Chilenos desperdician 63 kilos de pan al año
Según estimaciones de la FAO, cada familia en el país bota en promedio esa cantidad al desechar la miga y cortar el pan en trozos.
Un variado grupo de gente espera a que los últimos puestos de una feria libre en Ñuñoa se retiren para comenzar a recoger frutas y verduras que los comerciantes abandonan. Estudiantes, vecinos y algunos indigentes aguardan con paciencia mientras analizan lechugas, papas y frutas desperdigadas por el suelo. Alimentos que ya no sirven para la venta, por su apariencia, pero en perfectas condiciones para el consumo.
Esta práctica de los comerciantes es clasificada como Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA) y es parte fundamental del último informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), parte de la campaña mundial "Save Food" (Salvemos la comida), que busca la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos.
De acuerdo al nuevo boletín -que analiza mediante el estudio de casos particulares el comportamiento de América Latina y el Caribe en el tema-, en Chile, por ejemplo, tras seguir por tres meses a diez familias de Santiago, la FAO, en colaboración con la U. de Santiago, estimó que cada grupo familiar bota 63,3 kilogramos de pan al año, lo que equivale al 16,7% del consumo promedio de la población nacional, particularmente por la práctica de sacarle la miga o comerse sólo un trozo, pues la otra parte, normalmente se bota después de endurecerse.
En el país, el estudio siguió el proceso de la papa, la lechuga, el arroz, la merluza y la jibia, detectando, por diversas razones, ya sea en el proceso de cosecha o de consumo final, una serie de prácticas que hacen que parte de estos alimentos se pierdan o se desperdicien.
Por ejemplo, al estudiar el caso de un molino industrial de arroz, determinaron que la principal causa de pérdida es el manejo inadecuado del producto, que provoca el deterioro de los granos y su caída al suelo. Las 140,4 toneladas que desechan al año, con un valor de 12 mil dólares, podrían alimentar en el mismo período a 12.764 personas, dice el informe (ver infografía).
Las pérdidas suceden principalmente durante la producción, post cosecha, almacenamiento y transporte, mientras que "los desperdicios ocurren durante la distribución y consumo, en una relación directa con el comportamiento de vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y consumidores, que deciden desechar los alimentos que aún tienen valor", dice el estudio.
La iniciativa "Save Food" promueve el diálogo entre diversos sectores (industria, investigación, política y sociedad civil) mediante conferencias y proyectos que involucren a todos los actores implicados en la cadena de suministro de alimentos, además apoya el desarrollo de medidas efectivas en la materia y la sensibilización pública sobre el impacto del desperdicio de alimentos.
Eve Crowley, representante para América Latina y el Caribe y representante de la FAO en Chile, explica a La Tercera que "existe un compromiso político para actuar ante esta problemática. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a través de su Plan de Seguridad Alimentaria, está impulsando una serie de medidas concretas para recuperar alimentos y evitar que acaben en la basura. Estas medidas incluyen la creación de campañas de información y alianzas para sensibilizar a todos los actores de la cadena alimentaria, mejoras en la claridad del etiquetado de los alimentos en cuanto a la fecha de expiración y aplicación de buenas prácticas agrícolas durante la fase de producción, cosecha, almacenamiento y transporte".
Qué no come Chile
En 2014, en el país se desarrolló el primer evento Disco Sopa. Este movimiento internacional, que nació en Alemania en 2012, impulsa acciones para evitar el desperdicio de alimentos bajo el eslogan "llenar barrigas, no botes de basura". A través de reuniones festivas y comunitarias, esta ONG crea conciencia y demuestra que los alimentos que algunos desperdician son perfectamente buenos, seguros y deliciosos para su consumo. La primera versión chilena, realizada en la U. de Santiago, recuperó y aprovechó 200 kilogramos de frutas y hortalizas.
Si bien el boletín de la FAO destaca esta iniciativa, también hace hincapié en las mejoras que necesita la cadena productiva nacional para así poder prevenir y reducir las pérdidas y desperdicios.
"En Chile, estas pérdidas son un síntoma de una serie de otras falencias que hemos identificado en el sistema alimentario nacional, principalmente la falta de coordinación en políticas y programas que permitan construir un sistema alimentario más saludable, eficiente e inclusivo. Estamos trabajando con el gobierno, ministerios y organismos sectoriales para justamente lograr esa coordinación y avanzar en un mejor sistema alimentario y nutricional para toda la población chilena", dice Crowley.
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