Barcelona, a un mes del ataque yihadista
Aunque la mayoría intenta retomar su vida cotidiana, el fantasma de lo ocurrido en La Rambla sigue presente. Las medidas de seguridad se han reforzado mientras cada tanto se desarrollan operativos antiterroristas. "Me gustaría dar vuelta la página", dice un testigo.
El lunes 11 de septiembre, cientos de miles de personas ocuparon las principales avenidas de Barcelona con motivo de la fiesta de la Diada de Cataluña, manifestación que se transformó en un espaldarazo al referendo independendista del próximo 1 de octubre. La multitud caminó sin obstáculos alzando sus banderas catalanas, pero todo en medio de un fuerte despliegue de seguridad, con los Mossos (la policía de Cataluña) resguardando prácticamente cada esquina.
Al día siguiente, el Barça enfrentó a la Juventus por la Champions en el Camp Nou. Si bien, a diferencia de muchos de sus pares europeos, los hinchas catalanes tienen una reputación de ser relativamente tranquilos, ordenados e incluso "aburridos", la seguridad era muy alta, con policías con armas largas apostados en distintos puntos del estadio y una revisión de bolsos que retrasó el ingreso.
Aunque los catalanes intentan retomar su vida cotidiana, el fantasma del terrorismo a un mes del ataque en La Rambla del 17 de agosto, sigue presente. De hecho, Barcelona se encuentra en nivel 4 (de un total de 5) de amenaza terrorista.
En este clima, festivo para algunos y de temor para otros, la misma noche del duelo del Barça contra la Juventus se llevó a cabo un operativo antiterrorista en los alrededores de la Sagrada Familia. Eso sí, se trató de una falsa alarma.
"Es muy evidente que hay más seguridad luego de los atentados. Si bien no era extraño ver a policías, ahora están portando armas largas. Eso es muy fuerte", comenta Marta, una joven de 23 años que trabaja en una tienda cerca de Plaza Cataluña, ubicada a unos pocos metros de La Rambla.
"No quiero hablar más"
Fue en este paseo turístico donde cerca de las 17:00 de la tarde, hace un mes, un furgón generó pánico y dio muerte a 16 personas, mientras que más de 100 quedaron heridos. El vehículo irrumpió a gran velocidad desde la calle Buen Suceso y recorrió unos 550 metros hasta el mosaico Miró, donde se activó el airbag del automóvil y el atacante corrió por las estrechas calles aledañas. Se especula que Younes Abouyaaqoub, a quien la policía le adjudicó la autoría del ataque, ingresó al mercado de la Boquería, se mezcló con las personas que corrían y recibió ayuda de alguien en ese sector.
"Fue fatal, fue terrible. Como a las cinco entró la furgoneta y atropelló a todos a su paso. No quiero hablar más de esto, nos preguntan todos lo días y me gustaría dar vuelta la página. Tenemos a un compañero con bajón psicológico, otro compañero más allá lo atropellaron", cuenta Jordi un vendedor en uno de los puestos de La Rambla.
Justo a la entrada de este paseo, al frente de la Plaza Cataluña, un imponente farol ha sido ocupado para colocar flores, banderas y mensajes en honor a las personas que fallecieron. A unos pocos metros, la policía, con dos furgones y armas largas, vigila el lugar, como también a lo largo de todo el paseo y las avenidas cercanas.
Los atentados en Barcelona, los mayores desde los ataques del 11 de marzo de 2004, abrieron el debate sobre el uso de obstáculos o bolardos para impedir los atropellamientos masivos.
Esto luego que el diario El País revelara que el año pasado el Ministerio del Interior realizó una serie de recomendaciones para que se "aislaran de manera física con objetos o con agentes de policía puntos estratégicos que pudieran ser objeto de atentado terrorista". En esa oportunidad, la alcaldía tomó en cuenta estos consejos en el marco de la Junta de Seguridad Local, que se reúne tres veces al año y en la cual están presentes la Guardia Urbana, Bomberos, los Mossos d'Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil. Desde la alcaldía aseguraron al periódico español que, en el caso concreto de La Rambla, la Junta decidió que, en lugar de colocar bolardos, habría "una presencia policial continua" en este punto de la ciudad.
"Se ha hablado mucho de los bolardos, pero yo no sé si ayuda para este tipo de atentados, porque además por aquí pasan ambulancias, no sé si es buena idea", comenta Ana, de 47 años, vendedora de un negocio en La Rambla.
Otras de las controversias que surgieron tras los ataques fue la información de la prensa local en cuanto a que la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) habría advertido a los Mossos, el 25 de mayo pasado, que La Rambla era objetivo del terrorismo yihadista en el verano boreal.
Tanto el consejero de Interior, Joaquim Forn, y el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, reconocieron que efectivamente recibieron la alerta, aunque ambos negaron que la advertencia viniera de la CIA. Trapero ha estado también en el ojo del huracán por no vincular la explosión ocurrida un día antes del ataque en La Rambla con un atentado terrorista. Mientras las dudas respecto a la respuesta policial no bajan de intensidad, muchos en Barcelona intentan dejar atrás los ataques.
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