Daniela Seguel: La tenista que hace historia sólo con lo puesto

La chilena venció ayer a Virginie Razzano (92ª), ex número 16 del mundo, y consiguió el mejor triunfo nacional en las últimas cuatro décadas. Eso sí, partió a Europa con apenas 400 euros y come lo que puede.




Ayer, Daniela Seguel (297ª WTA) escribió uno de los capítulos más relevantes del tenis femenino chileno en los últimos años, al vencer por 6-7 (1), 6-3 y 7-6 (2) a la francesa Virginie Razzano (92ª), ex 16ª del mundo, y avanzar a los octavos de final del ITF de Poitiers (US$ 100 mil, bajo techo), donde jugará mañana con la ganadora del duelo entre la alemana Annika Beck (48ª) y la local Claire Feuerstein (123ª).

Y es que la victoria de la "Pantera" es la primera sobre una top 100 en más de cuatro décadas. Además, Razzano cuenta con una destacada trayectoria, con triunfos relevantes, como el que consiguió frente a Serena Williams, el año pasado en Roland Garros, y el obtenido en 2011 frente a María Sharapova, en Rusia.

"Cuando pasé la qualy y vi las jugadoras con las que me podía tocar, pensé que ojalá me tocara ella o alguna tenista de mejor ranking, porque quería medirme ante ese tipo de rivales, para saber en qué nivel estaba realmente", confiesa la número uno nacional.

En este sentido, el análisis que hace tras superar esta dura prueba es altamente positivo, y afirma que "fue un partido que pude manejar bien. Me di cuenta de que mi derecho corría más rápido que el de ella. Creo que me va a servir mucho esto, porque era el partido que me faltaba vivir".

Asimismo, cree que la apuesta de enfocarse en torneos en Europa es la correcta. "Quise jugar torneos difíciles con jugadoras buenas, porque aquí está el nivel. Más allá de los puntos o del ranking, lo que me interesa es avanzar tenísticamente, físicamente y mentalmente", apunta.

A pesar de los buenos dividendos de esta decisión, pues ha subido 129 lugares esta temporada, la oriunda de San Joaquín ha debido enfrentarse a duras experiencias.

Sin auspicios, los ahorros no alcanzan para cubrir las necesidades mínimas de una deportista de alto rendimiento. Su madre es dueña de casa y vende ropa americana en la feria, mientras que su padre trabaja en el rubro del calzado. Así, sólo la ayuda de su hermano, Jorge Andrés, la mantiene en el circuito.

"En la primera gira me fue bien, y a la vuelta pensé que iba a lograr algún sponsor, pero me equivoqué. Además, tampoco tengo el apoyo de la federación. Así que para esta gira, de cuatro meses, partí con sólo 400 euros ($ 275 mil)", relata. Y hace una dura revelación: "No puedo seguir una buena alimentación, ya que, por ejemplo, debo comer carne, pero acá es muy cara y prefiero comer una pizza o pastas, porque muchas veces no me alcanza".

Pero no todo ha sido adverso, pues gracias a una gestión de su técnico, Juan Pablo Abarca, pudo entrenar durante dos días con la ex número uno del mundo, la belga Justine Henin. "Fue una experiencia increíble, recibí sus consejos y le dijo a mi entrenador que tenía condiciones", dice, con la ilusión de emularla en el futuro.

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