El deporte nocturno de los santiaguinos
Buscan el aire fresco de las noches, una ciudad desocupada y mayor espacio para entrenar en los parques de la capital, donde se quedan incluso hasta pasada la medianoche.
SON LAS 22:00 y aunque oscureció hace 90 minutos, hay trotadores con smartphones por Américo Vespucio, madres en patines con sus hijos por Av. Bicentenario, jóvenes que se ejercitan en el parque Bustamante o mascotas y sus dueños paseando por el parque Almagro.
Para estos noctámbulos, los motivos son variados: el principal es el frescor de la noche -la temperatura bordea los 20 °C-, pero también poder aprovechar el tiempo libre luego del trabajo.
Según el sicólogo deportivo Enrique Aguayo, "para muchos es importante pasar un tiempo en casa entre la jornada laboral y el momento de ejercitarse: así, hay más tiempo para la familia. Todo esto, sumado al frescor de la noche, y menor ruido y circulación de personas", agrega.
Benjamín Fernández (26) suele trotar 700 m por el bandejón central -y verde- de Américo Vespucio desde Los Talaveras hasta Apoquindo, y luego de vuelta. "La temperatura es la mejor del año para hacerlo, además, uno se siente más dueño del espacio", cuenta.
Esto último también lo señalan César Mejías (32), quien practica skate en el parque Bicentenario de Vitacura y Gaspar Álvarez y Vicente Adriazola (15), que corren con sus perros bóxer y labrador en longboard, una suerte de patineta larga. "Siempre que vengo es en la noche. No hay tantos niños y puedo tomar vuelo sin problemas. Y es sagrado los domingos venir en rollers con mi polola", dice Mejías.
También está la seguridad. Ingrid Orellana y su hijo Tomás viven en Macul, pero a menudo se trasladan al Bicentenario para patinar o pasear a su perro. "Me demoro 10 minutos en auto desde Rodrigo de Araya hasta acá. Lo prefiero porque es seguro, no cierra ni está oscuro -como el parque Araucano- y se puede estar sin problemas", cuenta. Sobre esto, el administrador municipal, Alejandro Jahn, señala que existen en el parque cámaras de seguridad y puestos de vigilancia permanentes, y sus cuatro accesos se mantienen abiertos.
Otros puntos son el sector de Pocuro. Javier Jorquera (27) vive a cuatro cuadras del sector. "Vengo acá y al parque Bustamante de noche para entrenar en las barras o saco a pasear a mi hijo. Acá siempre hay trotadores, ciclistas descansando, gente conversando, comiendo algo o tirada en el césped mirando el cielo", agrega.
EL GIMNASIO ALMAGRO
En sus 12 ha de extensión, cada zona de la plaza Almagro después de las 21.30 refugia a un público diferente: están quienes practican un jogging introvertido por su perímetro -de 1,2 km-, los que trotan en familia cerca de los juegos -como Susana Fuentes (47), Jorge Aguilera (47) y su hija Elizabeth (27)-, quienes corren en la esquina de Nataniel con Mencía de los Nidos y también el espontáneo club de dueños de perros -a veces, unos treinta- que se forma pasada las nueve hasta la madrugada, en el punto donde el paseo Bulnes se topa con la plaza.
"Vivimos en los edificios de al frente y nos sentamos a conversar mientras los perros -una anarquía semicontrolada de ladridos- juegan. Con muchas personas, no podrían estar libres y haciendo desorden. Además, esta hora es fresquita para nosotros y para ellos", señala Danae Soto, quien comenta ver, de vez en cuando, "uno que otro" trotando por el parque hasta las 3 de la mañana.
Una razón por la que este "gimnasio a cielo abierto" es tan concurrido es su cantidad de vecinos: según AGS Visión Inmobiliaria, más de 32 mil personas viven en la zona del parque Almagro: es decir, más de 2 mil 600 por cada ha de superficie. Lo mismo sucede con el parque Bustamante, donde residen unas 31 mil. "Otro dato destacable es sobre el parque Bicentenario: el 20% de la población total de Vitacura -comuna de 81.500 habitantes- vive en esa zona", señala Esteban González, su director de estudios.
Para el director del Laboratorio de Ciudad y Territorio de la UDP, Genaro Cuadros, "la utilización del espacio público durante la noche es señal de que los patrones habituales del uso del tiempo, después de la jornada laboral, van cambiando paulatinamente en la ciudad".
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