar a los 176 votos que Sánchez necesitará en la primera votación, así que dependería también de grupos pequeños, como los nacionalistas vascos o, incluso, independentistas catalanes, que tampoco han precisado el sentido de su voto.
En este ambiente de incertidumbre, el socialista José Luis Ábalos -número dos del Partido Socialista- ha sugerido alguna vez a las grandes fuerzas opositoras que se abstengan en una segunda votación (sería la del día 25) para evitar, advirtió, nuevas elecciones y la inestabilidad política.
En concreto, apeló a la "responsabilidad" de los conservadores del Partido Popular (65 diputados) y los liberales de Ciudadanos (56), pero estos se reafirman en que votarán en contra del candidato socialista.
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, fue contundente hoy al asegurar que no piensa hablar más con Sánchez sobre su investidura: "Yo no voy a perder el tiempo ni a hacer perder más tiempo", subrayó.
Y el líder conservador, Pablo Casado, criticó "la estrategia partidista y personal" de Sánchez y le pidió que aclare si pretende una repetición electoral o renovar los apoyos parlamentarios de izquierdistas, nacionalistas e independentistas, con los que ganó una moción de censura al conservador Mariano Rajoy hace 13 meses.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.