Una crisis de larga data: las claves del presente político de Bolivia
A poco menos de un año para que se realicen las próximas elecciones presidenciales en Bolivia, el panorama se presenta caótico. Al quiebre del partido del oficialismo se suman bloqueos en las rutas, la denuncia de estupro contra Evo Morales, el juicio a la exmandataria Jeanine Áñez y las complicaciones económicas del país.
Han sido meses -y años- turbulentos en Bolivia. Al menos, desde una mirada política. A las recientes denuncias de estupro en contra del expresidente Evo Morales, que se arrastraban desde hace años, se suma la larga disputa por el control del partido oficialista con su antiguo delfín, el actual Presidente Luis Arce; los bloqueos y marchas de seguidores de Morales; la ausencia de dólares y falta de combustible; y el juicio contra la exmandataria Jeanine Áñez, quien asumió la presidencia -mediante un golpe de Estado, ponderan algunos- tras la caótica salida de Evo del poder, en 2019.
Y cuando queda menos de un año para las próximas elecciones, el escenario todavía no entrega mucha claridad de cómo terminará este nuevo ciclo político. A continuación, las claves para entender la crisis de Bolivia.
La disputa por el poder
En el centro del conflicto del país andino está la lucha por el control del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del oficialismo político. Para entenderlo, es necesario retornar a la anterior elección presidencial, la de 2019. No pasaron muchos días desde la victoria de Evo Morales en las urnas para que las protestas explotaran. Denunciaban un fraude electoral masivo, lo que luego sería calificado como tal por la Organización de Estado Americanos (OEA), en una decisión que sería posteriormente criticada por otros organismos.
Evo, cuyo hogar incluso fue atacado por los manifestantes, decidió partir a México, donde el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador le otorgó asilo y, de paso, provocó la semilla de la crisis actual. Nominó a su ministro de Economía por más de una década, como su delfín político, según algunos analistas, con la esperanza de que en el siguiente período Morales lograra postularse una vez más a la presidencia.
Pero Arce no estaba de acuerdo con ese plan, lo que desató una grieta al interior del MAS visible hasta el presente. Esto quedó refrendado por un fallo del Tribunal Constitucional boliviano, que señaló que solo se puede ejercer el mandato presidencial durante dos períodos, continuos o discontinuos, lo que inhabilitaría a Morales para volver a ejercer el rol de mandatario.
De ese modo, “arcistas” y “evistas” mantienen una lucha por hacerse con el control del partido. ¿El último de sus cruces? A mediados de septiembre, tras un mitin de la facción “evista”, se enfrentaron lanzándose piedras y palos en la ciudad de La Paz, resaltando el nivel del desacuerdo entre ambos grupos.
Evo y el cerco judicial
La política no es la única preocupación de Evo Morales. Una serie de acusaciones de carácter legal han estrechado el cerco del expresidente, lo que ha desatado manifestaciones por parte de sus seguidores.
En teoría, se trata de la reactivación de una antigua denuncia por estupro agravado con trata de personas contra el político, la que fue puesta en marcha nuevamente por la Fiscalía de Tarija (sur) y que conllevó la momentánea -no alcanzó a durar un día- orden de arresto contra Morales.
La joven denunciante, hoy de 23 años y con una hija que, denuncia, es del exmandatario, está en calidad de desaparecida, desatando las alarmas. Al momento de la supuesta relación, en 2015, tenía apenas 15 años.
“Hay dos hipótesis donde podría encontrarse esta mujer que cuando era niña ha sido víctima por parte del señor Evo Morales. Uno, se encontraría en el país o podría estar en Argentina en atención a la colindancia que existe entre el municipio de Yacuiba y este hermano país”, afirmó el ministro de Gobierno, Eduardo De Castillo, ante la consulta de los periodistas sobre el paradero de la presunta víctima de Morales.
Bloqueos a rutas
En una línea similar con el complejo presente judicial de Morales, su facción ha echado a correr su maquinaria en las calles llamando a bloqueos y marchas en Bolivia, acrecentando la crisis política y social. Este viernes se cumplió el quinto día consecutivo de piquetes en carreteras que conectan a Cochabamba con las principales ciudades del país, actividades realizadas, según sus seguidores, en defensa del líder cocalero.
Desde que se inició la movilización, 570 camiones cisterna se han mantenido varados en el camino, consignó Infobae, lo que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) calificó como un “atentado” al abastecimiento de combustible.
El director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, Germán Jiménez, anunció que desde la tarde de este domingo se distribuiría a las estaciones de servicio de La Paz y El Alto dos “lotes” de gasolina que ingresaron desde Arica, Chile. Otra cantidad del carburante ingresaría hasta la planta de Senkata vía ductos desde Cochabamba, informó el diario La Razón.
Si bien las fuerzas de orden han intervenido desde el mismo lunes, dispersando algunos focos de protestas, los manifestantes se han reorganizado rápidamente, incluso utilizando dinamita para amedrentar a los policías, informó France 24.
Leonardo Loza, senador cocalero afín a Evo Morales, aseguró el miércoles pasado que los más de 100 sindicatos presentes en la zona solo iban a finalizar los bloqueos si el gobierno de Luis Arce cesa “la persecución política” contra el exmandatario. “Si quieren diálogo, digan que Evo Morales está habilitado para ser candidato a la Presidencia. Si quieren diálogo, levanten los ocho procesos contra Evo Morales”, añadió.
Este domingo, el dirigente campesino evista, Ponciano Colque Cruz, desahució cualquier acercamiento para dialogar con el gobierno, pidió “paciencia” a los transportistas y dijo que la única salida a este conflicto creciente es que Arce convoque a elecciones cuanto antes o renuncie a la presidencia. “A este gobierno yo quiero decir sinceramente: con nosotros ya no hay diálogo. Hemos agotado todas las instancias, así que (Luis Arce) va a tener que nomás, eh… convocar a elecciones generales o dejar la silla presidencial porque no queda otra (sic)”, afirmó el dirigente evista a radio Panamericana.
Juicio a Áñez
También en el ámbito judicial, pero con otra protagonista, volvió a la palestra pública el juicio contra Jeanine Áñez, quien ofició como Presidenta en el vacío de poder que quedó tras la salida de Morales. Luego de una proclamación polémica en una sesión legislativa que carecía del quorum necesario y que fue avalado por un comunicado del Tribunal Constitucional Plurinacional, operó brevemente como jefa de Estado desde el 12 de noviembre de 2019.
Casi un año después, el 7 de noviembre de 2020, cesaría sus funciones como mandataria interina, y cuatro meses después, y sin ser avisada que formaba parte de un juicio, fue detenida de forma sorpresiva por orden de la Fiscalía Nacional: estaba siendo acusada por los presuntos delitos de “sedición, terrorismo y conspiración”. Para mayo de 2022, el Tribunal Primero de Sentencia Anticorrupción de La Paz la condenó a 10 años de prisión.
Sin embargo, la semana pasada volvió a ser noticia luego de que un tribunal de La Paz rechazara enjuiciar a Áñez por la presunta planificación de un golpe de Estado contra Evo Morales. Durante el primer día de juicio, la corte decidió apartarla del proceso, pero no es una victoria total para la fugaz exmandataria.
Áñez seguirá cumpliendo su condena de 10 años por los hechos violentos ocurridos en protestas de 2019. Solo se evitó que fuera doblemente juzgada, pues la fiscalía buscaba que fuera juzgada por “terrorismo, asociación delictuosa y uso indebido de influencias”, por lo que buscaban otros 20 años de pena de cárcel.
“No se ha restituido la libertad” de la exmandataria, se lamentó ante la prensa local su abogado, Luis Guillén. “Por lo tanto, no la podemos considerar una victoria, sino que lo consideramos como un respeto (…) a la prohibición de un doble procesamiento”, cerró.
Desorden económico
En una arista distinta, pero igual de relevante, está la ausencia de dólares que hace meses aflige al país altiplánico. Desde el inicio de la crisis política, Bolivia ha enfrentado “una notable reducción de las reservas internacionales del país”, ponderó el portal The Conversation.
Es más, según el sitio, “las actuales reservas, de unos 1.800 millones de dólares, son aproximadamente una décima parte de las que existían hace 10 años. Además, la mayor parte de esos casi 1.800 millones no son líquidos, ya que son oro”.
La alarmante escasez de la divisa estadounidense alarma a los economistas locales porque parte importante de los bienes de consumo son importados. Esto ha provocado la creación de un mercado negro de dólares, donde el tipo de cambio es mucho más alto que el oficial. Y, al mismo tiempo, ha generado el aumento de los precios de productos básicos.
“Personalmente he estimado que tenemos 13 tipos de cambios paralelos, entre formales e informales”, dijo el economista boliviano y consultor financiero internacional Jaime Dunn a BBC Mundo, a fines de julio.
Se trata del aparente ocaso del “milagro económico boliviano”, muchas veces endosado al actual mandatario y exministro de economía, Luis Arce.
“La disponibilidad de dólares es cada vez menor. Antes, yo podía sacar lo que quería, pero hoy solo me permiten 100 dólares por día”, señaló Marcelo Pérez al citado medio.
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