Chileno crea revolucionario instrumento para cirugías de vesícula
Creó un dispositivo con imanes que disminuye dolor, tiempo de cirugía, permanencia en el hospital y días de licencia laboral.
Más de 25 chilenos a los que se les ha extirpado la vesícula han sido operados con un innovador sistema que utiliza un imán para levantar este órgano y el orificio del ombligo para realizar el procedimiento. ¿El resultado? Recuperación más rápida del paciente, sin tanto dolor, menos tiempo de hospitalización, menor cantidad de días de licencia y sin cicatriz visible.
Este dispositivo fue creado por el médico chileno Alberto Rodríguez-Navarro, fundador de la compañía Levita Magnetics, con sede en California (EE.UU.), quien hace 10 años, viendo la gran cantidad de cirugías de extracción de la vesícula biliar que se practican a diario, comenzó a buscar la forma de mejorar esta práctica, una de las más habituales no sólo en Chile, sino también en Estados Unidos.
Entre 2005 y 2006 se realizaron casi 30 mil de estas cirugías en Chile. De forma preventiva se practican en personas con cálculos o pequeñas piedras que obstruyen el órgano o sus vías, condiciones que son factor de riesgo del cáncer de vesícula en el país
Hace tres años, Rodríguez- Navarro encontró el diseño final que buscaba: tijeras, pinzas e imán que permiten un procedimiento menos invasivo y más rápido.
Hace 40 años, una cirugía para la extracción de la vesícula implicaba una gran incisión vertical de más de 20 cm, desde donde termina el esternón hasta debajo del ombligo. Con el tiempo fueron evolucionando hasta llegar a la cirugía laparoscópica que hoy deja al menos cuatro incisiones en el medio del vientre. "Todo el tiempo que estuve haciendo cirugías me daba cuenta que los pacientes quedaban con mucho dolor, y como son varias cicatrices, todavía existe riesgo de infecciones. Queríamos reducir todo eso", señala Rodríguez-Navarro.
También esperan que los tiempos de la cirugía se reduzcan a la mitad. Es decir, si hoy una cirugía por vía laparoscópica demora entre 45 minutos y una hora, la cirugía con imanes y pinzas no debiera pasar de los 30 minutos como máximo.
Para probar el dispositivo, a la fecha se han realizado más de 25 cirugías en el Hospital del Salvador y el Hospital Padre Hurtado, en la capital, y todas con buenos resultados. Faltan todavía por realizar una decena más. El objetivo es lograr que esta cirugía se pueda realizar de manera ambulatoria. Por ahora se realiza sólo en cirugías electivas, pero la idea es que una vez comprobados los beneficios, se pueda realizar también en casos de urgencia e inflamación. En el futuro esperan ampliar la utilización de este tipo de dispositivos a cirugías de apéndice y cualquiera que tenga relación con el tórax y abdomen, incluyendo cirugías ginecológicas.
Trabajo internacional
En la generación de esta herramienta ha participado también un comité científico integrado por expertos de la U. de Harvard y de la U. de Stanford (ambas de Estados Unidos)
Homero Rivas, académico y director del Departamento de Cirugías Innovadoras en el segundo centro, conoce de cerca este dispositivo y ha presenciado varias cirugías en Chile. "Creo que es una innovación muy interesante, porque facilita el procedimiento quirúrgico. Para que una innovación sea exitosa, debe ser simple de adoptar, de bajo costo, pero con beneficios respecto del procedimiento habitual y este equipo tiene todos esos atributos", señala.
El equipo fue desarrollado en California, porque en ese lugar ya existen ingenieros dedicados a la producción de prototipos quirúrgicos, experiencia empresarial en el desarrollo de dispositivos médicos y abogados que conocen de esta área y su relación con las disposiciones legales.
Para el desarrollo de la tecnología, Levita Magnetics tuvo el respaldo de Corfo e inversionistas privados, como Aurus, una de las primeras compañías de capital de riesgo en apoyar la idea.
En Chile, ya cuentan con la autorización del Instituto de Salud Pública y están tramitando el permiso con la FDA, la agencia de control de alimentos y medicamentos de EE.UU.
El padre de Rodríguez-Navarro es ingeniero mecánico y fue fundamental en la gestación de la idea. "Con él discutíamos sobre cómo movilizar ciertos elementos", dice el médico.
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