Birdman o la esperada bendición de la Academia
La primera comedia de Alejandro González Iñarritu (Amores perros) llega Chile el jueves, con nueve nominaciones al Oscar.
Dentro de las películas que se alzaron el jueves pasado como favoritas para ganar el ansiado y vilipendiado premio Oscar, se encuentra el nuevo trabajo del mexicano Alejandro González Iñárritu (Amores perros) titulado Birdman: O la inesperada virtud de la ignorancia, con nada menos que 9 nominaciones, entre ellas Mejor Película, Actor y Director.
Precedida de una crítica en su mayoría favorable, Birdman destaca en especial por traer de vuelta al rol protagónico a Michael Keaton, recordado por haber protagonizado las primeras versiones de Batman a principio de los 90. Keaton ahora vuelve y presta bastante más que su persona al personaje de Riggan Thomson en un filme que nos relata los días previos al estreno de una obra en Broadway, adaptada, dirigida y protagonizada por el propio Riggan. Pronto nos enteramos que él mismo fue un actor que 20 años atrás alcanzó la fama protagonizando la adaptación al cine del superhéroe Birdman, pero que luego se negó a continuar con la franquicia y vio cómo su popularidad se fue eclipsando.
Realidad y ficción se unen, tanto en el universo real de Keaton - Riggan, como en el universo diegético de Riggan -Birdman, personaje que se ha transformado en una especie de sombra en su vida, y quien le habla constantemente, ridiculizándolo y asegurándole que su error más grande fue el momento en que decidió alejarse del rol que le dio fama y fortuna.
Preso de la ansiedad que significa jugarse el todo por el todo sobre el escenario y en su vida, Riggan debe luchar con sus propios demonios, a la vez que debe lidiar con actores egocéntricos, una hija que le sirve de asistente personal y que viene saliendo de rehabilitación por drogas, y el terror tangible de una crítica lapidaria en The New York Times.
Birdman representa el trabajo más satírico que ha realizado hasta la fecha Alejandro González Iñárritu, director que nos tenía acostumbrados a dramas y penurias existencialistas en obras como Babel y Biutiful. Si bien esta no es una comedia propiamente dicha, sí es más liviana que sus predecesoras y hasta presenta algunos alivios cómicos de la mano de personajes como Jake (Zach Galifianakis) o Mike, a cargo de un estupendo Edward Norton, que interpreta a un insufrible actor de método.
Tal vez el mayor mérito de un filme como Birdman va por el lado de la dirección de fotografía, a cargo del mexicano Emmanuel Lubezki, habitual colaborador de Terrence Malick y ganador del Oscar el año pasado por su trabajo en Gravedad.
Articulada como si se tratara de un solo plano secuencia de principio a fin, en la senda de La soga (1948) o El arca rusa (2002), Birdman es un divertimento en el área. Demostrando ingenio y osadía, aunque a ratos también un poco de tedio, nos enfrentamos a una cámara que literal y metafóricamente vuela por los pasillos del teatro y las calles de Nueva York, siguiendo a sus personajes y escrutándolos en sus acciones. Un mérito que, seguramente, verá recompensa la noche del Oscar.
Por supuesto, cabe preguntarse si en su conjunto Birdman es merecedora de tanto bombo y platillo como el que ha recibido, y la respuesta será tan variada como quien la responda. Lo cierto es que la Academia ha puesto los ojos sobre esta obra y gane o no algún premio el próximo 22 de febrero, ya es harina de otro costal. Birdman ya ganó, guste o no.
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