Turistas en Las Trancas desestiman riesgo de una erupción volcánica

"Estamos de vacaciones, esquiamos, fuimos a las ternas y la verdad es que no nos atormenta el volcán; si hay que evacuar, lo haremos", contó Margarita González, turista colombiana, sobre su estadía en el sector de Las Trancas, donde se sienten sismos.

El escenario es, al menos, especial. Hay vestigios de fumarolas en el complejo volcánico Nevados de Chillán, en la Región del Biobío, y la alerta naranja emitida por Sernageomin se mantiene vigente. Pero nada de eso parece alterar a las localidades cercanas.

El flujo de turistas se ha presentado igual que en años anteriores, tanto nacionales como extranjeros, pero con la salvedad de que muchos llegan informados respecto del macizo y del monitoreo "al minuto" de Sernageomin.

"Sabemos de la alerta, pero aún así venimos a disfrutar un rato de la nieve. A veces se ve cuando el volcán tira un poco de cenizas, pero es a ratos. En caso de que complique la situación sabemos hacia dónde ir, pero hasta el momento todo está en calma", dijo Benedicto Cid, turista de Concepción.

Producto de tres eventos sísmicos importantes, ocurridos entre el viernes 13 y el domingo 15 de julio, gracias a imágenes aéreas se comprobó que cerca de un tercio del domo de lava anidado en el cráter está destruido.

"No solamente hubo una salpicadura del material alrededor de domo de lava del cuerpo que se destruyó, también hubo flujos peligrosos y muy rápidos, que son la principal causa de víctimas fatales en erupciones. Este flujo es mucho más pequeño que lo que ocurrió en Guatemala y es algo que nosotros considerábamos como un escenario probable en la alerta naranja", explicó Álvaro Amigo, jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica de Sernageomin.

El experto sostuvo que dicho flujo se encausó hacia el noreste del cráter: "Es decir, hacia la vertiente oriental del complejo, donde no hay población en las cercanías".

El sector Valle Las Trancas y el complejo de turismo donde están las Termas de Chillán y el centro de esquí se ubican hacia la zona poniente, mientras que el cráter activo apunta hacia el lado oriente del complejo volcánico, compuesto por al menos 15 cráteres.

"A veces uno viene con el temor de que puede ocurrir algo, sobre todo ahora que está en alerta naranja. El viaje no es tan relajado como otras veces, llegamos mirando el volcán para estar atentos a su estado", aseguró Juan Carlos Espinoza, residente de Chillán.

Para poder decretar una alerta roja, según Sernageomin, debería ocurrir una erupción explosiva mayor.

El director nacional de Sernageomin, Mario Pereira, manifestó que la situación del complejo volcánico es un proceso eruptivo que se prolonga desde 2015, realizándose un trabajo metódico de monitoreo y educación a la ciudadanía de los sectores aledaños. "Luego de las tres explosiones, ocurridas entre el 13 y 15 de julio, las señales sísmicas han retornado a niveles previos a la primera explosión. Sin embargo, los equipos técnicos de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica continúan trabajando las 24 horas para analizar la evolución del sistema y poner los antecedentes técnicos a disposición de las autoridades".