Wendy Sherman, la diplomática con que Biden busca disuadir a Putin de que invada Ucrania
Apodada como "Silver Fox" por su pelo cano y la astucia con que lleva sus negociaciones, la subsecretaria de Estado norteamericana enfrenta una semana llena de reuniones entre funcionarios rusos y embajadores de la OTAN.
Pragmatismo, realpolitik, resultados. Todos los perfiles de Wendy Sherman coinciden en su astucia a la hora de negociar, a nombre de Estados Unidos, con las contrapartes más complicadas, entre ellas Irán y Corea del Norte. Esta semana, la subsecretaria de Estado norteamericana tiene una prueba de fuego en Europa, con 100 mil soldados rusos en la frontera con Ucrania aguardando la orden de Vladimir Putin para invadir la exrepública soviética.
Luego de una reunión entre el Consejo de la OTAN y Rusia ayer en Bruselas, la situación se acerca al punto muerto. Mientras Occidente exige la desescalada del Ejército ruso, que oficialmente se encuentra “realizando ejercicios” en el límite con Ucrania, el Kremlin apuesta a un compromiso de la Alianza Atlántica que impida el ingreso de Kiev en ésta.
“Nadie pone 100 mil tropas en una frontera solo para hacer ejercicios militares”, indicó Sherman este lunes, luego de una sesión de seis horas en Ginebra, en la que tanto ella como su par ruso, Sergei Ryabkov, pusieron sus cartas sobre la mesa. Un encuentro que la originaria de Baltimore, de 72 años y pelo cano, no dudó en llamar “difícil”, y en el que el futuro de Europa está en juego.
Pero Sherman está habituada a las conversaciones difíciles.
La carrera de Sherman empezó de una manera poco común para un diplomático de su nivel. Tras estudiar Trabajo Social en la Universidad de Maryland, se dedicó a ayudar a los niños que vivían en orfanatos. En los años 80, luego de trabajar con menores víctimas de abuso, pasó a organizar comunidades en miras a cambiar el sistema de protección de la infancia. En ese camino, llegó a ser directora de la oficina estatal de bienestar infantil, desarrollando así una reputación de operadora política.
Años más tarde se sumaría a la administración de Bill Clinton, siendo la primera mujer en la Subsecretaría de Asuntos Políticos. En ese tiempo, trabajó en un acuerdo con Corea del Norte, en miras a detener los esfuerzos del régimen por fabricar armas nucleares. Luego trabajó como consejera de Madeleine Albright, secretaria de Estado entre 1997 y 2001, llegando a coordinar una visita de Albright a Pyongyang en la que se consiguió una detención del programa nuclear norcoreano.
En 2011, Sherman tomó una misión particularmente difícil: las negociaciones nucleares con Irán bajo la administración de Barack Obama. Ahí, ayudó a concertar el histórico acuerdo nuclear entre el país de Medio Oriente y Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania. Aquel acuerdo, durante el gobierno de Donald Trump, terminó siendo ignorado, pero conversaciones han vuelto a intentar reconstruirlo desde la llegada de Joe Biden al poder.
Fueron los iraníes quienes le dieron su sobrenombre, “The Fox”, debido a la astuta manera en que llevaba las conversaciones con ellos. Sus colegas del Departamento de Estado tomaron el apodo, y durante esas negociaciones comenzaron a vestir poleras en las que se leía “Silver Fox”.
“Como diplomática y negociadora, generalmente no me acerco a este tipo de situaciones bajo la base de la confianza. Lo que trato es respetar el hecho de que los otros países tengan intereses, y que esos intereses a veces sean distintos a los nuestros, y trato de conseguir un entendimiento de parte de ellos”, contó Sherman recientemente a los periodistas desde Ginebra.
Ahora, Sherman se encuentra en Bruselas para seguir las negociaciones con la OTAN y sus 30 embajadores para ver la situación rusa. Al final de la semana se dirigirá a Viena, para más reuniones con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osce), el mayor organismo regional de seguridad. Con su experiencia, conoce tanto la ruta como a los jugadores en el campo, y ellos ya la identifican como una diplomática dura que raramente permite que un “no” sea la última palabra en la mesa.
Pero, a su vez, está muy consciente de los peligros que implica equivocarse: “Hay que tener cierta esperanza en estas discusiones, ya que es difícil para un diplomático trabajar sin ella. Así que sí, tengo esperanza, pero me preocupo más por los resultados”, dijo este lunes luego de su primera reunión con el vicecanciller ruso.
Sherman defenderá a como dé lugar la posición norteamericana -y en general, la de Occidente-, esto es: Ucrania, como país independiente, tiene todo el derecho a querer entrar a la OTAN. El problema para Rusia es que, de ser así, tendría a la Alianza Atlántica en otra de sus fronteras: desde 1997, 14 países entraron al bloque militar. Entre ellos, vecinos y exrepúblicas soviéticas como Estonia y Letonia.
Tras la reunión de este miércoles, Sherman declaró: “No vamos a cerrar la puerta a nuestra política de puertas abiertas de la OTAN. La OTAN no busca confrontaciones con Rusia, estamos comprometidos con la diplomacia y queremos dialogar con Rusia y hay margen para acuerdos en comunicación, transparencia y control de armas. Pero la escalada militar no crea el mejor ambiente para la diplomacia, y es la situación que tenemos”.
Asimismo, en la misma entrevista la subsecretaria de Estado recordó que ha sido Moscú quien, desde hace años, ha optado por la vía violenta para enfrentar estos problemas. “Rusia ya invadió Ucrania en 2014 para quedarse con Crimea. Creemos que hay áreas donde trabajar juntos con Rusia, como dijimos el lunes en Ginebra. Es Rusia la que ha creado esta crisis y la que tiene que desescalarla. ¿Por qué quieren llevar 100.000 soldados a la frontera con Ucrania?”, apuntó Sherman.
El mundo queda atento al tour europeo de Sherman. En su lado, Estados Unidos y sus aliados pueden aplicar sanciones comerciales severas sobre Moscú, y el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken ha mostrado su voluntad de “responder de una manera muy fuerte a cualquier agresión rusa”. En contra, 100 mil soldados rusos esperan al otro lado de la frontera, y cae en Vladimir Putin dar una orden e invadir Ucrania. Todo depende de lo que ocurra esta semana y las gestiones de “Silver Fox”.
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