Hace exactamente un mes llegó a manos del Ministerio Público la denuncia de una funcionaria de gobierno de 32 años en contra del ahora ex subsecretario del Interior, Manuel Monsalve.
La mujer, que se desempeñaba como asesora en el gabinete de la mencionada repartición de gobierno apuntaba en contra del otrora militante socialista por un ataque sexual que habría tenido lugar, según su testimonio, la noche del 22 de septiembre, lo que desencadenó una serie de diligencias con miras a establecer lo sucedido.
A eso de las 19.20 horas de ese mismo lunes 14 de octubre, la denunciante compareció acompañada de dos detectives de la Brisex Metropolitana ante el abogado de la Fiscalía Centro Norte especializado en delitos sexuales, Marcelo Borbarán, y detalló en extenso lo ocurrido, desde que ingresó a trabajar en el gobierno.
En esa declaración, a la que La Tercera tuvo acceso, la mujer fue clara en sostener que no estaba consciente cuando llegó al hotel donde se hospeda habitualmente Monsalve en la capital y que, de hecho, fue explícita al señalarle que ella no consintió ningún tipo de relación sexual con él.
“Le dije que yo no consentí”, expresó al relatar las dos reuniones que sostuvo con el exjefe civil de las policías tras los hechos denunciados
ADVERTENCIA: a continuación haremos referencia a la denuncia realizada en contra de la exautoridad con fines periodísticos de chequear la información ahí contenida y las actividades desplegadas en esas fechas por el imputado. Junto con esto, se recuerda que es una investigación penal en curso, tal y como lo ha sostenido la Fiscalía.
El inicio de la “pesadilla”
En junio de 2023 la mujer ingresó al gobierno. Estaba buscando trabajo desde Curanilahue, donde nació, y su padre -que conocía a Manuel Monsalve porque eran compañeros de partido- le manifestó que ella estaba cesante. Inicialmente fue contactada por Gustavo Herrera, en marzo de ese año, y ante una vacante disponible, se sumó en primera instancia al Departamento de Inversiones de la División de Gestión y Modernización de las Policías (Digempol).
En enero de 2024 su rol cambió y se integró como asesora en el gabinete del subsecretario. Su labor sería hacer seguimiento de compromisos, aunque aseguró que no interactuó mayormente con el denunciado hasta agosto.
La relación, de acuerdo con su relato, cambió luego de que este la contactara telefónicamente y le indicara que quería darle nuevas tareas, entre ellas algunas “más prioritarias y personales”. Posterior a ello, indica, que Monsalve le manifestó su interés en “tomar café” con ella. Uno de esos encuentros se había agendado para el 15 de agosto, aunque no se concretó.
Hasta ahí conversaban por WhatsApp, pero luego Monsalve le pidió instalar Signal -otra aplicación de mensajería-, para realizar las coordinaciones. Fue por medio de esa plataforma que el 1 de septiembre acuerdan almorzar y para eso él le envía un Uber a su domicilio que la trasladó hasta el Costanera Center. Ambos se encuentran luego en el Mila Restobar.
El asunto descrito tenía relevancia porque justamente ese día se produce el primer hecho que la denunciante advierte como irregular. Tras comer e ir juntos a comprar cigarros, cuando ya anochecía, ella cuenta que él la acaricia y la besa sin ella haberlo aprobado. “En un momento comenzó a oscurecer y él acarició mi cara, en las mejillas y me besó, a lo cual me paralicé en ese momento, no me corrí ni opuse resistencia a eso, porque estaba paralizada, era como una situación irreal para mí”, rememoró.
Nuevas funciones en gabinete
La mujer relata que después de ese primer encuentro a solas con Monsalve, en el Costanera Center el domingo 1 de septiembre, Gabriel de la Fuente, exjefe de gabinete del imputado la contactó para informarle el detalle de sus nuevas funciones en el ministerio y le remarcó que tendría que acompañar a Monsalve permanentemente.
Esto ocurrió a menos de 24 horas de que, según la denuncia, su jefe de sorpresa la besara.
“Me cita el jefe de gabinete, comentándome mis nuevas funciones y también comentándome el aumento de mi remuneración. Me comentó que el aumento era por las mayores responsabilidades que estaba asumiendo y, también, dado que debía comenzar a viajar a regiones por temas de agenda de la autoridad, mencionándome que debía quedarme en el mismo hotel en el cual se hospeda el subsecretario. Le mencioné que estaba de acuerdo con esas condiciones laborales”, indicó.
Según la denunciante después el propio Monsalve le dijo que debía pasar más tiempo con él.
“Al rato después, creo que fue una o dos horas después, me citó el subsecretario a su oficina. Me comenta si el jefe de gabinete había conversado conmigo respecto de mis nuevas funciones, yo le comenté que estaba de acuerdo dado que lo extenso de la jornada implicaba varios gastos extra que tenía que asumir, por ejemplo traslado a mi domicilio y temas de comida y mantención, que implican tener una extensa jornada laboral. Él me comenta que el objetivo es que yo me hospede en su mismo hotel, que debía tomar desayuno, almorzar y cenar con él, por la nueva función que estaba ejerciendo, y que tenía que estar siempre al lado de él, y asistir a cada una de las reuniones que él sostenía con las diversas autoridades y organismos de interés”.
Tras el viaje a Curanilahue
Tras el paso de los días, y luego de haber continuado con sus jornadas laborales de manera habitual, como indicó, viajó a Curanilahue con motivo de Fiestas Patrias y la tarde del 21 de septiembre recibió el mensaje del ex subsecretario donde la invita para salir al día siguiente.
“El día domingo él envió un Uber a mi domicilio, en el cual él iba dentro, vestido todo de negro, con gafas y un gorro. Esto aproximadamente a las 18.00 horas. Y ahí empezó la pesadilla para mí. Desde ese día siento que me fui, que no he vuelto a vivir, y nadie me ha dicho nada ni me ha ayudado en nada”.
De acuerdo con su relato, tras eso se produjeron los principales hechos que la llevaron a denunciar. Fueron al restaurante Ají Seco Místico y ambos bebieron tres pisco sour. Ella, sin embargo, insiste que cuando iba a la mitad del tercero perdió toda noción de sí.
“No recuerdo cómo salí del lugar. No recuerdo cómo llegué a su hotel, porque desperté en su hotel. No recuerdo absolutamente nada. Nunca en mi vida me había pasado algo así. El primer recuerdo que tengo en la mañana es que todavía estaba oscuro y no sabía la hora. Yo me sentía mareada y con mucho dolor de cabeza. Estaba aún medio inconsciente y recordé en ese momento que había una reunión, que me tenía que levantar temprano, y escuché que él dijo que no, que se suspendió. Posterior a eso, desperté consciente, no sé bien la hora. Mi celular estaba apagado porque no tenía batería, y me di cuenta que estaba sin ropa. Estaba solo con un chaleco que era sin mangas. Miré el lugar y nunca había visto ese lugar, no sabía reconocerlo. Nunca en mi vida lo había visto”, sostuvo.
Una vez despierta, asegura que le preguntó al imputado por un mordisco que tenía en el brazo, y que este le había dicho que ella misma se lo había hecho. Al insistirle que no recordaba nada, Monsalve también le habría asegurado que incluso intentó bajarse del vehículo que los trasladó desde el restaurante hasta el hotel.
“Me dijo que iba como jugando con el conductor, que le había tomado el brazo o algo así al conductor, que yo venía interactuando con el conductor, y también me dijo que yo intenté bajarme y arrancarme y que en ese intento de arranque entre los dos me tomaron de la casaca y me subieron al auto, porque yo me había intentado arrancar”, manifestó.
De igual forma, relata que esa mañana hubo un nuevo hecho de connotación sexual que pesquisa el Ministerio Público, y luego de ello salió del lugar completamente desconcertada.
Los primeros en saber
La mujer detalla en su declaración a quiénes les contó lo ocurrido entre la noche del 22 y la mañana del 23 de septiembre.
En primer lugar menciona a Gustavo Herrera, su jefe directo, frente a quien se excusa por no haber asistido a trabajar la jornada del lunes 23 de septiembre.
El martes, cuando retorna a trabajar dice que seguía “como un tronco, como paralizada”. Decide llamar a la hora de almuerzo a uno de sus mejores amigos de la universidad, Rodrigo Candia.
“Me fui a sentar a la Plaza de la Constitución y empecé a contarle todo lo que había pasado, de la borrada de conciencia que fue increíble, de que había despertado al lado de él, de que yo no había consentido eso que pasó porque no estaba consciente. Tenía en ese momento el golpe, no sabía si había caído (...) Me desahogué con él, fue el primero con el que hablé”, contó.
Tras ello, le contó a un amigo en La Moneda, Rodrigo Lillo, quien actualmente sigue en la subsecretaría del Interior. Señala en su declaración que tras escucharla le indicó que debían ir al Servicio Médico Legal, ya que había sufrido una violación. Luego, también le cuenta a Catalina Arrey, una de sus compañeras de trabajo en la Digempol.
Avanzado el relato, la denunciante también indica que el sábado 28 de septiembre decidió ir a IntegraMédica para atenderse, pues enfrentaba consecuencias físicas de lo ocurrido. Ahí la profesional que la atendió le recomendó denunciar. Ese mismo día se contactó con un psicólogo, quien también la instó a estampar una denuncia.
Después le contó de lo ocurrido a la periodista del gabinete Ilse Sepúlveda -quien inicialmente le aconseja denunciar y luego - de acuerdo con su relato- toma un tono amenazante y le advierte que seguir un camino legal le podría traer consecuencias. También habló con Camilo Araneda, quien trabaja en la División de Gobierno Interior.
Reencuentro con Monsalve
Posterior a dichas atenciones médicas, la denunciante estuvo con licencia el lunes 30 y el martes 1 de octubre. Regresó a la oficina el miércoles 2, para su cumpleaños, cuando debió enfrentarse nuevamente con Monsalve.
Ese día, de acuerdo con el testimonio que entregó al abogado de la Fiscalía, el ex subsecretario la llamó para que fuera a su oficina, donde le transmitió que estaba preocupado.
“En esa llamada a su oficina me comentó que tiene una preocupación y una de esas preocupaciones es que no recuerda nada de lo que pasó en esa salida. Que él era el Subsecretario del Interior y se podía saber que él había tenido una caída, porque según él se cayó, porque tenía un moretón en el muslo y tenía también un apretón en el brazo y que él pensaba que probablemente había forcejeado con alguien, y yo supongo que fue conmigo de cuando intenté escaparme. Sin embargo, yo no recuerdo absolutamente nada de ese intento de escape. Me dijo que no recordaba tampoco cómo había pagado ni la cuenta, ni el taxi, y que sólo se acordaba del episodio de cuando yo había intentado arrancar”, manifestó, junto con sostener que Monsalve insistía en que le preocupaba “su carrera política”.
Luego de ello, vino un segundo encuentro. “La segunda vez que hablé con él sobre lo ocurrido, él me dijo que estaba preocupado, que sentía que se podía saber. Yo le dije que estaba destrozada, que lloraba todos los días, que sentía que probablemente tenía que salir de ahí, de ese lugar de trabajo”.
En la misma oportunidad, además, ella le habría confirmado que nunca consintió el acercamiento íntimo con él. “Le comenté también que por qué no me fue a dejar a mi casa, por qué no llamó a alguien, por qué no arrendó otra habitación para mí, y que yo no consentí. Que si hubiese estado consciente yo jamás habría consentido a tener una relación sexual con él, a lo que él agachó la cabeza”, subrayó ante los investigadores.
Durante ese mismo encuentro, como aseguró la mujer, le exigió saber quién los había trasladado ese día, que necesitaba saber todo lo que había pasado y reconstruir los hechos. Le manifestó que quería que revisara las cámaras.
“Le dije que revisara las cámaras para saber si me había caído, dónde me había pegado, y le dije que en las cámaras debía estar todo, a lo cual me dijo que podía hablar con la jefa de inteligencia de la PDI, pero que si hablaba con ella, el tema podía ser público”, sentenció.
Además de todo esto, la denunciante también hizo presente que en una de las dos conversaciones que tuvo con Monsalve, le transmitió que pensaba que había sido drogada.
De igual forma, confirmó que el día 8 de octubre acudió a un psiquiatra “para tratarse”, y que de ahí en más está con licencia. El viernes de esa semana, recordó, le relató con mucha angustia todo lo ocurrido a su padre, quien se trasladó desde el Biobío a la capital, manifestándole que todo estaría bien y que saldrían adelante.