Atribuyen error de los computadores a la pérdida de la sonda rusa Fobos-Grunt
Según explicó el jefe de la agencia espacial Rusa, el fallo de los computadores a bordo fue probablemente causado por las partículas pesadas del espacio cósmico
Un fallo en los ordenadores de a bordo causó la pérdida de la sonda rusa Fobos-Grunt, que tenía como destino Fobos, una de las dos lunas de Marte, informó hoy el director de la agencia espacial rusa (Roscosmos), Vladímir Popovkin.
El jefe de Roscosmos indicó que según la comisión investigadora la causa "más probable" del fallo informático registrado en noviembre pasado fue una "acción local de partículas pesadas del espacio cósmico".
"Se produjo el reinicio de dos equipos del sistema de ordenadores a bordo, que dejó a éste en régimen de máximo ahorro de energía y a la espera de órdenes", dijo Popovkin, citado por la agencia oficial RIA Nóvosti, en una reunión sobre el desarrollo del sector espacial.
Las declaraciones de Popovkin echan por tierra algunas versiones adelantadas por expertos rusos acerca de que el fallo de la estación interplanetaria automática pudo ser provocado por emisiones de radares estadounidenses.
Poco después de su lanzamiento, el 8 de noviembre del año pasado, la sonda rusa quedó en la órbita terrestre en lugar de emprender su viaje rumbo a Marte, sin control desde las estaciones terrestres de seguimiento.
Dos semanas después, la Agencia Espacial Europea consiguió recibir señales de la Fobos-Grunt, un acontecimiento que hizo renacer las esperanzas de recuperar el aparato.
Sin embargo, todos los esfuerzos de reanimar la sonda fueron infructuosos y el aparato, con una masa de 13,5 toneladas, se estrelló contra las capas altas de la atmósfera terrestre el 15 de enero pasado.
Según Roscomos, los restos de la sonda que no ardieron al entrar en la atmósfera pudieron caer en una zona en el sur del Pacífico, a un millar de kilómetros de las costas de Chile.
La Fobos-Grunt debía cumplir una misión de 34 meses que incluía el vuelo a Fobos, el descenso a su superficie y, finalmente, el retorno a la Tierra de una cápsula con muestras del suelo del satélite marciano.
El proyecto, con un coste de 5.000 millones de rublos (unos 170 millones de dólares), tenía como objetivo estudiar la materia inicial del sistema solar y ayudar a explicar el origen de Fobos y Deimos, la segunda luna marciana, así como de los demás satélites naturales en el sistema solar.
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