Directora del Servicio del Maule: “Estamos preparando los equipos de salud mental, porque mucha gente queda afectada”

Servicio de salud Maule
La ministra de Salud, Ximena Aguilera (izq.), recorrió junto a las autoridades locales el Cesfam de Vichuquén.

De los 19 centros de salud afectados, 15 están en Maule. Y en ese contexto, la cirujano dentista Marta Caro cuenta que sus mayores preocupaciones son las personas aisladas, ya que la mayoría no tiene acceso a tratamientos ni medicamentos.


Según los últimos datos entregados por el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), las intensas precipitaciones y el desborde de ríos y canales en las regiones de Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Ñuble y Biobío han cobrado la vida de tres personas y han dejado 33.234 damnificados, 1.245 albergados, 32.841 personas evacuadas y 42.120 aislados.

La lluvia también ha afectado al sistema sanitario. De acuerdo a la subsecretaria Andrea Albagli, 19 son los centros de salud afectados por el sistema frontal, 15 de ellos en el Maule. En ese contexto, la directora del Servicio de Salud de la zona, la cirujano dentista Marta Caro, cuenta que su mayor preocupación son las personas aisladas, pues no tienen acceso directo a tratamientos ni medicamentos.

Añade que otra preocupación son los funcionarios de la salud, pues “muchos de ellos también están siendo afectados, ya sea porque sufrieron la inundación de sus viviendas o porque no pueden acceder a su lugar de trabajo”.

¿Cuál es su balance en la región con las lluvias?

Nosotros monitoreamos permanentemente la red, y en estos momentos tenemos prácticamente todo operativo, pero en diferentes rangos. Hasta el momento la demanda de atención no ha sido significativa, pero sabemos que aumentará una vez pase toda esta emergencia. Igual, los pacientes más críticos, como las embarazadas que estén ya en fecha de parto, las personas dializadas o que son insulinodependientes o que tengan otras patologías, las tenemos ubicadas para poder ir a buscarlas y llevarlas a su tratamiento. En general, la atención de la red está operativa. Sin embargo, tenemos algunos Cesfam y hospitales que han sufrido algunas inundaciones, pero igual el servicio de urgencia está operativo en toda la red para entregar la atención necesaria.

¿El aislamiento de los centros es un problema grave?

Sí, pero principalmente son postas rurales. Igual, como ya había antecedentes y sabíamos que íbamos a tener esta emergencia climática, quedaron preparadas con insumos, medicamentos y todo para poder enfrentar esa posibilidad de aislamiento y, por lo tanto, quedaron operativas. Solamente la posta de Curicó está sin poder entregar atención. En las comunas que están aisladas, sin acceso, como Licantén, Vichuquén, Hualañé y Curepto, estamos estableciendo una fuerte coordinación con los equipos y, además, con el Ejército para hacer traslados.

La otra preocupación que también para nosotros es muy importante es la situación de nuestros funcionarios, porque muchos de ellos también están siendo afectados, ya sea que sufrieron la inundación de sus viviendas o porque no pueden acceder a su lugar de trabajo.

Fueron unas de las regiones más afectadas por el sistema frontal de junio. ¿Cómo ha sido enfrentar estas emergencias climáticas tan seguidas?

Esta vez estuvimos mejor preparados, pero igual fue de más magnitud que la otra vez, porque en esta ocasión las 30 comunas fueron afectadas. Pero pudimos tomar medidas, por ejemplo, en el Hospital de Constitución nosotros trasladamos a los pacientes y al momento de la inundación ya estaban todos en otros hospitales. Ahora ya estamos gestionando todo lo que se requiere y también planificando lo que es el trabajo futuro, porque esta situación nunca se había dado. Acá llevamos tres emergencias muy significativas: los incendios en el verano y las dos inundaciones que no nos han dado mucha tregua. Pero aún así los equipos de salud están aquí levantándose y atendiendo.

¿Cuál es el grado de afectación en cuanto a infraestructura?

El Cesfam de Vichuquén se inundó, así que están en proceso de limpieza y de recuperación. El equipo está trabajando fuertemente en eso. Y los otros que se inundaron fueron el de Curicó y el de Constitución; también están en el mismo proceso, pero yo creo que eso va a demorar por lo menos unos 20 días, porque además hay que limpiarlos, secarlos y sanitizarlos para que puedan estar en condiciones de volver a su atención normal, que no corran riesgos ni los usuarios ni los funcionarios. El Hospital de Licantén también se inundó, superó los dos metros de agua, prácticamente se veía solo el techo. Afortunadamente ya no había nada de equipamiento ahí, lo único que se perdió es que ya se había limpiado.

¿No hay ningún establecimiento inoperativo en estos momentos?

No, pero sí algunos están trabajando en forma parcial. Por ejemplo, en el Hospital de Constitución se está entregando solo la atención de urgencia y atención ambulatoria. Hospitalizados todavía no podemos, porque tenemos que arreglar la caldera y alguna parte eléctrica que se dañó.

¿Qué más le preocupa? Ahora vienen las heladas y en los albergues de la región hay más de 500 personas.

La ministra estuvo en Vichuquén y ha estado en permanente contacto con nosotros para ayudarnos con todo lo que se requiera. Estamos trabajando en forma muy coordinada con el ministerio y también con algunas asociaciones que están disponibles para apoyar. También estamos preparando los equipos de salud mental, porque mucha gente queda afectada, y muchos ya habían pasado por una situación así. Por eso que estamos trabajando con la Seremi para ir a darles a los usuarios las atenciones que requieran.

Por otro lado, tenemos que recuperar todo lo que ya estaba planificado, como seguir resolviendo las listas de espera. Además, estamos haciendo monitoreo de las enfermedades respiratorias, pues pueden aumentar debido a la humedad que provocan las lluvias. Además, puede haber enfermedades gastrointestinales, pues ha habido problemas con el abastecimiento de agua en algunos sectores. Y nos enfocaremos principalmente a recuperar los controles de crónicos que no se han podido atender debido a las circunstancias.

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