El imperio contraataca
Estados Unidos retomó el mando del atletismo mundial, aprovechándose de la suspensión de Rusia, por los temas del dopaje, y la debacle de los velocistas de Jamaica.
Hace dos años se hablaba de un cambio en el paradigma del atletismo mundial. Kenia insólitamente se transformaba en el líder del medallero, con siete oros y 16 medallas, demostrando que pese a todos los problemas económicos de la nación, sacudida por la pobreza y las guerrillas civiles entre tribus y opositores, podía dominar a las superpontencias de este deporte.
No es un misterio que ellos mandan en las pruebas de fondo y mediofondo, pero además, habían conseguido importantes triunfos en otras pruebas, como los 400 metros vallas, con Rudisha, o los 1.500 metros, con el oro y plata de Kiprop y Manangoi. Terminaron dando la razón a que, después de todo, el país africano gozaba de buena salud.
También influyó en ese podio la disputa que Estados Unidos y Jamaica vivían en la velocidad. Allí, Bolt seguía dominando, siendo el jerarca de un reinado que durante un decenio mantuvo a los caribeños en lo más alto. Y ahora, en el ocaso de la leyenda, paradójicamente ese dominio desapareció. Lo tomaron los norteamericanos de inmediato, sedientos de gloria. A partir de ahí comenzaron a reconstruir su control en el medallero.
Es muy grande la ventaja que sacaron los estadounidenses en estos Mundiales. Sin su principal verdugo superándolos por el costado, y con la reconquista de disciplinas que parecían olvidadas desde hace más de tres décadas, el gigante americano volvió a ser el gobernador. Y no es un error decir que ellos volvieron a mandar porque son los más veloces: seis de los 10 oros obtenidos, cayeron gracias a estas pruebas.
La irrupción norteamericana llegó con personajes conocidos, como Justin Gatlin y Tori Bowie, pero también con nombres nuevos, como el de Christian Coleman, el joven velocista que dos veces derrotó a Bolt. "Es muy probable que el futuro del atletismo esté en él, en unos tres o cinco años más", dijo el propio presidente de la IAAF, Sebastian Coe, respecto al atleta de 21 años.
Estos Mundiales fueron extrañamente especiales. Tuvieron a los favoritos mermados, sin poder brillar como confiaban. Es un hecho todo el sufrimiento de Bolt, primero por el bronce en los 100 metros y luego por su retiro en los relevos 4x100. Aunque a él, se suma Mo Farah, el favorito de todos por ser el campeón dueño de casa, que tenía planificado un doblete en los 5.000 y 10.000 metros, pero a última hora le arrebataron la corona en los 5 kilómetros. Tuvo que retirarse de las pistas sin su séptimo doblete. "Aquí se acaba un capítulo de mi carrera y comienza otro", dijo el fondista británico de orígen somalí. Piensa en el Maratón como su nueva prueba.
Wayde van Niekerk fue otro que no consiguió cumplir su objetivo. Considerado por muchos -de forma impuesta, ciertamente- como el sucesor de Bolt, el sudafricano tenía pensado celebrar en Londres con oros en los 200 y los 400 metros. Pudo relajado en la vuelta a la pista, pero en el doble hectómetro se quedó sin fuerzas. El propio recordman aseguró que no estaba listo para esa exigencia, por eso celebró la plata en los 200 como si fuese un oro; estuvo a punto de quedarse fuera de la final.
Estados Unidos celebra el Mundial. Pudo al fin colocarse en la punta por la que siempre pelea. Falta Rusia para que pueda sopesar todo eso, pues parece que Jamaica no lo hará durante un tiempo. Kenia, en cambio, se mantiene en el top.
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