El nuevo obstáculo de las teleseries: consolidar parejas emblemáticas
Desde María Elena Swett y Jorge Zabaleta que no se logra revivir la histórica tendencia.
"Una pareja de teleserie es un amor imposible durante 90 capítulos para poder juntarlos en el fin". Así definía el emblemático guionista Arturo Moya Grau las relaciones centrales que dan vida a las tramas de las producciones dramáticas. Y, a lo largo de la historia del género en la TV local, varias parejas se han convertido en símbolo de telenovelas o, incluso con sólo un par de apariciones, han logrado instalarse en la memoria colectiva.
Una tendencia que marcó a fuego las áreas dramáticas en los 80, los 90 y parte del nuevo siglo, pero que hoy asoma casi en retirada. De hecho, las telenovelas actualmente en el aire -Solamente Julia, Dos por uno y Graduados- no tienen a rostros históricos en esos roles y apuestan por nuevas parejas televisivas.
A la hora de mirar el pasado, Walter Kliche y Jael Unger son indicados por varias figuras como la primera gran pareja de la televisión. Ellos fueron Greco y Luna en La Madrastra (1981). "Me quedo con ellos por una cuestión nostálgica, fueron la primera pareja de la historia de las teleseries", señala Cristián Mason (director de Cerro alegre).
"Ellos marcaron una época en la que se reconfiguró la manera de hacer teleseries en Chile", agrega la actriz Katty Kowaleczko. Y fue ella misma quien en 1993 interpretó junto a Fernando Kliche la trama de Marrón Glacé.
Pero a la hora de hablar de actores que reportaron más tiempo trabajando como dupla, el récord se lo llevan Claudia Di Girólamo y Francisco Reyes, quienes han protagonizado nueve producciones. Partieron en 1991 con Volver a empezar y pasaron por emblemas como Iorana y La fiera. "Fue una súper buena experiencia, porque, aparte de la indudable calidad actoral de Claudia, fue un momento en que hicimos teleseries muy interesantes, muy bien hechas y con historias en que la gente enganchó muy bien", dice Reyes sobre sus roles con Di Girólamo, química televisiva que culminó en 2008 con Viuda alegre de TVN.
Química ochentera
Otra de las historias más recordadas es la de los personajes de Angel malo (1986 en Canal 13), Berenice "Nice" Oyarzo y Roberto Alvarez. Se trata de la niñera interpretada por Carolina Arregui que seduce a su jefe (Bastián Bodenhöfer) para escalar socialmente. "Teníamos buena química y estaban muy bien escritos los personajes, y eso también es importante, no basta con que los actores tengan sólo química", cuenta Bodenhöfer sobre su trabajo con Arregui, el que se repitió en Té conté y Cuenta conmigo.
Por su parte, el guionista Arnaldo Madrid (Amores de mercado) agrega: "Sin pensarlo dos veces apuesto por los de Angel malo. El público se enamoró de ellos y ella fue una heroína atípica".
Amores de rating
Pero también hay otra pareja que asestó su lugar gracias a las cifras de audiencia: Angela Contreras y Alvaro Rudolphy protagonizaron Amores de mercado, la más vista de la era people meter. Contreras rememora: "Mi relación con Alvaro fuera del set era normal. Me acuerdo cuando grabamos la muerte de su personaje, Pelluco, y yo me equivoqué y le dije otro nombre. Tuvimos que hacerla de nuevo y me dio mucha lata, las escenas dramáticas son muy desgastantes".
Una de las historias más recientes fue la de Paz Bascuñán y Pablo Macaya, quienes personificaron a Cristina y Alvaro en Soltera otra vez. "Es una pareja que se ama, pero uno puede apostar a que es imposible que estén juntos. Es un amor imperfecto", explica Herval Abreu, director de la telenovela y quien la elige como su pareja favorita.
En la actualidad, las historias han ido cambiando y eso ha provocado que cada vez surjan menos parejas emblemáticas. Mason dice que ello se explica porque las tramas dividen su protagonismo: "Ya no es la pareja la que lleva toda la historia" Abreu agrega: "No siento que desaparezcan, pero es un evento especial la conexión entre dos actores". En tanto, Francisca Imboden, que encarnó una recordada relación con Ricardo Fernández en Romané, acota: "Hubo una rebeldía contra estas parejas románticas, fue un momento bien cínico en que las historias eran de puras personas solas, que se engañaban, eran infieles y nadie creía en el romanticismo".
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