China emprende reformas a un sistema en punto de inflexión y con desafíos clave
El anuncio de nuevas reformas llega justo en momentos en que el régimen comunista ha reconocido que el sistema comienza a dar señales de agotamiento. Los cambios al sistema de urbanización, las futuras migraciones a las ciudades y la desaceleración del crecimiento de la población aparecen como retos.
Dos días antes del inicio del Tercer Plenario del XVIII Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), el escritor y periodista indio-estadounidense Fareed Zakaria advirtió en su columna del diario The Washington Post que "China se enfrenta a grandes desafíos y tendrá que hacer importantes reformas económicas, políticas y sociales ya que se desliza a través de la 'trampa de ingresos medios' que ha afectado a muchos países en vías de desarrollo que estaban creciendo rápidamente". Tras cuatro días de sesiones a puertas cerradas, los 376 miembros del Comité Central del PCCh acordaron el martes pasado darle un rol "decisivo" al libre mercado en la economía del país comunista. Así, las nuevas reformas se conocen justo en momentos en que el propio gobierno ha reconocido que el sistema ha llegado a un punto de inflexión: comienza a dar señales de agotamiento y sufre exceso de capacidad industrial, un alto nivel de endeudamiento y precios inmobiliarios astronómicos.
El Presidente chino Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang han reiterado su voluntad, desde su llegada al poder, en marzo pasado, de reequilibrar el crecimiento de la segunda economía mundial. Los recientes líderes tratan de poner en marcha un nuevo modelo de crecimiento más basado en el consumo interno que reemplace al actual, apoyado en las exportaciones y las inversiones. El objetivo es duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) y el ingreso per cápita en 2020. "Ello exigirá nuevos equilibrios entre lo público y lo privado, ganando terreno el segundo, entre el mercado y la planificación, ganando terreno el primero", explica a La Tercera Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, con sede en Beijing.
Ayer, una nota de la agencia oficial china Xinhua consignaba que el Presidente Xi había afirmado que "la reforma y la apertura decidirán el destino" del país y que "sólo el socialismo puede salvar" a China.
Aun después de la reforma y la apertura en 1978 con Deng Xiaoping, China "luchó para definir el mercado y algunos dogmáticos seguían preguntando si el socialismo podría dar acomodo a la economía de mercado", según reconoce Xinhua. Como sea, gracias a estas reformas China vivió un crecimiento sin precedentes de su economía entre 1978 y 2010, con un promedio del 9,5% anual. Sin embargo, debido a sus débiles exportaciones ante una frágil demanda global, la economía de China crecería en 2013 a su ritmo más lento en 23 años, a una tasa de 7,5%. El "dragón asiático" expuso recientemente que debe mantener un crecimiento superior al 7% para crear los 10 millones de nuevos puestos de trabajo que necesita cada año.
Si bien la conducción presidida por Xi Jinping ha instaurado una serie de cambios, incluyendo el aflojamiento de los controles en los préstamos bancarios y el anuncio de una zona de libre comercio en Shanghai, Beijing no ha encarado aún reformas económicas que, según el Banco Mundial y otros organismos, son clave para sostener el crecimiento.
En ese sentido, un informe publicado en marzo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) indica que la reforma del sistema de urbanización y las futuras migraciones del campo a las ciudades son determinantes para asegurar un crecimiento sostenido de la economía china. Al respecto, Ríos advierte que "ese proceso debe conducirse por la vía del crecimiento de las ciudades medias y pequeñas, preservando siempre un porcentaje de población en el campo a fin de garantizar la seguridad alimentaria".
En efecto, otro de los retos se basa en la construcción de viviendas para satisfacer la demanda del crecimiento de la población urbana. El primer ministro Li Keqiang ha reconocido que el proceso de urbanización es "una tendencia inevitable".
En los últimos años, China ha promovido rápidamente su proceso de urbanización. A finales de 2011, la población urbana del país era de cerca de 700 millones, más del 50% del total. Según un informe de 2009 de McKinsey Company, si las tendencias actuales se mantienen, la población urbana de China llegará a los mil millones en 2030. En 20 años, las ciudades de China han agregado 350 millones de personas, más que toda la población actual de EE.UU. "Para las empresas en China y en todo el mundo, esta escala de urbanización promete nuevos mercados sustanciales y oportunidades de inversión", agrega la consultora global.
Para Steve Koltes, copresidente de la firma británica CVC Capital Partners, otros de los retos para la segunda mayor economía del mundo son la desaceleración del crecimiento de la población y la alta concentración de la riqueza en una minoría. El deterioro de las perspectivas demográficas ha alarmado a las autoridades chinas, debido a la caída del número de trabajadores y el aumento de las personas de edad. Según Koltes, la población del país creció a un magro 0,5% el año pasado, en comparación al 5,8% de 2010, fenómeno que algunos expertos atribuyen a la "política del hijo único" por familia, que ha desequilibrado la tendencia demográfica entre hombres y mujeres. Esto explicaría la decisión del régimen de relajar esta norma, al permitir ahora que las parejas puedan tener dos hijos si uno de los padres es hijo único.
Las perspectivas desfavorables para el crecimiento de la población podrían recortar 3,25 puntos porcentuales al crecimiento económico anual de China en 2030, en comparación con el crecimiento de dos dígitos de las últimas décadas, señalan economistas citados por el diario South China Morning Post. Asimismo, Koltes dijo que el 1% de la población se lleva más de dos tercios de la riqueza del país, una distribución peor que la de EE.UU., donde el 1% se queda con alrededor de un tercio de la riqueza nacional.
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