3 costaneras de América Latina

<img style="padding-bottom: 0px; margin: 0px; padding-left: 0px; padding-right: 0px; padding-top: 0px" alt="" width="81" height="13" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200910/550385.jpg" /> Caminar por las peatonales junto al mar o a un río es una de las más apacibles maneras de entender una ciudad y de paso, conocer la variada fauna humana de cada destino.




AVENIDA ATLANTICA, RIO DE JANEIRO
Aquí, el visitante puede comprender el concepto de sensación térmica, porque si bien las paletas publicitarias que marcan la hora y la temperatura dicen 31 grados, el impacable sol de la tarde y la velocidad con el que la lata de cerveza Skol se entibia en la mano revelan que hay varios grados más. Es Avenida Atlántica, tal vez la más reconocida peatonal del sur del mundo y postal indiscutible de Copacabana, Río de Janeiro. Sus hipnotizantes dibujos ondulados en blanco y negro recorren las 32 cuadras de costanera que separan los barrios de Leme de Arpoador. Todo el recorrido es un perfecto estudio antropológico de Río: bellas garotas que toman sol en infartantes trajes de baño, los vendedores cargados como camiones de mudanzas, modelos de teleserie post almuerzo de Canal 13 que pasan trotando con sus iPods conectados a zapatillas Hi Tech, abuelitos en zunga y un extenso etcétera. Lo mejor de todo es que a nadie le preocupa el qué dirán y todos disfrutan sin peros, mientras los turistas hacemos alguna escala en los puestos donde venden cocos helados o pésimas caipiriñas y tratamos de entender la filosofía carioca. Un dato: antes de cruzar mire a ambos lados, ya que los ciclistas no respetan turistas desprevenidos.

PUERTO MADERO, BUENOS AIRES
El barrio más joven de la ciudad está compuesto por 16 dársenas y cuatro diques que durante mucho tiempo estuvieron abandonados. Su historia se remonta al siglo 19, cuando el ingeniero Eduardo Madero proyectó un puerto muy costoso, que demoró casi 20 años en construirse y, cuando estuvo terminado, ya era obsoleto. A fines de los 80 comenzó la recuperación y hoy cuenta con tres hoteles cinco estrellas, una de las esculturas más bellas del país, un complejo con ocho cines, reserva ecológica, un buen número de restaurantes y tranquilos paseos peatonales junto a los canales y a la sombra de las grúas portuarias.

LA RAMBLA, MONTEVIDEO
El ejercicio es el siguiente: tras comprobar la calidad de las carnes uruguayas en el entrañable Mercado Municipal de la Ciudad Vieja, diríjase al borde del Río de La Plata, donde varios residentes practican el deporte nacional de cebar mate y dejar pasar la tarde con una calma tan propia de esta nación como la alegría brasileña. La melancolía se respira y más en La Rambla, peatonal de 22 km que une la escollera Sarandí (perfecta para pescar) con la playa Carrasco, tras circundar alrededor de nueve bahías, entre las que destaca Pocitos. Un imperdible, ya sea para fotografiar o subirse a los juegos, es un pequeño parque de entretenciones playero y algo vintage, situado a un costado del muy lindo parque Rodó. Su extensión, belleza y cambios de paisaje lo convierten en un recorrido ideal para realizarlo sobre una bicicleta.

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