Rusia y la nueva lucha mundial por el control de África
Los intereses políticos y económicos de Moscú en el continente africano entran en disputa con los de China.
Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética gozó de una posición privilegiada en África. Ejemplos de su influencia en ese continente hay muchos, como los procesos independentistas en Angola, Mozambique y la República Democrática del Congo. En algún momento de su historia, estas naciones recibieron apoyo de la URSS.
Sin embargo, estos vínculos se diluyeron tras el colapso de la superpotencia en 1991 y ahora, casi 30 años después, el Presidente Vladimir Putin pretende retomar ese lazo con el continente africano. Pero aquello no sería tarea fácil, puesto que entraría a competir con China, que ha ejercido una fuerte campaña de inversiones en África, y con otros países como Francia, que ha demostrado un creciente interés en la región.
África se erige cada vez más como un territorio deseado por las grandes potencias. Para el vicedirector de investigación del Instituto de Estudios Africanos de la Academia Rusa de Ciencias, Dmitri Bondarenko, se trata de una "nueva lucha mundial por África". Según el experto, durante la época colonial y la Guerra Fría los países que luchaban por el control de África eran muy limitados, pero hoy Brasil, India, Australia, Turquía, Israel, Corea del Sur e Irán, que anteriormente no habían estado activos en el continente, han comenzado a mostrar interés.
"Esta es una diferencia significativa de la 'nueva lucha para África' en comparación con las antiguas. Muchas de las llamadas naciones desarrolladas necesitan cada vez más recursos africanos, mercados para vender sus productos y espacio para las actividades de sus compañías de todo tipo", explica Bondarenko a La Tercera.
Por ello, ante las crecientes oportunidades de la región, Rusia regresa a África. "Después de una larga ausencia desde el final de la URSS hasta 2010-2011, Rusia comenzó por renovar los vínculos con los países con los que tenía relaciones sólidas, como Guinea, y luego aprovechó todas las oportunidades y se extendió a otros países donde nunca había tenido relaciones privilegiadas, como República Centro Africana", aseguró a La Tercera Leslie Varenne, del Instituto de Vigilancia y de Estudio de las Relaciones Internacionales y Estratégicas y experta en África.
Ricos recursos
Rusia está aumentando gradualmente su influencia, principalmente a través de inversiones estratégicas en energía y minerales. Las principales inversiones rusas en África tienen que ver con el petróleo, gas y energía nuclear. La minería es la segunda área de interés del Kremlin, puesto que el continente posee riquezas particularmente en Zimbabwe, Angola, República Democrática del Congo, Namibia y República Centro Africana. También las armas son una importante fuente de comercio entre ambas regiones. Rusia vendió el doble de armas a los países africanos en 2017 que en 2012.
La interacción comercial entre Rusia y África creció un 185% entre 2005 y 2015, según la ONU. En 2017 el comercio entre ambas partes aumentó un 26%, a US$ 17.400 millones. Pero China lidera los vínculos comerciales con el continente (US$ 204 mil millones) y acoge a cerca de 10.000 empresas chinas. Entre los proyectos de Beijing destacan planes para construir 30.000 km de autopistas, generar 20.000 megavatios de electricidad y depurar al día nueve millones de toneladas de agua.
"Lucha política"
"En el momento actual de recientes y desafortunadas confrontaciones entre las grandes potencias (Rusia contra EE.UU., EE.UU. contra China), África se está convirtiendo en otro campo de lucha política una vez más, después de la Guerra Fría", advierte Bondarenko. En esa línea, Rusia corre con ventaja para generar lazos políticos con algunos países donde los regímenes que gobiernan no esperan apoyo de Occidente y además, temen acercarse demasiado a Beijing. "China tiene en África reputación de ser un 'depredador' poderoso, demasiado seguro de sí mismo y demasiado cínico para tener en cuenta los intereses de los africanos", comenta el experto.
Por eso, para algunos analistas, este acercamiento de Rusia hacia África tiene un trasfondo netamente político. "Hay una gran cantidad de políticas de poder en juego. Rusia es consciente de que EE.UU. se ha quedado 'dormido al volante' en relación a África durante unos años. El Presidente Trump parece estar completamente desconectado", señala a La Tercera, Terence McNamee, experto del Programa África del Wilson Center.
Al aliarse con países africanos, Rusia también estaría buscando nuevos pactos tras las sanciones de Occidente luego de la anexión de Crimea en 2014. "Rusia está buscando apoyo para su posición en la ONU", señala Alex Vines, director del programa de África en Chatham House. "Un análisis a la votación en el Consejo de Seguridad por parte de miembros no permanentes al igual que en la Asamblea General de la ONU muestra una influencia creciente de los países más comprometidos con Rusia", añade Vines.
Pese a que Rusia está lejos de desarrollar la ambiciosa propuesta de China, las acciones del Kremlin no han pasado desapercibidas. En diciembre, el asesor de seguridad nacional de EE.UU. John Bolton, anunció una nueva estrategia para disputarle la influencia a Rusia y a China en el continente africano.
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