Cuba se prepara para el cambio generacional en el poder

La isla celebró ayer comicios municipales, los últimos bajo el actual sistema electoral. Para 2018, la vieja guardia revolucionaria, debería cederle el poder a dirigentes más jóvenes.




Dos niños, uno de nueve y otro de 10 años, escoltan la urna en el centro de votación en la calle Perseverancia, en Centro Habana. Están vestidos con su uniforme de primaria, llevan su pañuelín de pioneros y permanecen muy derechitos cuando los votantes depositan su sufragio, con motivo de las elecciones para las asambleas municipales que se celebraron ayer en toda Cuba. Pero en cuanto el local queda vacío, a la espera de que lleguen nuevos ciudadanos, los niños ponen cara de cansancio y rápidamente dan dos pasos para sentarse unos minutos en una banca. Y eso que sólo son las nueve de la mañana: hace dos horas que abrieron las mesas de votación y deben permanecer así hasta las 18 horas o hasta que hayan votado todos los ciudadanos.

Propia de las particularidades de los procesos electorales cubanos, los centros de votación son "custodiados" por pioneros y no por militares, no están permitidas las campañas políticas de los candidatos (los electores sólo pueden "informarse" por unas resumidas biografías de los postulantes puestas en lugares visible del barrio) y en estos comicios el Partido Comunista de Cuba (PCC), el único legal, no puede participar como tal. La inscripción en los registros electorales de los mayores de 16 años es automática y, en términos generales, el voto es "voluntario".

"Puedes no ir a votar, pero terminas 'señalado' y eso puede ser una fuente de problemas. En mi caso, yo no quiero complicar a mi esposa, ya que ella es un cuadro, una funcionaria del Estado", explica Osmany, empleado en un "paladar", un restaurante privado, en la zona de El Vedado.

A las críticas de quienes dicen que el sistema electoral cubano no es democrático, las autoridades cubanas lo defienden: aseguran que son las "elecciones burguesas" de los "países capitalistas" las que establecen mecanismos para preservar el poder de determinados sectores económicos y sostienen que los comicios en Cuba buscan preservar el socialismo y la participación. De hecho, los entes oficiales destacan que en todas las elecciones desde los 80 la participación supera el 94%.

Pero eso no convence a muchos. "A diferencia de la mayoría de las elecciones del mundo, independiente de si son buenas o malas, siempre sirven como un termómetro para saber si la gente está de acuerdo o no, con esto o con esto otro. En Cuba es imposible saberlo, porque no se pregunta nada de eso", destaca Roberto, un artista gráfico, que vive en la zona de Miramar.

De cualquier forma parece que los de ayer serán los últimos comicios en Cuba bajo el actual sistema electoral, vigente desde 1992. Todo eso dentro del marco del proceso de reformas o "de actualización" iniciado en 2008, que incluye la renovación de la cúpula dirigente, cuyo paso más llamativo sería la salida del poder de Raúl Castro, anunciado para 2018.

En febrero pasado, el X Pleno del Comité Central del PCC acordó celebrar su VII Congreso en abril de 2016 donde se debe aprobar una nueva ley electoral, todo eso de cara a los comicios para la Asamblea Nacional (símil del Legislativo, de 612 miembros, y que elige al Presidente del país), donde debiera producirse la primera transición intergeneracional de los más altos poderes desde el triunfo revolucionario, en 1959. De hecho, cerca de la mitad de los candidatos a la Asamblea Nacional surgen de las instancias municipales.

Bajo el actual sistema de poder, establecido en la década del 70, Fidel Castro fue designado presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, y lo mismo se hizo con Raúl Castro, en 2008 y en 2013. Precisamente tras esa última elección, Raúl Castro anunció que "en mi caso, con independencia de la fecha que se perfeccione la Constitución, este será mi último mandato".

Pero él no será el único que estará obligado a ceder sus cargos, ya que dentro de las medidas políticas anunciadas por el régimen está la limitación de los principales cargos del Estado y del gobierno a un máximo de dos períodos de cinco años cada uno, y a la aplicación de topes de edad para ocupar esas responsabilidades.

De esa forma en los próximos años debiera salir la vieja guardia, como "el número dos" del PCC, José Machado Ventura; el ministro del Interior, Abelardo Colomé Ibarra y el comandante Ramiro Valdés, entre otros. Y sería el tiempo de una vanguardia más joven que ya ha ido poco a poco tomando las riendas del poder: el primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel (54); el ministro de Economía, Marino Murillo (54); el canciller Bruno Rodríguez (57); y la jefa del PCC de La Habana, Mercedes López Acea (50). Eso sí, el ministro de las Fuerzas Armadas, el general Leopoldo Cintra Frías (72), permanecería en su cargo posiblemente como garante de la continuidad.

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