102 días secuestrado por las Farc

Gilles Pregent

Un piloto canadiense radicado en Chile, narra los más de tres meses que estuvo como rehén de la guerrilla de las Farc en la selva.




Llovía torrencialmente el 19 de abril de 2002 cuando el piloto canadiense- radicado en Chile, Gilles Pregent, intentaba mantener el control del helicóptero que piloteaba sobre el río Patía, en el sur de Colombia, cerca de la frontera con Ecuador. El piloto, de 50 años, tenía que hacer el traslado de la aeronave desde Calgary hasta Lima y para eso tenía que pasar por Colombia.

"Ibamos camino hacia Ecuador, pero nos tocó mal tiempo. Yo quería volver, pero el dueño no quería y decía continuemos", cuenta Pregent a La Tercera. Junto a él, volaba el dueño del helicóptero, el francés Pierre Galipon y el mecánico, también canadiense Jay Ridell. Pregent hizo finalmente un aterrizaje forzoso junto a un río. Eran las 17:00 y apenas mejorara el tiempo seguirían la ruta. A través de la lluvia que no los dejaba ver con claridad, divisaron una choza muy deteriorada. También vieron varios barriles de plástico azul. Un niño de 10 años se les acercó con curiosidad. "Le mostramos fotos, hablamos con él", recuerda Pregent. Les llevó manzanas y plátanos, pero se negó a contestar qué contenían los barriles azules. Durmieron en la cabaña, esperando que el tiempo mejorara.

Al día siguiente siguió lloviendo. "Tengo un mal presentimiento", cuenta que le dijo Pregent al francés. Mientras el cielo comenzaba a despejarse, subieron al helicóptero, pero no alcanzaron a despegar: un grupo de 25 jóvenes salió corriendo y gritando desde la selva. Sostenían rifles AK-47. "¡Todos al piso, uno por uno!, decían", cuenta Pregent. "Resulta que aterrizamos justo en la zona donde estaban las Farc", cuenta.

Desde ese día, los tres extranjeros comenzarían más de tres meses de "convivencia" con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en la tupida selva, secuestro que años más tarde se convertiría en el argumento de su libro "En las Telarañas de las Farc", disponible hoy en Amazon.

"Eran jóvenes, estaban muy nerviosos y eran muy convincentes", asegura en su libro al recordar ese momento. Los llevaron a una cabaña en la selva y en los días siguientes los trasladaron a distintos lugares. En los días que estuvo secuestrado, se cambió de lugar unas tres veces. "Vivíamos hacinados en un espacio pequeño, sin nada que hacer más que rumiar y discutir la cuestión de nuestro destino", escribió en ese entonces Pregent. El aburrimiento era algo común por esos días. Los guerrilleros no los dejaban hacer nada. Pregent arreglaba las cabañas. Luego pidieron cocinar. "Era tan horrible la comida que nos daban que dijimos, queremos cocinar", cuenta. Su dieta generalmente consistía en arroz, con insectos incluidos además de carne que "casi siempre estaba azul". Adelgazó 20 kilos, por lo que su mujer, cuando lo vio nuevamente la tildó como "la dieta Farc". "No nos trataron mal, pero no nos trataron bien tampoco. Uno nunca sabía qué iba a pasar", recuerda. Como parte de su encierro tuvieron distintos tipos de conversaciones con los guerrilleros, la mayoría adolescentes. "Eran niños, pero niños con metralleta", dice Pregent. Los extranjeros se dieron cuenta que los jóvenes no tenían mucha educación, que no sabían más allá de la vida en la guerrilla, en medio de una selva. "Muchos de ellos fueron tomados por las Farc y de cierta forma eran prisioneros igual que yo", comenta.

Muchas veces pensaron en escapar. Urdían planes y calibraban qué tan peligrosos eran. La idea era llegar al helicóptero y luego huir donde fuera. Pero distintos signos empezaron a aparecer sobre una posible liberación. "¿Cómo se llama tu gato?", le preguntaron un día a Galipon, lo que despertó las alarmas. Durante los últimos días de captura también los visitó el llamado "Filósofo", un guerrillero- mucho más culto que sus captores- que intentó transmitirles su ideología marxista. En Canadá su familia estaba en la incertidumbre total. "Nunca nos dijeron que lo tenían las Farc, el gobierno los daba por muertos", cuenta Carmen Gloria, su esposa chilena. El país no tenía tanta experiencia con los secuestros de las Farc. Sin embargo, la ex candidata presidencial colombiana, Ingrid Betancourt, estaba también secuestrada y Pregent le atribuye a los franceses las gestiones que llevaron a su rescate. "Todos los días fueron difíciles. Lo de no saber qué sabe tu familia. No saber si ellos creen que estás vivo o muerto. Yo conocía mi situación pero ellos no", concluye.

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