El anhelo de dirigir un colegio a más de 785 kilómetros del continente

Carlos Torres Castro viajó desde Maipú para encabezar el Colegio Insular de Robinson Crusoe. Lleva seis meses alejado de su familia y seres queridos por cumplir su vocación.




LO DEJO todo para materializar su sueño de juventud. Carlos Torres Castro, luego de ejercer por dos décadas como docente y director en distintos recintos de la Región Metropolitana, decidió dejar el continente, alumnos y a su familia, para empezar una nueva vida encabezando el Colegio Insular de la isla Robinson Crusoe.

Comenta que el cambio ha sido radical , pero asegura sentirse feliz luego de cumplir sus primeros seis meses en el archipiélago de Juan Fernández. "Creo que estoy trabajando en un lugar mucho más limpio, en toda la amplitud de la palabra. Acá los estudiantes son menos temerosos, se sienten libres, tienen contacto directo con la naturaleza y tienen expectativas más sanas de sus vidas que en la ciudad", dice. Sin embargo, enfatiza que no se trata de que sean mejores que sus ex alumnos de Renca y Maipú: "Son diferentes, porque viven otra realidad en sus hogares. Son de otro tipo, por lo que no se pueden comparar".

Liseth Recabarren, de 15 años, quien cursa segundo medio, dice que el "dire" es un hombre metódico que ha encajado en el sistema del recinto. "En la mañana, cuando estamos en la formación, nos da charlas. Nos habla del alcoholismo y las drogas. Nos hace reflexionar". Igual aclara que no todo es seriedad en Torres. "Para el Día del Profesor, organizamos un concurso de la silla musical. Al principio no quería participar, pero accedió. No era de los mejores bailando, pero le puso empeño. Generó cercanía y eso es bueno", afirma. La confianza de los menores hacia los 18 profesores del recinto es el valor que más destaca. "En Santiago hay un tema de desafío por parte de los chiquillos hacia la autoridad, cosa que aquí no pasa", comenta el docente.

En el plano más personal, la decisión de viajar más de 785 kilómetros, desde su hogar en Maipú, y separarse de sus seres queridos fue una de las decisiones más duras. "Toda mi carrera ansié trabajar en un rincón apartado de mi país. Hacer patria, aunque suene cliché", argumenta. En ese sentido, sostiene que su familia le permitió concretar su anhelo. "Por diversos motivos no me podían acompañar en esta aventura, pero han entendido, aunque no les gusta mucho". Cumplir con su rol de padre y pareja a la distancia ha sido una tarea compleja. "He viajado al continente en dos ocasiones, en vacaciones de invierno y en Fiestas Patrias. Igualmente, me comunico todos los días con ellos, por webcam, llamadas telefónicas y correo electrónico. Es fundamental mantener la comunicación y preocuparse", enfatiza. Para este profesor de Historia y Geografía, de 47 años, su rutina laboral comienza a las 6 horas para ir al colegio emplazado a medio cerro del poblado de Juan Bautista. Reconoce que no estaba acostumbrado a las caminatas, pero en esos meses ha sentido que ha mejorado su estado físico. "Acá la calidad de vida es buena. No existen los alcantarillados, por lo que puedes ir a pescar tu almuerzo y regresar al trabajo. Beber agua limpia", manifiesta. Próximamente, pretende perfeccionarse en el buceo y en la navegación en kayak. "Me atraen los deportes al aire libre", dice.

Torres señala que en el semestre a cargo del colegio de Robinson Crusoe ha tenido que adaptarse a cursos que van de los dos a 15 estudiantes, entre prebásica y enseñanza media. También a sus nuevos vecinos. "La gente me ha tratado muy bien. Entienden que yo no vengo a quitarles el trabajo, sino que a aportar mi conocimiento para los niños. En ningún caso me han tratado como a un 'plástico' (así denominan a las personas del continente por el uso de tarjetas de crédito y débito), aunque a veces uno tenga que tomar decisiones difíciles, pero eso es parte del puesto", explica.

Carlos Torres señala que su cargo contempla un proceso de cinco años. Para él, liderar el establecimiento de 125 alumnos no fue una tarea sencilla, dado que tuvo que competir con otros 22 profesionales que buscaban el cargo. "Postulé por Alta Dirección Pública, por lo que di varias entrevistas en Valparaíso", señala. Terminado ese proceso fue elegido por el alcalde Felipe Paredes, en febrero pasado. Su caso es parte de la iniciativa "Directores para Chile", que permite que los cabecillas de escuelas y liceos municipales sean elegidos por concurso, en el marco de la Ley de Calidad y Equidad de la Educación. El sistema busca lograr, al 2.016, que un total de 3.900 establecimientos escojan a su director bajo esta modalidad. "Ayuda a potenciar la vocación", apunta, señalando que en ese período se pueden lograr importantes avances en el alumnado. "Es una misión difícil, alejarse de los que uno más quiere, pero uno vuelve a las raíces de la enseñanza y esa tarea la deben cumplir los mejores para tener buenos resultados".

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