Alias Grace: llega la otra serie de la icono feminista Margaret Atwood
Este viernes llega a Netflix otra adaptación de novela de la escritora canadiense detrás la elogiada El cuento de la criada.
En cosa de un año, la novelista canadiense Margaret Atwood (77) ha pasado de ser una premiada figura del mundo de la literatura, a toda una musa televisiva, encontrando de paso una nueva y amplia audiencia para su trabajo.
The handmaid's tale, la adaptación a la pantalla chica de su novela más conocida, se ha transformado en una de las series más elogiadas del año, consiguiendo además el hito de ser la primera producción de una plataforma de streaming (Hulu) en llevarse el Emmy a Mejor Serie Drama.
Y mientras la serie (que a Chile llegará en 2018 a través de Paramount Channel) se encuentra filmando su segunda temporada, otra historia de Atwood hará su debut televisivo esta semana: el viernes Netflix se estrenará Alias Grace, miniserie de seis episodios que adapta la novela homónima de la canadiense de 1996.
Pero si bien la historia llega a la pantalla chica al mismo tiempo que Atwood se ha transformado en una obsesión de la cultura pop, el salto de Alias Grace más allá del papel comenzó a gestarse hace dos décadas, cuando la mente detrás del proyecto, la directora, guionista y actriz Sarah Polley, tenía 17 años. Por ese entonces, según contó la realizadora al periódico New York Times, Polley (Lejos de ella) estaba obsesionada con poder adaptar el libro a una película, acercándose personalmente a Atwood con la idea, pero la novelista rechazó el trabajar con una adolescente que por ese entonces sólo era conocida en Canadá por protagonizar una serie infantil de Disney.
Ambas volvieron a tomar contacto en 2012, cuando Atwood decidió ceder los derechos del libro para una película, con Polley como directora y libretista. Pero tras varios retrasos, el proyecto mutó en una serie de televisión, co-desarrollado por Netflix y la cadena de televisión canadiense CBC. Polley finalmente se mantiene como guionista de la serie, pero cedió su puesto de directora a la veterana realizadora Mary Harron (Psicópata americano).
Lucha desde la ficción
Sea a través de novelas, ensayos o cuentos, Atwood ha sido catalogada como una de las voces feministas más importantes de la literatura de fines del Siglo XX. Su trabajo, que suele analizar el trato hacia la mujer a lo largo de la historia, criticando sobre todo a la sociedad estadounidense, ha tomado una nueva relevancia en medio de la era Trump.
La temática es la que une a The handmaid's tale con Alias Grace, tanto en el papel como televisivamente. Pero si la serie protagonizada por Elisabeth Moss explora un futuro distópico en el cual la mujer es reducida a una esclava con la única misión de procrear, la miniserie viaja hacia el pasado para reinterpretar un suceso real y cómo este hablaba tanto de la sociedad de la época como de la moderna. Polley describió las diferencias como: "The handmaid's tale es un futuro donde las mujeres han sido privadas de sus derechos. Alias Grace transcurre antes de que esos derechos si quiera existieran".
Alias Grace se inspira en el caso de Grace Marks (en la serie interpretada por Sarah Gadon), una inmigrante irlandesa en Canadá que en 1843, con tan sólo 16 años, fue acusada de asesinar al hombre para el cual trabajaba como empleada doméstica, y a la amante de éste; un hecho controversial debido a múltiples testimonios contradictorios.
La historia comienza 15 años después, con Marks ya en la cárcel, con un grupo de miembros de la iglesia metodista trabajando por la libertad de la joven. Para eso buscan la ayuda del doctor Simon Jordan (personaje ficticio creado por Atwood; interpretado en la serie por Edward Holcroft), a quien piden que evalúe a Marks con el fin de encontrar algún trastorno psiquiátrico que la exima de culpas.
Las conversaciones de la joven con el doctor, donde esta describe con detalles -de veracidad a ratos cuestionable- su vida, marcada por carencias y abusos (lo que adquiere un paralelo moderno extra al resaltar las dificultades de los inmigrantes), es una manera de entregar una mirada a la compleja mente de una mujer en particular, más que dar respuestas sobre su inocencia o culpabilidad.
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