Chileno acusado de ataque a policía vuelve a cárcel en Barcelona

<p>Rodrigo Lanza debe terminar de cumplir su condena tras ser hallado culpable de haber causado las lesiones a un agente de la guardia urbana de esa ciudad española, en febrero.</p>




Comer en casa, estar con la familia, pasear al perro y dejar que los minutos pasen hasta el momento de volver a la cárcel. Así transcurren las horas del joven chileno Rodrigo Lanza (25), quien hoy jueves, en algún momento del día, debe presentarse a cumplir el resto de su condena de tres años, tras ser hallado culpable del ataque a un agente de la guardia urbana de Barcelona ocurrido el 4 de febrero de 2006.

En los incidentes, mientras intentaba desalojar una fiesta en una casa okupa, el funcionario policial recibió un golpe en la cabeza que lo dejó en estado vegetal. Lanza y otros dos chilenos fueron detenidos y hallados culpable de ese hecho, cargos que éste niega hasta ahora.

Rodrigo Lanza había salido de la cárcel el 2 de febrero del año pasado, tras cumplir la mitad de la pena que había solicitado la parte querellante.

Antes y durante el encierro estudió Historia, pero abandonó la carrera. Al salir las ofició un tiempo de panadero, pero luego partió a Zaragoza con su novia, tras nuevos altercados con la policía, según afirma, porque era reconocido como el presunto agresor del agente catalán.

Ahora debe volver, porque le quedan tres años y dos días de condena. Dice que espera estar sólo un año en prisión, y de ahí acceder a los beneficios de libertad provisional por buena conducta.

Sin embargo, de sus propias palabras se desprende que no será fácil. Para tener alguna prebenda debe expresar su arrepentimiento por el crimen que purga, algo que afirma no está dispuesto a hacer, porque, por convicción, no puede declararse culpable de una agresión que no cometió.
Reclama que todo el proceso judicial en su contra ha estado plagado de dudas y presuntas anomalías, pero tiene claro que ya no hay instancias de apelación. "Si dos jueces te han declarado culpable, entonces ya nada se puede hacer". Dice, por ejemplo, que fue notificado de volver a la cárcel con 72 horas de anticipación, siendo que suele hacerse 15 días antes.

AISLADO
Durante su estada anterior estuvo en un módulo para delincuentes de alta peligrosidad, incluyendo pandillas de jóvenes inmigrantes de entre 18 y 25 años. Estuvo aislado un par de veces, una de ellas por una huelga de hambre, pero en general dice que fue llevadero, pues ayudaba a los demás internos incluso a redactar cartas a sus familias. Cuenta que, paradójicamente, el crimen por el cual fue acusado le fue de ayuda. "Al menos adentro (atacar a un policía) está bien visto".

Si logra salir, tiene claro que tampoco le será fácil. Parte de su condena le obliga a pagar una indemnización de 1.080.000 euros por daños civiles al Estado, por lo que, en caso de hallar empleo, se le descontará automáticamente todo el excedente de remuneración que supere el ingreso mínimo. "Algo tendré que inventar, porque por principios tampoco pagaría al gobierno español por algo que no hice".

OPCIONES
Su madre, Mariana Huidobro, lo ha acompañado desde que salió de prisión. Ahora, tras la internación de su hijo debe volver a Milán, donde reside habitualmente, y retomar su trabajo tras dos años de ausencia, para reunir los recursos necesarios que le permitan seguir atenta a lo que sucede en Barcelona. Por ella que su hijo no volviera, que se fuera "al Tibet", porque ya supo lo que se sentía. "Uno vive la cárcel con Rodrigo".

Lanza también pensó en huir, pero sacó cuentas. O cumple los años que le quedan con la opción de salir antes, o fugado arriesgaba al menos 10 años sin poder entrar a Europa, lo que significaba no poder visitar a su madre ni conocer a su sobrino por nacer, hijo del hermano con el que comparte un pequeño piso en Barcelona.

Al final optó por lo primero, porque a su juicio, "tampoco es una despedida del mundo".

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