El primer centro privado holandés para eutanasia ya tiene lista de espera
La Levenseindekliniek, en español "Clínica para Morir", ya tiene a 200 personas en lista de espera y en sólo un año ha recibido 714 peticiones.
Según informó el diario El País, la primera institución privada holandesa dedicada a la eutanasia, Levenseindekliniek (Clínica para Morir) ya ha recibido 714 peticiones, de las cuales 104 se han traducido en ayuda para morir, en su primer año de existencia.
El centro no cuenta con habitaciones, sino que es el propio equipo médico el que acude al domicilio de los pacientes.
La Ley de Eutanasia entró en vigor el 2002, y según los últimos datos, que corresponden al 2011, los médicos del sector estatal ayudaron a morir a 3.695 personas.
La eutanasia fue aplicada en el sector público a pacientes con dolencias físicas y trastornos neurológicos mayoritariamente. Las solicitudes por problemas mentales, aún cuando también se amparan en la norma, son pocos.
Sin embargo, en la Clínica para Morir se han registrado solicitudes para este tipo de casos: entre un 70 y un 80% de pacientes tenían diversos grados de demencia. En un tercio había padecimientos psiquiátricos. En enero se realizó la primera eutanasia privada en este grupo.
En el servicio público, la eutanasia se practicó en 13 pacientes con problemas psiquiátricos y 49 con depresión, a menudo derivada de una demencia incipiente. Uno de los casos, es el de una mujer que padeció anorexia durante treinta años. Luego de probar distintos tratamientos, todos sin éxito, pidió morir durante cinco años seguidos. Luego de seguir tratándose infructuosamente, su psiquiatra dio el consentimiento, según explica El País.
Una eutanasia mal enfocada se podría traducir en hasta doce años de cárcel, por lo que la regulación es muy estricta: los solicitantes deben ser ciudadanos holandeses con seguro médico y residencia en regla. Los extranjeros en cambio, deben contar con residencia legal, póliza sanitaria y buen conocimiento del idioma local, para evitar el llamado "turismo de la muerte".
Por otra parte, en el caso de los pacientes con problemas mentales, se analiza si la petición corresponde a algún cambio de ánimo que pueda estar experimentando. Para las solicitudes por enfermedades físicas, primero se agotan todas las posibilidades médicas para mejorar la afección. Además de esto, se exige lucidez, seguridad y un padecimiento insoportable.
El criterio médico es fundamental. Todos los informes de eutanasias practicadas se remiten a cinco comisiones regionales que las evalúan. En caso de duda, interviene la Fiscalía General del Estado.
Para evitar problemas con la ley, la Clínica para Morir, que hasta el momento ha rehusado 198 solicitudes, sólo acepta a pacientes rechazados por su médico personal, como el caso de una mujer de unos sesenta años que sufrió un derrame cerebral que le ocasionó la pérdida progresiva de sus funciones vitales. Solicitó la eutanasia a su médico, pero éste tuvo reparos, aún así cumplió con todos los requisitos para proceder, hasta que un equipo de la clínica privada le administró un compuesto letal por vía intravenosa.
El centro subsiste con donaciones privadas, y ha visto sobrepasada su capacidad. Cuentan con 17 expertos itinerantes y esperan crecer este año hasta los 35 o 40 equipos.
La eutanasia, tanto en el servicio público como en el privado se practica gratuitamente de acuerdo a la ley, y está permitida a partir de los 16 años, involucrando a los padres, entre los 12 y los 16 con el consentimiento expreso paterno, y en el caso de recién nacidos con un protocolo especial que obliga a confirmar que la guagua está sentenciada y con dolores insoportables.
De las 3.695 notificaciones recibidas en 2011 que fueron repasadas por las comisiones, ninguna vulneró la ley, aunque se considera que en cuatro casos el médico no consultó con suficientes colegas o hizo una mala administración de las sustancias mortales.
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