A pasos de donde funcionó la disuelta Convención Constitucional en el Congreso Nacional en Santiago, la antigua sala de sesiones del Senado volverá a ser sede de un momento crucial de la historia chilena.

A las 9 de la mañana, todas las fuerzas políticas (partidos y bancadas parlamentarias) se reunirán con el fin de tratar de acordar un nuevo proceso constituyente, luego de que se impusiera el Rechazo en el último plebiscito de salida.

Representantes de todos los sectores políticos, representados en el Congreso, ya se habían juntado el miércoles pasado en Valparaíso, donde tuvieron un primer acercamiento, en el que solo algunos grupos esbozaron sus propuestas. Aunque no todos revelaron sus cartas, ese día sugirieron medidas como realizar una nueva Convención, una comisión de expertos y usar textos anteriores como insumos.

Si bien algunas colectividades ya han delineado cómo continuar el proceso, la idea de las fuerzas aliadas del gobierno es que la oposición zanje en esta cita del lunes si acepta o no la creación de un nuevo órgano constituyente completamente elegido, al margen de que ya haya consenso mayoritario de que no se deben usar las mismas reglas electorales de los anteriores constituyentes.

El problema es que en los mismos sectores de izquierda hay dudas, por el riesgo de someterse a un voto de castigo de la ciudadanía, y en partidos de Chile Vamos existe un fuerte debate interno entre un mecanismo elegido o designado, como podría ser un grupo de expertos, a la luz de los resultados del último plebiscito y de las cifras que muestran algunas encuestas.

A ello se suma la discusión, que se ha dado entre los distintos sectores, por los bordes que debiera tener la actual mesa de negociación y el plazo para terminar con el proceso. Mientras en la derecha han pedido más tiempo, el gobierno, por medio de la ministra del Interior, Carolina Tohá, ya sugirió tener redactada una nueva Constitución antes del 11 de septiembre del próximo año, con el fin de cerrar un ciclo político para los 50 años del golpe militar.

Por su parte, parlamentarios independientes o no alineados ni con la derecha ni con el gobierno también fijarán sus exigencias. De hecho, en representación de estos grupos asistiría la senadora Fabiola Campillai.

Para avanzar en las tratativas, según algunos senadores que han sido articuladores de un posible acuerdo, es clave destrabar este lunes el primer punto: si el nuevo órgano redactor de la Carta Fundamental será definido por la ciudadanía mediante voto universal o será propuesto por el Congreso. Sin embargo, algunos negociadores plantean que se puede buscar una fórmula mixta, que combine con creatividad ambas posturas. Por ejemplo, que el grupo de expertos sea solo un consejo asesor que redacte un texto base, que igualmente debe ser votado por constituyentes elegidos.

La derecha dividida

Si bien hay dudas en todos los sectores, el principal nudo está en Chile Vamos, donde la discusión no ha estado exenta de discrepancias internas.

Hasta antes de las elecciones, los presidentes de la UDI, Javier Macaya, y de RN, Francisco Chahuán, se habían abierto a la opción de una nueva Convención Constitucional, conformada con reglas distintas a la anterior.

Sin embargo, luego del amplio triunfo por el Rechazo, con casi 62% de los votos (más de 7,8 millones de electores), las opiniones fueron cambiando en la derecha y varios dirigentes le quitaron el piso a la idea de una nueva Convención surgida de una votación universal.

Así lo anunció públicamente un grupo de senadores de la bancada RN-independiente como Manuel José Ossandón, Juan Castro, Carlos Kuschel y Carmen Gloria Aravena, que promueven una comisión de expertos por sobre un nuevo órgano constituyente elegido.

Sin embargo, su decisión rápidamente sacó esquirlas en Evópoli, partido aliado de la coalición de Chile Vamos. “Evópoli viene a ratificar su compromiso con la continuidad del proceso constituyente, en la convicción de que esta debe hacerse con participación ciudadana en una nueva Convención que corrija, por supuesto, los errores del proceso anterior”, dijo la presidenta de ese partido, Luz Poblete.

Además, en el propio RN afloraron las discrepancias. La jefa del comité de la Cámara Alta, Paulina Núñez, les quitó el piso a los detractores de la nueva Convención: “La única decisión institucional es avanzar hacia una nueva Constitución”.

De hecho, en Renovación Nacional todavía hay adherentes a una nueva instancia elegida, ya que creen que eso le puede dar mayor legitimidad a una Carta Magna. Incluso algunos, como el secretario general, Diego Schalper, promueven espacios de participación, pero mezclados con expertos. En ese partido, trascendió que su directiva propondrá un mecanismo que combine experiencia técnico-política, participación de la sociedad civil, regionalización, prioridades sociales y democracia directa.

En la UDI, a pesar de la postura pública de Macaya, dirigentes de visiones más conservadoras han tensionado la posición del partido. Incluso, hubo molestia con el timonel gremialista por participar de las conversaciones con La Moneda. Para aliviar el debate interno, el viernes pasado, en un mensaje a los militantes, Macaya dijo que “esperamos meter el componente expertos”.

En medio de esta discusión interna, las tres colectividades de Chile Vamos realizaron encuentros de instancias partidarias el viernes pasado -Evópoli y la UDI desarrollaron su comisión política, y RN convocó a consejeros generales- para definir fórmulas. La conclusión que predominaba es que falta evaluar y digerir mejor los resultados del plebiscito, antes de entrar a definir el mecanismo. Algunos dirigentes del sector coinciden en que el proceso constituyente es un tema urgente, pero que se debe abordar con calma.

La autocrítica de parte del gobierno tras su derrota en el plebiscito es otra de las condiciones que, a juicio de las directivas de Chile Vamos, aún falta para destrabar las negociaciones.

En los partidos del sector tampoco existe consenso sobre las reglas electorales si es que se optase por un órgano elegido. La UDI prefiere listas nacionales y cerradas, mientras que RN propone listas regionales y abiertas.

Todo este clima en la derecha se ha enrarecido aún más por las amenazas que han recibido parlamentarios de partes de grupos radicales. El martes pasado, Chahuán y Macaya fueron “funados” en La Moneda por una mujer que los acusó de ir a una “cocina” y el sábado todos los diputados recibieron un correo anónimo amenazante por tratar de “imponer” un nuevo proceso constituyente.

Pese a ello, este lunes Chile Vamos insistirá en su idea de crear un comité técnico para hacer más fluida la negociación. En la última reunión en Valparaíso asistieron cerca de 50 dirigentes, lo que dificulta el diálogo, a juicio de las directivas de la UDI, RN y Evópoli.

En el Partido Republicano la discusión es distinta, pues existe consenso a nivel de bancadas y de directivas de que no hay que hacer una nueva Convención Constitucional. En esa colectividad recalcan que no es necesario cambiar la Constitución actual y que cualquier reforma se puede hacer desde el Congreso.

En partidos de izquierda, sin embargo, comentan que si Chile Vamos se demora someterán a votación una reforma, pues solo requieren de cuatro votos de la derecha en el Senado y nueve en la Cámara (donde el PDG también tiene dudas) para crear una nueva Convención.

El ruido entre las izquierdas

En el oficialismo, las dudas por el nuevo órgano constituyente están a nivel personal. Si bien Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático, las coaliciones que sustentan al gobierno de Gabriel Boric, promueven una nueva Convención Constitucional, hay algunas voces del PS -como el jefe de bancada de los diputados, Marcos Ilabaca, y el senador Fidel Espinoza- que sugieren explorar otras opciones. “Hay que analizar los resultados de manera más tranquila y ver si la ciudadanía quiere volver a vivir una Convención Constitucional”, dijo Ilabaca

Según admite otro influyente senador socialista, en ese partido incide un factor electoral, pues existe la sospecha de que la derecha podría salir favorecida en una elección de constituyentes, ya que el voto de castigo de la ciudadanía al gobierno podría afectar a los candidatos de la izquierda y la centroizquierda.

En todo caso, el PS y el PPD son los únicos partidos hasta ahora con un itinerario claro, luego de que difundieran un documento en el que proponen una nueva Convención 100% electa con voto obligatorio, fijación de quórums (4/7 o 3/5), 100 convencionales en total y un plazo de seis meses para llegar a acuerdo.

Por su parte, el Partido Comunista, a través de su presidente, Guillermo Teillier, ha dicho estar a favor de una Convención elegida, pero poniendo como exigencia la representación indígena, de movimientos sociales y usar de base el texto rechazado.

Con todo, fuentes conocedoras de las tratativas dicen que el tema de partir con una hoja en blanco o no será un debate posterior, que no debiera transformarse en un nudo dentro de las fuerzas de izquierda.