Científicos encuentran posible método para disminuir contagio de malaria

Los expertos hallaron una forma de esterilizar a los mosquitos sin que las hembras se den cuenta. Al hacer esto la población de mosquitos se podría controlar y así disminuir la cantidad de portadores de malaria.




Liberar a mosquitos sin esperma, genéticamente modificados, a la naturaleza podría en el futuro ayudar a evitar la transmisión de la malaria y reducir las posibilidades de grandes brotes de la letal enfermedad, informaron el lunes científicos británicos.

Investigadores de Imperial College London esterilizaron a mosquitos machos modificándolos genéticamente para neutralizar un gen requerido para la producción de esperma.

En un estudio para ver cómo le iría a estos mosquitos intentando encontrar una pareja sexual, descubrieron que las hembras no se dan cuenta si los machos son fértiles o no tienen esperma y, por lo tanto, no pueden fertilizar los huevos de la hembra.

Los investigadores dijeron que los hallazgos sugieren que en el futuro podría ser posible controlar el tamaño de la población de mosquitos que transmite la malaria introduciendo un cambio genético que los vuelve estériles. Los mosquitos hembras se aparearían sin saberlo con machos modificados y no podrían reproducirse.

La malaria es una enfermedad transmitida por mosquitos que afecta a hasta 300 millones de personas y causa la muerte a cerca de 800.000 cada año. Su amenaza es mayor en Africa, donde la Organización Mundial de la Salud dice que un niño muere de malaria cada 45 segundos.

Expertos en salud pública están trabajando para lograr la eventual erradicación mundial de la malaria, pero el progreso es lento y hay una constante necesidad de hallar mejores y más económicas formas de lograrlo.

"En la lucha contra la malaria, muchos esperan que la capacidad de controlar genéticamente al mosquito portador será algún día una parte clave de nuestras armas", dijo Flaminia Catteruccia del departamento de ciencias de vida de Imperial, quien lideró el estudio.

Pero añadió que para que estas ideas de control teórico funcionen en la práctica, los científicos deben establecer si los insectos seguirían apareándose normalmente, sin ser conscientes de que sus mecanismos sexuales habían sido alterados.

Tras aparearse por primera y única vez en su vida, el mosquito hembra pasa por ciertos cambios psicológicos, luego come sangre, y pone huevos.

En esta investigación, el equipo de Catteruccia descubrió que este patrón de comportamiento era el mismo sin importar si el apareamiento había producido huevos fertilizados que podían incubar una larva de mosquito.

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