Agua en las vías, ‘arcos eléctricos’ y aglomeraciones: las principales dificultades en el funcionamiento de Metro en 2024
En la primera mitad del año el sistema de transporte presentó fallas que afectaron su funcionamiento y su imagen, pero, acorde a la empresa, en menor medida que 2023. Como sea, la organización está trabajando en la modernización de la red, al mismo tiempo que avanza con los próximos proyectos.
El domingo 23 de junio se originó quizás si la falla más grande en Metro de Santiago en lo que va de año. Ese día se confirmó el cierre temporal de la estación Bío Bío de la Línea 6, lo que se tradujo en un corte en los tramos desde Cerrillos hasta Franklin y desde Ñuble hasta Los Leones. ¿La razón? Bolsones de agua en las vías. Para solucionarlo la empresa tuvo que realizar la extracción, pero el cierre se extendió por tres días y a la jornada siguiente de ser arreglada la situación, la estación Matta -Línea 3- también se mantuvo cerrada por trabajos de drenaje de agua.
“Una situación compleja y nueva que vivió la empresa este año fue lo que ocurrió con las inusuales lluvias del mes de junio y que provocó el cierre de las estaciones Bío Bío y Matta, ambas de líneas automáticas y ubicadas en sectores de mucha profundidad”, señala Metro a La Tercera. La problemática recayó en que los volúmenes de agua eran muy superiores a lo habitual, cosa que no se había experimentado.
Ariel López, ingeniero especialista en movilidad y diseño de sistemas de transporte, dice que “cuando esto pasa es que hubo una falla estructural importante no prevista” y que “si los estudios hidrogeológicos previos no fueron bien realizados o no previeron esta situación, pone en riesgo todo el diseño”.
En ese sentido, ante la importancia de que Metro opere de forma normal cuando hay lluvias, el experto señala que es “recomendable y criterioso revisar y corregir los estudios de aguas subterráneas, aunque esto genere algún retraso en el proyecto. Es preferible retrasarse unos meses ahora (para la construcción de futuras líneas), que durante décadas cada vez que haya lluvias”.
Pero problemáticas como esa no son las únicas que durante el primer semestre de 2024 afectaron a las más de 2 millones de personas que dependen diariamente del funcionamiento de Metro para trasladarse a sus destinos.
Otro problema recurrente fueron los llamados arcos eléctricos que se producen en diferentes líneas, fenómeno que se produce cuando la corriente salta a través del aire generando descargas eléctricas de mucha potencia, lo que puede llegar a dañar la infraestructura y derretir los componentes.
Justamente, fueron situaciones como estas las que se dieron al menos en tres ocasiones en la primera mitad del año, el 22 de junio se tuvieron que cerrar 10 estaciones de la Línea 1 “debido a un arco eléctrico que generó humo”, señaló la compañía esa vez. Lo mismo pasó el 21 de junio en Vicente Valdés -Línea 4- y el 4 de julio en La Cisterna -combinación Línea 2 y 4A-.
En general, las estaciones que tienden a sufrir más este tipo de fallas son las combinaciones debido a que existe un mayor nivel de estrés y demanda, y menos ventanas de tiempo para hacer mantenimientos. Baquedano, Tobalaba, Los Héroes, Franklin y La Cisterna son las estaciones tradicionalmente afectadas.
En tal sentido, López puntualiza que para prevenir estas fallas se debe mejorar el mantenimiento regular, mejorar los aislamientos y controlar preventivamente el sistema eléctrico para observar irregularidades con anticipación y que cuando ocurre es debido al desgaste de los componentes “por cambios en la humedad del aire que pudieran facilitar arcos eléctricos, sobrecargas electricidad o fallos de aislamiento”.
Para los horarios punta también se dieron casos de grandes aglomeraciones en los andenes, por lo que personal de Metro se vio en la obligación de restringir algunos accesos como medida de seguridad. Desde Metro señalan que para este tipo de horarios funcionan a máxima capacidad con toda su flota de trenes disponibles, considerando que al día se transportan 2,3 millones de usuarios.
Pero a pesar de este tipo de fallas, Metro de Santiago asegura que llevan “varios años con un plan de gestión de averías de alto impacto que nos ha permitido ir consistentemente mejorando los indicadores en términos de tasas de falla, mejorando a su vez la confiabilidad de nuestro sistema”.
En esa línea, aseveran que durante 2023 se evidenció una reducción de aproximadamente el 23% en la tasa de averías de sistemas, sumado a una disminución del 6,5% en la tasa de fallas en los trenes. Y que, respecto de este primer semestre, las tasas de avería están incluso un poco mejor que las observadas el año pasado, tanto los de alto impacto (sobre 5 minutos) como los de menos de 5 minutos. Sin embargo, desde la empresa tienen claro que los eventos vividos generan una sensación de dificultad, lo que se apresuran en aclarar que “no es así”. Y suman: “Desde nuestro enfoque hemos ido evolucionando positivamente a lo largo del tiempo”.
Como sea, lo cierto es que actualmente la empresa se encuentra en desarrollo de un plan de modernización de las líneas más antiguas -1, 2, 4, 4A y 5- que cuenta con un monto de inversión total de 1.309 millones de dólares, el cual considera varios proyectos, como la instalación en Línea 1 de puertas de andén, infraestructura más moderna de cara a pasajeros y trabajadores, mejor iluminación, mejores estándares medioambientales y mayor accesibilidad.
Además, reseñan que la cartera de proyectos se está ejecutando tal como se ha calendarizado, contando con un avance del 17% de la próxima Línea 7, que tiene una fecha estimada de entrada en funcionamiento para 2028 y que conectará las comunas de Renca con Vitacura y Las Condes. Mientras, la extensión de Línea 6 alcanza un 11% de avance. Paralelamente los proyectos de línea 8 y 9 se encuentran en etapa de ingeniería.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.