Daniel Fernández: "La candidatura de Lagos no está muerta, no puede estar muerto algo que está empezando"
El ex country manager de Enersis advierte que quienes busquen llegar a La Moneda deberán considerar el quiebre que vive la sociedad al diseñar sus propuestas políticas. Cercano a Lagos, admite que la gente no logra disociar la figura del presidente que fue hace una década de la nueva forma de relacionarse.
Dice que está bastante cómodo y muy entusiasmado con su nuevo rol como académico y asesor de grandes ejecutivos y directores de empresas. Daniel Fernández Koprich, 60 años, desde abril del año pasado está abocado sólo a lo propio, tras salir de Enersis en medio del proceso de reestructuración impulsado por el controlador del holding eléctrico, la italiana Enel. El economista guardó silencio y a los dos meses retomó la visibilidad, más moderada eso sí, como profesor en un taller para ejecutivos realizado en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y desde el cual ha impartido cursos para Codelco y AngloAmerican, entre otras empresas.
Su tiempo también lo destina a su rol como profesor investigador adjunto de la Universidad del Desarrollo (UDD) y en Memética, la consultora que creó en 2014 con Pablo Reyes, socio director de Plataforma Aurea, con quien escribió ese mismo año La Nueva Elite.
"El trabajo ejecutivo es muy interesante, gratificante y desafiante, pero es muy desgastador también. El 24/7 permanente, por 30 años, es cansador. No descarto en un futuro una posición ejecutiva, porque uno no conoce el futuro, pero en mi actual posición estoy cómodo", comenta.
Militante PPD, Fernández fue presidente de Metro, gerente general de Enap, director ejecutivo de TVN y vicepresidente ejecutivo de HidroAysén, pero su último paso por el mundo privado fue de un año y medio, período en que fue subgerente general y country manager de Enersis Chile. En esta entrevista, por primera vez se refiere a su breve estadía y sorpresiva salida del holding, un capítulo que reconoce como difícil.
"Fue un proceso tenso, por la cantidad de cambios de muy corto plazo que hubo y la tensión entre los accionistas", admite hoy.
"No estaba cómodo con la falta de autonomía que genera que en una empresa exista un controlador internacional", como es el caso de Enel... "Algunas corporaciones internacionales tienen que confiar más en el management local", comenta el ex ejecutivo.
Fernández, sin embargo, dio vuelta la página y también retomó su interés en la política. Llama la atención sobre lo que muestra la precampaña en que comienza a entrar el país, con el senador Alejandro Guillier subiendo en las encuestas y mostrando cercanía con la gente, mientras el ex Presidente Ricardo Lagos no supera un 5% de aprobación, lejos del 20% que está promediando el también ex Presidente Sebastián Piñera. Cercano a Ricardo Lagos, Fernández confirma que mediante el comité económico del PPD -en que también está el ex ministro Álvaro García- está aportando ideas y propuestas programáticas para una posible campaña del ex mandatario.
¿Qué le parecen los resultados de la última encuesta CEP, de la semana pasada, sobre los precandidatos a La Moneda?
Lo que más me gusta de esta campaña es que con tiempo se esté discutiendo sobre qué visión de país queremos y cuáles deberían ser las políticas públicas. Hay elementos comunes en todos los candidatos, como, por ejemplo, crecimiento, la necesidad de seguir avanzando en la lucha contra la pobreza y en la concepción de que están agotados los esquemas de desarrollo llamados tradicionales y que ahora es necesario hacer innovación. Pero el punto central será el cómo se van a lograr esos objetivos.
¿Y cómo se pueden lograr?
Hoy, hay un quiebre en la sociedad. No podemos leer lo que sucede con la sociedad, la economía y en el mundo de las empresas de manera lineal. Este nuevo proceso es un cambio evolutivo en la sociedad, impulsado por la globalización, por la tecnología y por los propios procesos de cambios mentales que la gente ha ido teniendo. Por lo tanto, las campañas deberían hacerse cargo de ese quiebre y hacer propuestas orientadas al futuro.
¿Cómo se puede traducir eso en las campañas de los candidatos?
Las personas no quieren una sola cosa, ni todos quieren lo mismo. Ese fue un error del diagnóstico que hizo la Nueva Mayoría: creer que todos querían integración en educación, que todos querían gratuidad de una manera equitativa y que todos querían que se aumentaran los impuestos casi indiscriminadamente.
¿El proyecto de reforma a la educación de la Presidenta Bachelet fue un error?
No el proyecto, sino la forma en que se implementó. Hubo un sobrediagnóstico de las demandas sociales. Hubo una buena inspiración, porque eran reformas que el país necesitaba, pero cuando se materializaron hubo un poco de apresuramiento y de presión. No se hicieron los análisis técnicos ni se midieron las consecuencias que pudieran tener ciertas formas de hacer esas reformas.
¿Esa sobreevaluación se podría repetir con el movimiento No+AFP y una eventual reforma?
Estos tres años sirvieron para aprender que no por una demanda específica tenemos que volcar toda una política pública. Ahora, las demandas también son justas. El movimiento No+AFP está diciendo que las pensiones son malas y tienen razón, porque las pensiones son malas. La pregunta es cuál será el diseño de política pública que se implementará y también analizar si son las AFP el problema o la gente que no impuso y no ha ahorrado. Ese es el análisis que hay que hacer, con tranquilidad y con frialdad para identificar las mejores opciones.
Usted es cercano al ex Presidente Lagos, pero notará que no va bien en las encuestas. ¿Será que no está leyendo bien a la ciudadanía?
El está leyendo bien las cosas y acá no soy objetivo, porque tengo un gran aprecio al (ex) presidente y hay una sintonía política. La pregunta es cómo lo está recibiendo la gente y si la gente está tomando bien ese mensaje, porque es distinto a la vuelta anterior. Hoy, Lagos está hablando con las personas, está palpitando sus necesidades y se está dando cuenta hacia dónde va todo. Ese es un proceso y falta un tiempo. Hay que seguir trabajando en esa relación.
¿Cómo se nota que está tomando el mensaje de la gente?
Este no es el mismo Lagos que hace 10 años, para nada. Lo veo en un esfuerzo de horizontalidad. He estado con él en reuniones con grupos de personas, está escuchando, tomando nota y está capturando, lo más posible, cuáles son las visiones que le muestran las personas. Él no va, hasta ahora, a decir qué es lo que hay que hacer, sino que va a escuchar lo que la gente demanda y luego va a construir una propuesta programática. Ese es un cambio que es bien importante.
Pero, entonces, ¿por qué no es creíble?
A las personas les cuenta disociar la figura del presidente de hace 10 años con esta nueva forma de entender las cosas.
¿No da por muerta su candidatura, entonces?
No, para nada. No puede estar muerto algo que está empezando. Falta un año aún, eso es mucho tiempo. Pueden pasar muchas cosas en política y en la sociedad.
¿Por qué el apoyo al senador Guillier crece tanto en las encuestas?
No soy analista político, pero él es visto como un personaje nuevo en el mundo político y está menos contaminado por los sucesos que han pasado en la política en estos últimos meses. Eso es lo que representa su opción, su figura. Pero, además, tiene una conexión con el público a través de una actividad diferente, como es o haber sido rostro de la televisión.
La tensión en Enersis
¿Su paso por Enersis fue una buena experiencia?
Como norma tengo sacar lo mejor de cada experiencia. Aprendo, integro y lo uso. Ahora, sí fue un proceso tenso, por la cantidad de cambios de muy corto plazo que hubo y por la tensión entre los accionistas. Pero eso es parte del mundo de la empresa y no me quejo.
¿Dónde estuvo más cómodo: en el mundo público o en el sector privado?
El mundo público tiene la desventaja de que no se trata de una compañía tradicional y eso se nota en los recursos para la inversión, porque vienen del Estado. Además, las empresas públicas tienen estatutos mucho más exigentes en términos de transparencia, hay mucha exposición y los sindicatos son más fuertes. También tiene la ventaja y desventaja de no tener dueño, lo que a veces hace que uno esté huérfano en la toma de decisiones y también da una cierta autonomía en la gestión. En cambio, las empresas privadas donde trabajé tenían un controlador y en esas empresas el controlador tiene mucho peso en la decisión, por tanto, se logran decisiones, pero se tiene menor autonomía, es decir, se puede estar más o menos de acuerdo con las decisiones que se toman.
¿Fue incómoda esa menor autonomía?
Creo que algunas corporaciones internacionales tienen que confiar más en el management local, porque estamos en un país que ellos no tienen por qué entender de buenas a primeras. Lo que pasa es que las grandes corporaciones tienen la misma política para todos los países y te dicen "aplícalas" y, a veces, uno ve que no hay sintonía con la cultura, con el ambiente de negocios o con la industria local.
HidroAysén tenía dos controladores. ¿Su paso ahí fue una buena experiencia?
Endesa España, que en ese momento controlaba Enersis, y Colbún, del grupo Matte, son dos grupos bien potentes. Tuve la mejor relación con ellos. Era una sociedad con 50% cada uno y, por tanto, había que hacer una gestión con ambos para consensuar. Fue una experiencia especial, no existen muchas compañías con dos controladores, pero dentro de todo funcionó.
¿Fue bueno haber estado en HidroAysén?
No hablo de proyectos en los que he estado, porque hay otras personas a cargo de ellos, pero siempre trato de buscar las cosas buenas que puedo aprovechar. Al terminar ese período estudié Teoría Evolutiva Cultural, me fui al National Values Center de California, con Pablo Reyes escribimos un libro sobre los fenómenos sociales y en las asesorías que hago aplico los casos de donde he estado. Así que es un bagaje que tengo y que nadie me puede quitar.
¿Le frustra no haber podido aprobarlo?
Los procesos son largos y proyectos como esos son muy grandes. Hoy, hay otras personas a cargo de eso ahora, pero la palabra frustración no me encaja muy bien. Más bien soy positivo y busco aprendizaje.
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