Desafíos para el nuevo gobierno

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El sucesor de Obama enfrentará arduas tareas. A nivel nacional, tendrá que hacer frente a la polarización del país y la inmigración. Y a nivel externo, deberá seguir lidiando con el Estado Islámico.




Rusia y china

La compleja relación con Putin y Xi

Es difícil imaginar un período, desde el fin de la Guerra Fría, en el que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos hubieran estado "tan mal", escribió en octubre Jonathan Marcus, experto en asuntos diplomáticos de la cadena británica BBC. Ese mismo mes, el último líder de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, alertó sobre la deteriorada relación entre Moscú y Washington: "Creo que el mundo está al borde de cruzar una línea peligrosa. Hay que detenerse", dijo.

En opinión de los expertos, la orientación que le dio Vladimir Putin a la política exterior rusa a partir de los conflictos de Ucrania y Siria inquieta a Washington y a sus aliados europeos. En declaraciones a la BBC, el ex jefe del MI6, John Sawers, dijo que, en su opinión, "el próximo Presidente de EE.UU. tiene una enorme responsabilidad de establecer un tipo diferente de relación".

En el caso de China, pese a las buenas relaciones económicas, EE.UU. recela de las disputas marítimas del gobierno del Presidente Xi Jinping con sus aliados de la región. Rick Dunham, profesor invitado de la Universidad de Tsinghua, cree que el sucesor de Obama buscará un nuevo enfoque a esta política, dados los últimos acontecimientos en la región, sobre todo la decisión de Filipinas de acercarse a China y "separarse" de EE.UU., como dijo el Presidente filipino, Rodrigo Duterte, recientemente en Beijing.

Economía

En deuda con los salarios y el crecimiento

"Cualquiera que diga que la economía de Estados Unidos está en declive está vendiendo una ficción", dijo el Presidente Barack Obama en su discurso del Estado de la Unión a principios de este año.

En 2009, el año en que Obama asumió, el desempleo llegó al 10%, el nivel más alto desde 1983. Hoy está en 4,9%. Sin embargo, el desempleo es particularmente alto entre los jóvenes, en especial entre los negros. Mientras que el 15% de los blancos de entre 16 y 19 años está sin trabajo, en el caso de los afroamericanos la tasa se dobla. Algunos expertos también destacan que el crecimiento económico ha sido mediocre (de julio a septiembre de 2016 el PIB creció un 2,9%), y los salarios no han repuntado tanto. Entre 2010 y 2014, el incremento medio de sueldos fue de 1,9%. El año pasado logró repuntar a 2,6%.

La lucha contra la desigualdad es otro de los desafíos para el nuevo inquilino de la Casa Blanca. El precandidato demócrata Bernie Sanders fue el responsable de poner este tema en la agenda durante la campaña. Según estudios, la inequidad en la distribución se mantiene en niveles próximos a los de hace 15 años, y EE.UU. aún es el país industrializado más desigual del planeta.

Inmigración

Los inmigrantes y el cambio demográfico

Sin duda, fue uno de los principales temas durante la campaña presidencial norteamericana. Y quizá, también, el que motivó las propuestas más radicalmente opuestas entre Hillary Clinton y Donald Trump: la inmigración.

Mientras la candidata demócrata se comprometió durante la campaña a presentar una reforma migratoria integral con un camino a la ciudadanía en los primeros 100 días de su gobierno, el abanderado republicano generó polémica al plantear la construcción de un muro en la frontera con México y la expulsión de los inmigrantes sin papeles. Según el Pew Research Center, actualmente existen cerca de 11,1 millones de indocumentados en Estados Unidos, un 5% de la fuerza laboral del país. Además, se calcula que casi cinco millones de niños y adolescentes tienen al menos un padre indocumentado.

Hace tres años, de acuerdo con datos del Censo, India y China eclipsaron a México como principal fuente de inmigrantes que llegan a Estados Unidos. Al mismo tiempo, más mexicanos sin documentos migratorios están regresando a casa. El número de mexicanos que viven sin permiso en EE.UU. bajó casi un 8% desde 2010 a 5,85 millones.

Estado islámico

Una amenaza que podría durar décadas

Otra de las arduas tareas que deberá afrontar el nuevo Presidente de EE.UU. es la expansión del autodenominado "Estado Islámico" (EI), heredero de Al Qaeda, pero que ha logrado extenderse a territorios hasta hace poco insospechados para la implantación del terrorismo yihadista.

La reconquista de Mosul en Irak, y de Al Raqqa en Siria, ambas ciudades en manos del EI, constituye una de las últimas metas de Obama antes de finalizar su mandato en enero próximo.

Independiente de que Obama lo logre o no, claramente la amenaza que representa el "Estado Islámico" seguirá siendo un dolor para el nuevo inquilino en la Casa Blanca. Así, al menos, lo estima William McCant, experto en yihadismo y ex asesor del Departamento de Estado para combatir el extremismo violento.

"Seguirá con nosotros varias décadas. La cuestión es saber si será un problema menor o algo más peligroso. Si continúa la inestabilidad política en Medio Oriente y en el norte de Africa, el 'Estado Islámico' será un peligro. El caos permitirá a este grupo patrocinar ataques por todo el mundo y establecer pequeños estados en la región", dijo McCant al diario español La Razón.

Polarización

El desafío de reconciliar a un país polarizado

"La carrera presidencial entre Donald Trump y Hillary Clinton ha sido una de las más polarizadoras de la historia norteamericana moderna", reconoció The New York Times. Una opinión que comparte el periodista norteamericano Jon Lee Anderson, quien dijo a La Tercera que "nunca en mi vida he sentido al país tan dividido".

Bajo este escenario, analistas han advertido sobre el electorado extremadamente polarizado que heredará el sucesor de Barack Obama en la Casa Blanca. "La polarización es tan extrema, no sé si puede empeorar", dijo la encuestadora demócrata Anna Greenberg al diario Los Angeles Times.

En opinión de la cadena Univisión, estas elecciones presidenciales han "reforzado las divisiones del país entre los estados azules más ricos, con mayor educación, más diversos y más urbanos, y los estados rojos menos favorecidos, de clase obrera, menos diversos y con mayoría blanca".

En declaraciones a la cadena alemana Deutsche Welle, el politólogo Boris Vormann sostiene que detrás de esta polarización hay una inequidad social y económica que ha aumentado desde los años 70 y que se agudizó enormemente en 2008, con la crisis financiera.

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