Danza: Momix y su jardín de flores

La compañía sigue logrando hazañas acrobáticas, físicas y visuales en un espectáculo de ilusionismo, poético y mágico.




Han venido varias veces a Chile, pero nunca dejan de sorprender. Entre la ilusión y la realidad, se mueve Bothanica, el nuevo espectáculo del grupo Momix. Como en el caso de un disfraz, el espectador sabe que detrás de la máscara -en este caso, del artificio visual- hay una persona. La gracia de Momix está, precisamente, en que obliga al público a preguntarse cómo es posible que bailarines de carne y hueso puedan crear tales efectos de grandiosa estilización y belleza.

Fundada en 1981 por Moses Pendleton, la compañía sigue logrando hazañas acrobáticas, físicas y visuales apoyándose en la iluminación, escenografía, imágenes de video en vivo y vestuario. El resultado es un espectáculo de ilusionismo, poético y mágico. Es verdad, Bothanica se parece a todo lo que Momix ya ha mostrado: una mezcla de maravillosas imágenes y juegos coreográficos asociados a una banda sonora new age, mezclada con sonidos de la naturaleza, canciones y un poco de música clásica (Vivaldi). En este caso, la sucesión de efectos está inspirada en el transcurso de las cuatro estaciones. Si en Opus cactus fueron serpientes, lagartos y escorpiones, ahora 10 bailarines intentan emular los sutiles movimientos de una flor.

El elenco consigue ingeniosas formas que, a su vez, se transforman en pájaros y flores o en un esqueleto de dinosaurio domado por una mujer, quien es finalmente tragada hacia adentro de la caja torácica. ¿Por qué tanta naturaleza? El propio Pendleton dice haber concebido Bothanica como un "remedio herbario para un mundo enfermizo".

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