Relator de la ONU pide que las ejecuciones en Myanmar sirvan como “punto de inflexión” para abordar la crisis
La ejecución de cuatro opositores y activistas son las primeras que se llevan a cabo en el país desde que el líder estudiantil de la etnia chin, Salai Tin Maung Oo, fue ahorcado por el régimen autoritario del dictador general Ne Win en la prisión Insein de Rangún en 1976.
El relator especial de Naciones Unidas para la situación de los Derechos Humanos en Myanmar, Tom Andrews, ha pedido a la comunidad internacional que la ejecución de cuatro opositores y activistas sirvan como “punto de inflexión” para dar un paso al frente y tomar medidas frente a la grave crisis que atraviesa el país asiático.
“Estoy devastado por las noticias que llegan sobre la ejecución del activista Ko Jimmy y el diputado Zeyar Thaw, ejecutados junto a otras dos personas. Los miembros de la ONU deben honrar sus vidas haciendo de estos actos depravados un punto de inflexión”, ha indicado en un comunicado.
Así, ha dicho sentirse “indignado” por lo sucedido y ha trasladado todo su apoyo a “las familias, amigos y seres queridos”, además de “a todo el pueblo de Myanmar, “que es víctima de las medidas de la junta militar y sus atrocidades”.
“Estos individuos han sido juzgados y condenados por un tribunal militar sin tener derecho a apelar la decisión judicial y sin contar con ningún tipo de asesoramiento legal, en una clara violación de los Derechos Humanos”, ha aseverado.
En este sentido, ha señalado que el “asesinato sistemático de manifestantes, los ataques indiscriminados contra localidades, y ahora la ejecución de líderes opositores, requiere medidas inmediatas por parte de los Estados miembro de Naciones Unidas”. “¿Qué más tiene que hacer la junta para que la comunidad internacional responda?”, ha puntualizado.
Además, ha acusado a la junta militar de “reírse” de los cinco puntos propuestos por la Asociación de Naciones de Sudeste Asiático (ASEAN) a modo de ‘hoja de ruta’ para encauzar al país y ha incidido en la necesidad de “tomar medidas que estén a la altura de estos actos inconmensurables”.
Se trata de las primeras ejecuciones que se llevan a cabo en el país desde que el líder estudiantil de la etnia chin, Salai Tin Maung Oo, fuera ahorcado por el régimen autoritario del dictador general Ne Win en la prisión Insein de Rangún en 1976.
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