Prensa brasileña asegura que Bolsonaro se ausentaría del cambio de mando de Lula por viaje a EE.UU.

Jair Bolsonaro
El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, posa para una selfie con un partidario mientras hace campaña para la reelección en el asentamiento de trabajadores rurales Nueva Jerusalén, en Brasilia, el 24 de octubre de 2022. Foto: AP

De concretarse este escenario, el presidente del Senado y del Congreso, Rodrigo Pacheco, sería el favorito para entregar la banda presidencial al nuevo mandatario, tras la negativa también del vicepresidente de Bolsonaro, Hamilton Mourão.


Declarado admirador de Donald Trump, Jair Bolsonaro parece seguir los pasos del exmandatario estadounidense. Luego de negarse a reconocer abiertamente el triunfo del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en la segunda vuelta del 30 de octubre pasado, del mismo modo como el político republicano lo hizo con el demócrata Joe Biden, esta vez el saliente presidente brasileño replicaría otra conducta del magnate.

Según la prensa local, Bolsonaro habría tomado la decisión de viajar a Estados Unidos para pasar allá el fin de año y así no verse obligado a entregar la banda presidencial al líder del Partido de los Trabajadores (PT) en la toma de investidura del próximo 1 de enero en Brasilia. Casualmente, su destino sería Florida, el mismo estado al que Trump se trasladó el 20 de enero de 2021, cuando se convirtió en el primer presidente saliente desde Andrew Johnson en 1869 en no asistir a la ceremonia del Día de Investidura.

El diario O Globo informó que este miércoles por la mañana un avión presidencial despegó rumbo a Orlando, uno de los posibles destinos de Bolsonaro. Esta aeronave suele ser utilizada en la preparación de los viajes del presidente y suele partir días antes hacia el lugar a donde va Bolsonaro, consignó el periódico.

Jair Bolsonaro asiste a la ceremonia en la Escuela Naval de Río de Janeiro, el 10 de diciembre de 2022. Foto: AP

Al respecto, la revista Fórum entregó más detalles, al asegurar que un avión de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) partió de Brasilia a las 0.48 horas de este miércoles, hizo escala en Boa Vista, de donde partió a las 5.13 horas con destino a Orlando, Florida.

También este miércoles se publicó en el Diario Oficial de la Unión una autorización para que una funcionaria del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) viaje a Miami para “componer el equipo de seguridad de la familia” de Bolsonaro. Según el diario carioca, la agente debe acompañar a la primera dama Michelle Bolsonaro. Orlando y Miami están en el mismo estado, Florida, separados por unos 380 kilómetros.

El viaje de la sargento segundo Aline Amâncio Oliveira estaba previsto para este miércoles y se extendería hasta el jueves 29, informó el portal G1 de Globo. Es práctica de Seguridad Institucional que militares realicen viajes preliminares para hacer los preparativos para la llegada de las autoridades, detalló el medio brasileño. Aline Amâncio es oficial de seguridad personal en la Secretaría de Seguridad y Coordinación Presidencial del GSI.

Los aliados intentaron convencer al presidente para que convocara, antes de viajar, a una reunión de despedida con ministros y asesores más cercanos, indicó O Globo. En una entrevista con CNN Brasil, sin embargo, Bolsonaro negó el martes por la noche que tuviera la intención de realizar la reunión, así como que pretendiera abandonar el país este miércoles, sin referirse a ninguna fecha futura.

Un reportaje de Leandro Magalhães, de CNN, afirma que el presidente saliente habría catalogado los dos temas como “fake”. “¿Reunión de despedida? Fake. Tampoco viajo mañana. Fake”, le habría dicho Bolsonaro al periodista. El diario O Estado de Sao Paulo había informado que el viaje a Florida estaba planeado desde la semana pasada, según los asistentes del presidente, quienes indicaron que viajaría este miércoles 28.

Partidarios de Lula junto a una pancarta con la imagen del presidente electo frente al edificio del Congreso, en Brasilia, el 28 de diciembre de 2022. Foto: AP

Sus aliados también habrían sugerido a Bolsonaro que grabara un mensaje para sus seguidores. Pero un ala del entorno del presidente habría considerado que la premura por irse podía ser mal vista y calificada como una especie de escape.

Un asesor cercano y amigo del presidente citado por O Estado de Sao Paulo dijo que Bolsonaro había perdido el timing y que ahora era mejor enviar mensajes a sus seguidores después de la toma de posesión de Lula.

Según este colaborador, el discurso del presidente podría traerle problemas con la justicia si provoca una movilización aún mayor de bolsonaristas que impugnan la elección de Lula y exigen un golpe de Estado. Algunos de ellos se involucraron en intentos de provocar explosiones que se han caracterizado como actos de terrorismo por parte de funcionarios del gobierno del Distrito Federal y ministros de Lula. En cambio, si opta por un tono suave, Bolsonaro podría defraudar y desmovilizar a muchos de sus seguidores, pondera este mismo asistente presidencial.

El eventual viaje de Bolsonaro ha sido objeto de críticas. El futuro ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, diputado federal del PT por Sao Paulo, dijo que el presidente “huyó” de Brasil y se mostró como un “líder de barro”, según él incapaz de liderar la derecha.

Para el futuro ministro del Palacio de Planalto, el presidente “incitó a las hordas bolsonaristas a irrespetar la elección y la Constitución y a transformar los frentes de los cuarteles en verdaderas incubadoras de hechos violentos”.

Ante la negativa de Bolsonaro y de su vicepresidente, Hamilton Mourão, de entregar la banda presidencial, los aliados de Lula analizan recurrir a un decreto firmado en 1910 por el mariscal Hermes da Fonseca. El texto prevé que el Presidente de la República, al prestar juramento, recibirá el distintivo “de manos del presidente del Congreso o del presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), según tome posesión ante tal o cual poder”.

Trabajadores cargan objetos en un camión en movimiento frente al Palacio de Planalto en Brasilia, el 16 de diciembre de 2022. Foto: Reuters

Así, la propuesta que ganó adeptos entre los integrantes del equipo que prepara la toma de posesión de Lula para resolver el impasse en torno a la entrega de la banda presidencial es encomendar la misión al presidente del Senado y del Congreso Nacional, Rodrigo Pacheco.

“Como nadie en el entorno de Pacheco piensa que la reservada presidenta del STF, Rosa Weber, aversiva al protagonismo público, querrá asumir el cargo, los asesores del presidente del Senado comenzaron a sugerirle que tomara la iniciativa y propusiera pasar la banda a Lula”, señaló O Globo.

Además de la opción de Pacheco también se barajaron otras como la del presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira; la de la expresidenta Dilma Rousseff -como una suerte de reparación histórica por el juicio político contra ella que luego se demostró infundado-, o incluso la de convocar a un grupo de personas que representaran las poblaciones de riesgo de Brasil, detalló el medio brasileño.

El diario Folha de Sao Paulo recuerda que nada obliga a Bolsonaro a entregarle la banda a Lula. La presencia de un presidente en la toma de posesión de su sucesor es jurídicamente irrelevante, lo único que determina la Constitución (Artículo 78) es que el mandatario electo y su vicepresidente participen en sesión solemne del Congreso para jurar el cumplimiento de las leyes.

Aún así, según la antropóloga Lilia Schwarcz, no se debe pasar por alto la importancia del ritual, ya que representa un momento de unidad más allá de los desacuerdos partidistas. “Entregar la bandera significa que se está transmitiendo poder, que se están superando diferencias políticas en nombre de la democracia, así como fricciones y divergencias en los planes de gobierno que pueden haberse hecho más evidentes durante la campaña”, dijo Schwarcz al periódico paulista.

Un hombre junto a una tienda de campaña en un campamento durante una protesta realizada por los partidarios de Bolsonaro contra Lula, frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia. Foto: Reuters

No fue casualidad que la ceremonia del 1 de enero de 2003 llamara tanto la atención, cuando Fernando Henrique Cardoso (PSDB) le puso la banda a Lula. El gesto indicaba la alternancia pacífica del poder entre dos opositores políticos elegidos por voto directo. Era un signo de madurez democrática, apunta Folha.

Para Schwarcz, profesora de la Universidad de Sao Paulo, repetir esa imagen sería importante en un momento en que el país está dividido. “Significaría una apuesta por el futuro y por la lógica virtuosa de la política, que siempre ha implicado la formación de consensos, no el mantenimiento de polaridades”.

Según la historiadora Isabel Lustosa, autora del libro Historias de Presidentes, también hay un significado para el público bolsonarista: se trata de mostrar que a él no le importan los rituales, porque serían tonterías o hipocresía. “Es la época de las groserías, y Trump está ahí como buen modelo”, comentó Lustosa a Folha. “Son reglas de vida en sociedad (que rechazan), como decir buenos días, decir gracias, pedir permiso”.

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