Dani Rodrik: "Las elites políticas han exagerado los beneficios de la globalización"
El economista cree que los partidos deben priorizar los problemas domésticos de inclusión e igualdad para enfrentar la nueva realidad.
Los políticos tradicionales se han enfocado demasiado en las ventajas de la globalización y no han prestado atención a los perjuicios de dicho fenómeno, lo que ha redundado en una pérdida de confianza de la población y en el ascenso de los populistas. Ese es el argumento de Dan Rodrik, el destacado economista de la Universidad de Harvard, quien cree que los partidos políticos deberán girar sus narrativas hacia los problemas domésticos de inclusión social e igualdad para enfrentar esta nueva realidad.
El experto estará en Santiago para participar mañana en la conferencia "Productividad y Crecimiento Inclusivo", que organiza el Ministerio de Economía para marcar el cierre del "Año de la Productividad".
El voto a favor del Brexit, el triunfo de Donald Trump y el avance de los partidos populistas en Europa han mostrado la rabia de muchas personas hacia la globalización. ¿De dónde proviene esta molestia?
Las elites políticas han exagerado los beneficios de la globalización, minimizado las desventajas para muchas comunidades afectadas adversamente y, como resultado, han perdido la credibilidad y la confianza de sus electorados. Los populistas están explotando esto.
¿Qué deberían hacer los países frente a este sentimiento antiglobalización?
Los partidos políticos convencionales van a tener que elaborar una mejor narrativa. Durante mucho tiempo se escondieron detrás de una historia que decía que la globalización elevaría todos los botes, era inevitable en cualquier caso, o ambas. Ahora necesitan hablar de reformar la globalización, hacerla más compatible con la deliberación democrática nacional, enfatizar la gobernanza doméstica en vez de la global. En otras palabras, necesitarán priorizar los problemas domésticos de inclusión social e igualdad, incluso si eso se da a costa de firmar más acuerdos comerciales.
¿Es el proteccionismo la respuesta correcta?
No, pero sería un error mirar la alternativa hacia adelante como una entre el libre comercio y el proteccionismo. Nuestros acuerdos comerciales son arreglos extremadamente complejos, que distribuyen los beneficios y los costos a lo largo de diferentes partes de nuestras economías. Las reformas que necesitamos no son sobre más proteccionismo, sino sobre reescribir estos acuerdos de manera que privilegien menos a las multinacionales y bancos y más a la gente común y corriente.
Usted ha argumentado que la globalización ha ido muy lejos. ¿Por qué?
Los mercados requieren gobernabilidad en la forma de regulación, estabilización, redistribución. En la economía doméstica, esta gobernabilidad es entregada principalmente por los Estados. En la economía global, no tenemos ningún paralelo. No existe un Estado global y por buenas razones. En la ausencia de un Estado global, nunca podemos lograr la integración económica global de la misma manera en que tenemos integración de mercado en la economía nacional. Por lo tanto, presionar por la hiperglobalización en el comercio y las finanzas -un nivel de globalización que no puede ser sostenido- nunca tuvo mucho sentido.
Con todo lo que está pasando, ¿cuál es la perspectiva para la globalización?
No creo que vayamos a tener un brote de un enorme proteccionismo. Pero sí me preocupa que el ascenso de los populistas dañe las normas democráticas y liberales. Por lo tanto, mi miedo más grande es político en vez de económico.
TPP: "No creo que lo vayamos a extrañar"
Donald Trump anunció que retirará a EE.UU. del TPP para traer de vuelta los empleos. ¿Podrá lograrlo?
La pérdida de empleos de manufactura es una tendencia a largo plazo y no es principalmente el resultado de los acuerdos comerciales. Por lo mismo, no creo que estos trabajos vayan a volver, sin importar lo que Trump haga en el comercio.
Si el TPP no se concreta, ¿qué significará para el futuro del comercio mundial?
Honestamente, no creo que lo vayamos a extrañar. Nunca fue un gran acuerdo económicamente hablando.
Trump ha amenazado con imponer altos aranceles sobre los productos chinos y mexicanos. ¿Puede realmente hacerlo?
Creo que Trump hará unas pocas cosas cosméticas en el comercio, pero no grandes movidas. No creo que tengamos aranceles universales sobre China o México. Sus amigos empresarios le dirán, si es que ya no lo han hecho, que la protección indiscriminada dañaría a las firmas estadounidenses. Estas empresas dependen demasiado de las cadenas globales de suministro, por lo que creo que las represalias también serán limitadas. Otros países entienden que Trump tendrá que comprometerse a algunas movidas contra el comercio para suavizar a su electorado, pero dudo que ellos respondan más allá de palabras.
Productividad
¿Cuán importante es la productividad para mejorar el crecimiento y reducir la pobreza y la desigualdad?
Cuando se trata de un crecimiento económico sostenible, la productividad es todo. Es sólo a través del aumento de la productividad que los países pueden generar mejores empleos y mayores salarios, por lo que, en ese sentido, la productividad es esencial no sólo para el crecimiento económico, sino también para la reducción de la pobreza y la igualdad. Pero necesitamos asegurar que estas ganancias de productividad sean compartidas ampliamente dentro de la sociedad y que no estén restringidas a un pequeño número de empresas modernas.
¿Cómo ve la situación en Chile?
El crecimiento de la productividad en Chile ha sido decente y ciertamente el país es un líder en América Latina. Muchos otros países han dependido en el pasado de aumentos insostenibles en la demanda, ya sea a través del financiamiento externo o auges temporales en las materias primas. Afortunadamente, la mayoría de las naciones de la región ha entendido el rol fundamental de la productividad.
¿Ha habido una falta de voluntad política o empresarial para enfocarse en la productividad?
Sí creo que hay un foco renovado -y de manera apropiada- en la productividad en la región y eso es algo muy bueno. Una parte clave del desafío es garantizar que las ganancias de productividad sean diseminadas a lo largo de la economía. La mayoría de los países latinoamericanos son dualistas: combinan algunas empresas muy productivas con muchas firmas de baja productividad que normalmente son muy pequeñas. Una pregunta estratégica clave es cómo superar esta dualidad. ¿Deberíamos ayudar a las compañías más pequeñas a hacerse más productivas o permitir que las más grandes se expandan y absorban el empleo de las partes menos productivas de la economía?
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