Director Ejecutivo de La Red: "Lo que tenemos que hacer para sobrevivir es tomar decisiones dolorosas"

Javier Urrutia habla sobre el complejo momento de la industria televisiva y de cómo el canal de Quilín navegará en la crisis.




Aunque en la entrada todavía el pasto es verde y hay flores, el otoño ya llegó y hace frío en los pasillos de La Red, en el edificio de Avenida Quilín hasta donde la estación se trasladó el año pasado para dejar atrás el apiñamiento y los contratos de arriendo, y tener una respetable casa propia. El frío de la mañana se cuela entre los pasillos, pero, en la oficina del segundo piso del Director Ejecutivo Javier Urrutia, el sol entra fuerte por la pared de ventanales que miran hacia el pasto de la señal, donde el verano se graban programas al aire libre.

Javier Urrutia, abogado de profesión, anteriormente ejecutivo de Chilevisión y con un paso por Ecuador y Perú antes de aterrizar en 2010 al mando de La Red -propiedad del mexicano Angel González-, está preocupado por la TV. "No lo endulzo, ni lo maquillo, porque esa es la realidad", dice, tras un rato hablando de la situación actual de la industria: pérdidas históricas, una disminución cuantiosa de la inversión publicitaria, y para su señal, pérdidas en 2014 de $ 4 mil millones, según lo informado a la SVS.

El pésimo año anterior, ¿pone a la industria en una encrucijada?  

La industria está en un momento crítico. No es la primera vez, ya que estas cosas son bastante cíclicas, y cada vez que hay crisis económicas en el país nos vemos afectados. Pero no nos había pegado nada así, yo calculo que desde la crisis asiática, y pareciera que esto es más violento en términos de resultados. Hay una restricción económica, y hay del orden de 60 millones de dólares que estaban en TV abierta y que de un día para otro dejaron de estar. Esto se ve potenciado por una incapacidad de nosotros, como industria, de entender que los costos son vitales. Si no acotamos los costos y no somos capaces de producir de una manera competitiva que pueda sobrevivir a estos ciclos económicos, o estamos destinados a ser una industria deficitaria o técnicamente quebrada.

Ya que hay demasiados canales competitivos peleando en un mercado chico, ¿hay que asumir costos en menor escala para siempre?

No comparto si son pocos o muchos canales, somos los que somos. Y en momentos hemos hecho las cosas suficientemente bien, como para que a todos nos vaya bien. Pero eso es sobre la hipótesis de un país que crece a tasas altas. Ahora estamos viviendo de una torta restringida, y nos damos cuenta de que la manera como hemos estructurado la industria no resiste. Cuando esto ocurría antes, no todos los canales eran privados en manos de empresarios. Hace 10 años o más, eran de la universidades, siempre existía el argumento de que la vocación no es de mercado. Si hoy dependemos todos del mercado, por qué no lo enfrentamos de manera racional. Es de locos mirar las FECU y ver como todos nuestros ingresos iban bajando y todos nuestros gastos venían subiendo. Lo que tenemos que hacer como La Red para sobrevivir, es tomar las decisiones dolorosas que hay que tomar. En un canal como este donde los costos ya están muy ajustados, implica a veces tener que cortar no sólo grasa, sino que músculo. Porque lo que no comparto es que en una industria donde todos posamos siempre de gente inteligente, jugada y creativa, en el año en que nos fue mal, haya que decirle al dueño: "oye, me tienes que hacer un cheque de tantos millones de dólares". Mi pega es intentar volver esto rentable sin tener que recurrir al accionista.

¿En eso se insertan cambios, como sacar del aire el programa La tarde de todos, a ocho semanas de su comienzo? 

Ese programa, que se instaló en febrero, no tuvo el resultado en audiencia que esperábamos ni el resultado comercial que buscábamos. En una situación de bonanza donde otros espacios son capaces de subsidiar programas que no están logrando los resultados, puedes darle tres o seis meses más. Cuando tus ingresos vienen para abajo, lo racional, por doloroso que sea, es sacarlo. No hay nada más duro en esta profesión que dejar gente sin pega, pero hay que hacerlo para cuidarle la pega a todos los demás que están acá dentro. Sólo canales sanos son medios de comunicación sanos y aportan al desarrollo social del país. Y si el mercado no repunta, es posible que tenga que tomar esa decisión con respecto a otros programas, porque mi trabajo no es solo sonreír en lo agradable, es poner la cara en la crisis.

Su sello ha sido pasar de 30 horas de programación chilena semanal, que habían cuando llegó al canal en 2010, a más de 70 hoy en día. Si sigue la crisis, ¿eso peligra?

Más que un sello, era mi trabajo: tomar un canal que en ese momento estaba en una crisis, no existía, y transformarlo en un canal que compite, que es relevante, que se instaló, que hizo un cambio tecnológico de pasar de analógico a digital. ¿Se navega esta crisis con toda esta cantidad de programas de producción nacional en vivo, al aire? No lo sé. Depende de la capacidad de convocar audiencias que esos programas tengan, depende de la capacidad de convocar auspiciadores que esos programas tengan. No hay receta en esto. Honestamente, no sé como será en seis meses más, pero si uno mira el año 2014 y si alguien pensaba que la manera de enfrentar los éxitos de las teleseries turcas y de los éxitos que ha tenido Mega al aire, era estrenar programas caros para desbancarlos del primer lugar, se equivocaron. La manera de navegar esta crisis era mantener los costos al mínimo. Y mis costos se dispararon en algunas cosas, pero no en la pantalla, más que nada en cambios de tecnología. Y con dolor tuve que dejar partir a gente del canal porque no pude cumplir sus expectativas económicas.

Fue muy publicitada la salida de Jean Philippe Cretton de Mentiras Verdaderas, ya que finalmente, fue por no llegar a acuerdo económico. 

Yo soy súper respetuoso de las negociaciones con los rostros. Porque son privadas y por lo mismo no voy a entrar en detalles. Pero la política del canal es que no estamos en condiciones de entrar en la competencia de quién tiene la billetera más grande.

La Red ha hecho un trabajo muy fuerte en internet, con Twitter y YouTube. ¿Cree que las redes sociales se deberían tomar más en cuenta en audiencia, o no son tan representativas?

Lo que es evidente y lo que está pasando, es que las redes sociales y las segundas y terceras pantallas llegaron para quedarse y tienen un impacto en cómo la gente ve televisión. Eso es un hecho. Yo no creo que vaya a reemplazar la manera tradicional de cómo se consume televisión,  pero la gente tiene más maneras de verla. Tenemos que buscar la manera de agregar esas audiencias a nuestra medición, porque están consumiendo nuestro producto y necesitamos monetizarlo. Tenemos una estrategia digital desde hace unos años que nos ha dado muchas alegrías, y se basa sobre ciertas hipótesis, distintas a las de otros canales: tenemos vocación de televisión abierta y gratuita, por lo tanto nuestros contenidos están a disposición de la gente siempre, gratis, y en cualquier momento. Yo sé que hoy no lo podemos monetizar, pero a lo mejor mañana sí, y vamos adelante en esa carrera.

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