Expulsado del SII por corrupción: la historia no contada del padre de Leonarda Villalobos
En medio del escándalo por las supuestas coimas a funcionarios del SII y la CMF que quedaron en evidencia tras la divulgación del audio de una reunión entre la abogada Leonarda Villalobos, su colega Luis Hermosilla y el empresario Ariel Sauer, un antecedente en la historia de Villalobos dio cuenta de su cercanía histórica con el SII: por más de 40 años, su padre, Osvaldo Villalobos, fue funcionario del servicio en Valparaíso, donde su carrera terminó abruptamente. La Tercera accedió al sumario que ordenó su destitución tras pagos recibidos por su esposa de parte de contribuyentes con problemas tributarios y la misteriosa desaparición de un expediente que nunca se pudo aclarar.
El 13 de junio del año 2012 fue un día agitado en la oficina del Departamento Tribunal Tributario del Servicio de Impuestos Internos (SII) de Valparaíso. En esa jornada, un ofuscado empresario agrícola llegó a las dependencias del servicio, ubicadas en calle Melgarejo de la ciudad-puerto. Su nombre era Luis Arancibia Cádiz y, según dijo, quería denunciar una “red de corrupción” al interior del organismo.
De inmediato, la entonces directora del departamento, María Thomas Gana, recibió a Arancibia, quien le dijo que se “sentía acorralado”. Su caso se había iniciado con una serie de liquidaciones en las que el SII le estaba cobrando cerca de $ 240 millones en impuestos, por inversiones realizadas en fondos mutuos en las que no logró acreditar el origen de los dineros.
Decidido a apelar, en diciembre de 2010 Arancibia había concurrido a las oficinas del SII en Valparaíso. “Fui a preguntar por el procedimiento para reclamar de las liquidaciones practicadas y me acerqué al funcionario don Osvaldo Villalobos Castro, para preguntarle al respecto”, declaró el hombre en el sumario que realizó el SII, al que accedió La Tercera. Lo irregular, según el denunciante, era que Villalobos lo “derivó con una señora que resultó ser su cónyuge”.
Osvaldo Villalobos -fallecido en 2015-, quien trabajaba desde 1972 como administrativo del SII en Valparaíso, y su esposa, la contadora Luz Mutter Urbina (67), son los padres de la abogada y asesora tributaria María Leonarda Villalobos, quien hoy es investigada por la Fiscalía tras la difusión del audio de una reunión que ella misma grabó, en la que, junto al también abogado Luis Hermosilla y al empresario Daniel Sauer, hablan del esquema de facturas falsas de Factop y de supuestos sobornos a funcionarios del SII y de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
“Nos estábamos conociendo y ya encontré que me cobró súper barato. Mi hue... eran 3.500 palos, con mi casa embargada y giro del servicio hecho. Y le pagué cero al servicio. Y a la Leo le pagué 140 palos. O sea, y por lo demás creo que ya prescribió (risas). Fue todo un éxito”, se escucha a Daniel Sauer decir en el audio sobre las gestiones tributarias realizadas por la abogada. Un oficio, que a la luz de los antecedentes, Leonarda Villalobos habría “heredado” de sus padres.
En el sumario del SII por la denuncia de Luis Arancibia en contra de Osvaldo Villalobos, el empresario agrícola detalló que, tras la recomendación del funcionario del SII, se reunió con su esposa, Luz Mutter Urbina. “Ella me llevó a la calle Arturo Prat, donde tiene su oficina el contador Sr. Germán Soto Vilches, quien, según ella, era una eminencia en Derecho Tributario”. Pero no era sólo eso. Soto Vilches también era un exempleado del SII que, por casi 20 años, fue colega de Villalobos y amigo íntimo del matrimonio Villalobos Mutter.
Tras no encontrar al contador, Luz Mutter sinceró el esquema. “Me explicó que ellos cobraban un porcentaje de todo lo que se lograba rebajar por concepto de impuestos y que, si quería ser atendido sin quedar fuera del plazo, debía pagar desde ya la suma de $ 1 millón, además de que debía dejar $ 10 millones en garantía de pago de los honorarios totales”, relató Arancibia ante el SII. Un ofrecimiento que luego sólo traería problemas para todos los involucrados.
“Entrégalo nomás, pásalo, no importa”
El 24 de diciembre de 2010, al día siguiente de haberse reunido con Luz Mutter, Luis Arancibia recibió una llamada de la contadora. “Me dijo que Osvaldo Villalobos quería conversar conmigo en el servicio”, expresó el empresario en el sumario del SII. “Concurrí ese mismo día en la mañana a hablar con esta persona, quien me preguntó si andaba trayendo el dinero”, relató Arancibia.
Sorprendido por lo directo de la petición del funcionario público, el exportador de frutas le habría contestado en forma textual: “Cómo se le ocurre que yo le voy a entregar esa plata aquí en efectivo, eso no corresponde”. A lo que Osvaldo Villalobos, según el sumario del SII, habría respondido: “Pásalo nomás, entrégalo, no importa”. Tras el intercambio de palabras, Arancibia aseguró haberle dicho “que si estaba loco por lo que me pedía y me fui de la oficina”.
Pero sólo pasaron minutos y Luz Mutter volvió a la carga. “Nos juntamos en mi vehículo, porque yo me iba y allí me convenció de que ese era el procedimiento para el trabajo tributario, que la plata era para Germán Soto, quien se encarga de esa manera el cobro (sic)”, declaró Arancibia ante el fiscal del SII.
De esa forma, Mutter se convertiría en una especie de intermediaria entre el empresario y el especialista tributario que redactaría los escritos para apelar ante el SII, en un esquema similar al que su hija, Leonarda Villalobos, asegura haber tenido entre los dueños de Factop y el abogado Adrián Fuentes Campos, exasesor jurídico del Registro Civil, quien habría prestado servicios remunerados para corregir escritos que luego se presentarían al servicio.
Finalmente, Luz Mutter convenció a Luis Arancibia de hacer los pagos. Aunque el empresario tomó una precaución que luego le permitiría comprobar parte de su denuncia. “Lo hice emitiendo un cheque por la suma de $ 1 millón a nombre de Luz Elena Mutter, porque yo no le quise dejar la plata en efectivo para comprobar que le había pagado. Me hicieron firmar un poder y, además, me exigió dejar un cheque en garantía por $ 10 millones, también a nombre de la señora Mutter”, el que sería cobrado al término del caso.
Un año y medio más tarde, el 12 junio de 2012, tras el rechazo a su apelación, el empresario llegó a denunciar la presunta red de corrupción con la copia de uno de los cheques en sus manos. “En esa oportunidad pude constatar que en la copia del cheque aparecía estampada la constancia de haberse cobrado el documento, precisamente por la cónyuge del funcionario ya nombrado”, denunció alarmada a sus superiores Erica Morales, entonces directora regional del SII de Valparaíso.
Junto con ello, Arancibia hizo llegar también la copia de un correo electrónico que recibió de parte de Mutter el 29 de enero de 2011, en el que la mujer pide con urgencia sacar su nombre del segundo cheque entregado en garantía. “Tú me dejaste un tremendo problema y el único que tiene que solucionarlo eres tú. Estoy debiendo en este momento al amigo en común que tenemos con mi marido hace muchos años y jamás habíamos tenido ningún problema, menos de índole económico”, reclamó la contadora.
La denuncia de Arancibia tuvo algunas repercusiones inmediatas. Según el sumario del SII, a primera hora del día siguiente, el 13 de junio de 2012, Luz Mutter apareció en las oficinas del servicio en Valparaíso, donde trabajaba su marido. Allí habló con la funcionaria a cargo del caso del empresario agrícola, “pidiéndole que se acogiera el recurso de apelación que sería presentado a nombre del contribuyente”. A lo que se le contestó que “esa no era la forma de tramitar ninguna causa”.
“Expresó que estaba muy preocupada, porque el contribuyente era muy loco y había recibido de parte de él un cheque por la suma de $ 1 millón que ella había cobrado personalmente por el contacto que había hecho entre el contribuyente y el contador Sr. Germán Soto” relató una funcionaria que atendió a Luz Mutter ese día.
La desaparición del expediente
Dos días más tarde, el 15 de junio de 2012, un nuevo episodio se sumaría al caso. Eran las 13.15 horas y en el segundo piso del Edificio Esmeralda, donde se ubicaba el Departamento Tribunal Tributario del SII de Valparaíso, comenzó una reunión entre Erica Morales, directora regional del servicio; María Thomas, jefa de dicho departamento, y Paulina Hurtado, jefa del Departamento Jurídico. ¿El motivo? Analizar, con el expediente original y su copia en mano, el polémico caso de Luis Arancibia.
El encuentro, según pudo establecer el fiscal del sumario, duró hasta las 13.55 horas. Tras ello, María Thomas dejó las carpetas del expediente en su escritorio y se fue a almorzar sin cerrar la puerta de su oficina. Al volver, cerca de las 15 horas, tanto el expediente original como su copia ya no estaban. Allí comenzó una frenética búsqueda que no dio resultados. Misteriosamente, y en medio de la denuncia por corrupción, los documentos habían desaparecido.
Tras las denuncias correspondientes, que incluyeron un oficio al Ministerio Público de Valparaíso, comenzó una larga ronda de interrogatorios a todos los funcionarios del departamento. “Margarita Venegas me señaló que había visto a doña Carla Saldaña ingresar a mi oficina alrededor de las 14.15 horas. Además, yo solicité los registros de videos del edificio donde funciona la dirección regional y puede apreciarse en ellos los ingresos y salidas del edificio de dicha funcionaria”, declaró la misma María Thomas.
Saldaña, quien trabajaba como administrativa en el lugar, al ser confrontada con los testimonios y las imágenes de las cámaras que la mostraron entregando una carpeta a un hombre dentro de un auto en las afueras del servicio, dio una curiosa versión: aseguró que se trataba de un trabajo escolar que su hija había olvidado. Al mismo tiempo, negó tener cualquier relación con el empresario Arancibia ni con los pagos realizados a la esposa de su colega Osvaldo Villalobos.
Semanas más tarde, Saldaña cambió su versión. “Mi hija, en realidad, me engañó cuando me dijo que tenía que entregar un trabajo en su colegio (...) Lo que contenía aquella carpeta eran trabajos y pruebas de periodos anteriores que serían utilizados como material para reciclar”, sostuvo en un nuevo interrogatorio. Y, pese a que inicialmente había accedido a entregar su tráfico telefónico, luego dijo que había perdido el celular.
Pese a todos los inconvenientes, el expediente pudo ser reconstruido y la causa tributaria siguió su curso hasta el pago de todos los impuestos adeudados. Pero ni la investigación sumaria del SII, ni la investigación penal, que terminó con una suspensión condicional del procedimiento, lograron vincular la desaparición del expediente con alguna gestión a favor de Luis Arancibia, ni con los cheques que recibió la esposa de Osvaldo Villalobos.
Villalobos, quien fue interrogado en el proceso, negó haber recomendado a su esposa para asesorar al empresario. Sobre los cheques recibidos por su cónyuge, declaró que “yo no sé lo que hace mi señora, ella es contadora, pero no se dedica a hacer trámites ni contactos”. Sin embargo, un detalle derribó su coartada en la investigación.
De acuerdo al sumario, “el Sr. Villalobos efectuó sendas consultas en el Sistema de Información Integrada del Contribuyente (SIIC), ítem Arco y Comportamiento, el día 26 de enero de 2011, a las 14.53.51 horas y a las 14.54.12 horas, respectivamente”, en las que revisó datos de Luis Arancibia “sin que existiera ninguna razón vinculada a sus labores para efectuarlas”.
Finalmente, en mayo de 2014, tanto Osvaldo Villalobos como Carla Saldaña fueron destituidos del SII bajo el cargo de “faltas a la probidad administrativa”. Para esa fecha, Villalobos ya se había jubilado y unos meses más tarde falleció producto de un cáncer, lo que activó una serie de disputas entre su viuda y su hija, Leonarda Villalobos. Ni Carla Saldaña ni Luz Mutter contestaron los mensajes para conocer su versión de los hechos.
Hoy, Germán Soto Vilches, el contador que terminó asesorando al empresario Arancibia gracias a la intermediación de Villalobos y su esposa, recuerda al exfuncionario del SII. “Fuimos colegas, muy amigos. Hasta estábamos de cumpleaños el mismo día. Éramos una dupla en realidad, hacíamos maldades juntos”, señala al teléfono.
Pese a que dice que ya no recuerda si la asesoría tributaria llegó a través de Villalobos, sí asegura recordar el perfil de su amigo Osvaldo. “Muchas veces estuvo en la puerta del horno. Muchas veces quisieron cortarlo por malos manejos. Estuvo siempre al borde de lo legal, como le llaman ahora, ‘probidad administrativa’”, afirma.
Y con mayor detalle, no se guarda nada sobre las prácticas de su amigo: “Proporcionar material reservado, cobrar por hacer alguna gestión. Ese tipo de cosas las hacía Osvaldo y eso era vox populi. Parecido a Hermosilla y Quintanilla, tratando de obtener beneficios de los contribuyentes, y eso está prohibido. Pero yo no trabajo así”, concluye.
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