Casen 2011: Cómo ha cambiado el rostro de la pobreza

Hace 40 años la pobreza se asociaba a la carencia de bienes materiales. Hoy, se vincula con un tema de mayores oportunidades e integración social.




La pobreza en Chile ha cambiado. La baja en los niveles evidenciada en la última Encuesta Casen es sólo una arista de cómo ha evolucionado ese indicador en el país. Distinto es entender qué implica ser pobre hoy, versus la concepción de pobreza que había hace 20, 30 o 40 años. Y sobre esta última visión, hay consenso entre los expertos en que hoy la pobreza tiene otro rostro y otra dimensión.      

"La actual pobreza no se basa únicamente en los ingresos que perciben las personas. La pobreza de hoy se asocia, más que con una carencia de bienes materiales, con un tema de mayores oportunidades", asegura Benito Baranda, presidente en Chile de la Fundación América Solidaria.

Se trata, explica el economista de la Universidad Católica José Díaz, de lo que se conoce como una pobreza equipada. "En el pasado, la pobreza estaba marcada por carencias que ponían en riesgo la supervivencia de las personas, como pasar hambre, frío o estar descalzo. Ahora, los pobres tienen zapatos, techo y muchos de ellos poseen celular, televisor de última generación, televisión por cable e incluso automóvil", señala el académico. Ello, añade, ha sido impulsado por el crecimiento de la economía, la baja de la inflación y un mayor acceso al crédito.

"A diferencia de los años 60, 70 y 80, en que el endeudamiento de las familias pobres se hacía posible por medio de la costumbre de la época de vender 'fiado' o por medio de prestamistas o casas de empeño, en la actualidad muchas familias tienen acceso al endeudamiento por medio de préstamos personales y mediante tarjetas bancarias y tarjetas de casas comerciales", señala Díaz.

En la Fundación para la Superación de la Pobreza (FSP) coinciden en que los hogares más pobres han cambiado sus hábitos de consumo en las últimas dos décadas. Mencionan que en la última encuesta de presupuestos familiares del INE, de 2008, se observa de cerca la estructura del gasto del primer quintil, de más bajos ingresos de la distribución. "Sorprende que el gasto en automóviles aparezca  por sobre el consumo de pollo, tabaco, cecinas y papas. Asimismo, llama la atención que el gasto en computadores personales y televisores exceda el gasto en leche, quesos y yogurt", indican en la entidad.

El gasto de los más pobres ha sido recogido por las empresas. "Claramente ha habido una movilidad de ese segmento. Hace 40 años, las estrategias comerciales y de marketing de las empresas no consideraban a ese nicho como potenciales clientes. Ahora sí los perciben como eventuales consumidores", afirma Henry Northcote, gerente general de la Asociación Chilena de Agencias de Publicidad (Achap).

En la Casen, la línea de la pobreza es determinada por el valor de una Canasta Básica de Alimentos, que en 2011 se calculó en $ 72 mil. Esto significa que el 14,4% de los chilenos vive con menos de esa cifra, por persona, al mes. La línea de la indigencia es la mitad: $ 36 mil. La cifra se actualiza permanentemente, pero la composición de la canasta no ha variado desde 1987. Expertos han sugerido su revisión, pero el gobierno defendió el viernes la fórmula. "Es la única manera de comparar", dijo Joaquín Lavín en sus varias apariciones del viernes.

Los actuales problemas           

Hasta mediados del siglo XX, explica Leonardo Moreno, director ejecutivo de la FSP, la pobreza en Chile era sinónimo de analfabetismo, desnutrición y alta mortalidad infantil. Hoy, agrega, esa pobreza tiene otras características: mayor esperanza de vida, pero a la vez, altos índices de obesidad, y afectada por altos grados de vulnerabilidad y brechas sociales.    

"La prevalencia de desnutrición en menores de seis años en Chile disminuyó de 37% en 1960 a 2,9% en 2000. En igual período, la mortalidad infantil se redujo de 120 por cada mil nacidos vivos en 1960, a 10 por mil nacidos vivos", afirma. Pero, subraya, entre 1995 y 2006 la prevalencia de obesidad en niños de dos a cinco años que asisten a establecimientos de la Junji subió de 8,6% a 10,4%. "Ahora no hay un problema de no tener qué comer, el tema es qué está comiendo la gente pobre", apunta.

La cara más moderna de la pobreza, de mayor equipamiento y acceso a bienes, también ha generado una situación de "camuflaje" de otra problemática. "La pobreza ha sufrido un importante desplazamiento desde las necesidades más materiales y las carencias básicas de subsistencia hacia dimensiones más subjetivas, relacionadas con los niveles de participación en el desarrollo socioeconómico general que ha logrado el país", afirma Baranda.          

En ese sentido, agrega, una de las caras más amargas de la actual pobreza es la segregación territorial y la sensación de discriminación. "Si bien han disminuido las necesidades de vivienda y hoy los pobres viven en casas de materialidad relativamente aceptable, fueron trasladados a zonas periféricas que generaron verdaderos guetos de inseguridad y exclusión", dice.  

Por lo mismo, Moreno señala que no basta con medir la pobreza. "El mayor desafío de Chile en materia de diseño e implementación de políticas sociales es escuchar a los afectados, hacerlos partícipes de las decisiones que les atañen, integrar sus percepciones, apreciaciones y propuestas en el desarrollo de planes y programas", indica.

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