Confidencias de Ali




El niño cambiado en la clínica. Cassius Marcellus Clay junior nació el 17 de enero de 1942 en Louisville y a su madre le llevaron una guagua con una cartulina que decía "Brown". Doña Odessa se percató de inmediato y le trajeron de vuelta a su hijo. La madre comenzó a llamarlo Gee Gee (GG). "Esos fueron los primeros sonidos que le oí. Cuando se hizo mayor me dijo que intentaba decir Golden Gloves (Guantes de Oro)", llegó a explicar la mujer.

A los 14 años, mirando las peleas retransmitidas por televisión, Cassius se fijó que en los intercambios los boxeadores recibían una y otra vez la misma clase de golpes cortos. En el gimnasio empezó a practicar el arte de alejarse de los lanzamientos inclinándose hacia atrás, porque en la corta distancia no es posible esquivar todos los golpes por medio de fintas y esquives. Los profesionales le advertían: "Algún día te van a arrancar la cabeza de cuajo". Pero él había visto que Jack Johnson también se inclinaba hacia atrás.

Siempre mantuvo en secreto el hecho de estar profundamente enamorado de la velocista Wilma Rudolph, triple medallista de oro en Roma 1960. "Hice cuanto pude para atraer su atención. Toda mi audacia cuando gritaba ¡Soy el más grande! y andaba de un lado para otro en la villa olímpica, desafiando a todos y pronosticando victorias, desaparecía hasta el punto de ser incapaz de pronunciar palabra cuando me encontraba ante Wilma".

La historia de la medalla de oro arrojada al río Ohio es falsa. Lo declaró el propio Ali en cuanto salió el libro El más grande, de Richard Durham. "No tengo ni idea de dónde puede haber ido a parar la medalla", le contó a David Remnick, ganador del Premio Pulizter, en El rey del mundo.

En Las Vegas, descubrió que el luchador Bello George hacía lo que él había estado haciendo y quedó fascinado. "Entró en los estudios de televisión peinándose la larga melena rubia, como una estrella de cine, mientras dos lindas muchachas sostenían los extremos de un manto de más de tres metros, para que no arrastrara por el suelo. 'Miren mi piel de seda… Miren mi hermosa cabellera… Si en el combate de lucha libre de mañana ese mendigo me estropea el peinado, lo aniquilaré. Quiero que todos acudáis temprano al Sports Palace, porque voy a fregar el suelo con él. Y si me gana, me cortaré la melena, arrojaré el pelo al público y saldré calvo". Cassius vio los efectos de la estrategia del Bello George, tal como antes había comprobado los efectos de la suya. "Todos fuimos a ver al Bello George, lo abuchearon y le arrojaron vasos de papel, pero ganó el combate".

En el estadio de Wembley, ante Henry Cooper en Londres: "Bajé la guardia y miré a una mujer que en primera fila chillaba. Era Elizabeth Taylor y su marido, Richard Burton, y de repente sentí una explosión en la mandíbula. Me encontré en el suelo, atontado y como paralizado. El público rugía y el árbitro contaba, pero antes de que llegara a cuatro, sonó la campana. Me demoraba en recuperarme en el rincón, Angelo Dundee se dio cuenta de que el relleno del guante asomaba por una costura descosida. Tardaron más de un minuto en ponerme otro guante".

En el segundo combate, en 1965, Sonny Liston cayó a la lona por un golpe fantasma.

"Suenan abucheos y gritos de tongo, tongo, tongo, pero la verdad es que jamás ha habido menos tongo que en esta pelea. Lo único que sé con toda certeza es que la potencia de mi golpe hubiera dejado fuera de combate al más pintado". El documental sobre el canadiense George Chuvalo, El último round, mostró en 2003 el derechazo brutal que dio en el oído izquierdo de Liston, por eso que al intentar recuperarse con una rodilla en pie, rodó otra vez a la lona, sin equilibrio.

"Al contrario que la mayoría de los boxeadores, dejo en último lugar los ejercicios con los sparrings. Quiero subir fatigado al cuadrilátero. Si subiera inmediatamente después de llegar al gimnasio, lo haría pletórico de ánimos, mi resistencia no estaría debilitada, y no tendría que esforzarme. Siempre exijo que mis sparrings estén frescos. Boxeamos a ritmo fuerte y yo estoy dos veces más cansado que ellos. Esto me obliga a sacar fuerzas de flaquezas cuando fuerzan el ritmo y a contrarrestar sus ataques".

Definiciones de Ali: "¿Mi mejor pelea? Ante Cleveland Williams. ¿El rival más difícil? Ken Norton. ¿El más duro? Joe Frazier. ¿El más fuerte? George Foreman".

Dos sparrings de Ali se transformaron en campeones mundiales de peso pesado: Jimmy Ellis (1968) y Larry Holmes (1978).

Imperdibles: el libro El Combate, de Norman Mailer, y el documental Cuando éramos reyes, de Leon Gost.

En 1988, Muhammad Ali y Joe Frazier se reencontraron en un gimnasio, durante un homenaje. Frazier, en buena forma; Ali, rendido ante el mal de Parkinson. Joe quiso devolver las ironías: "Miren a Ali. ¿Qué le pasó? Sufre frazieritis... Ahora yo soy más rápido", se burló y gruñía, mientras le pegaba a la bolsa: "¡Uh!", y un golpe. "¡Uh!", otro más. Muhammad susurró... "Aún soy más veloz, Joe", y se acercó al blanco. Sin tirar un golpe imitó a su archirrival: "¡Uh, uh, uh...! ¿Quieres verlo otra vez, Joe?".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.