Embajada iraquí olvidada en Berlín Este es un "lugar de culto"

El edificio situado en el distrito de Pankow, se ha convertido en un lugar turístico alternativo fuera de las guías de viaje oficiales.




En algunos habitáculos del edificio de la calle Tchaikovski número 17 de Berlín Este, la antigua embajada de Irak en la extinta República Democrática de Alemania (DDR), el tiempo parece haberse congelado en 20 años atrás. Exactamente cuando fue abandonada, con prisa y en guerra, en enero de 1991.

Una legación diplomática olvidada en una ciudad hoy reunificada y ya sin muro, situada en "otro" país, la República Federal de Alemania. Una embajada fantasma reconvertida desde hace años en un "lugar de culto" para muchos jóvenes, según cuenta una de sus visitantes ocasionales, Daniela.

ANTIGUA EMBAJADA
En las últimas dos décadas el edificio situado en el distrito de Pankow, en el antiguo barrio de embajadas de la RDA, ha ido configurándose como un lugar turístico alternativo fuera de las guías de viaje oficiales, escenario de fiestas ilegales, sesiones internacionales de fotos e incluso grabación de video-clips, como el del irlandés D.J. Nexus.

"Es un lugar 'cool' al que venir si estás en Berlín, no te lo puedes perder", señala Daniela, una joven que tiene como "hobby" visitar edificios "olvidados" de la RDA en la capital alemana.

Sentada en una polvorienta mesa de escritorio de los años setenta con un teléfono de mediados de los ochenta, Daniela explica que decidió ir a la embajada tras leer algo en internet.

"Me gusta esta atmósfera como de guerra, bucear entre miles de documentos y libros con escritura árabe. Es como un parque de juegos temático", sonríe con su "souvenir" de ocasión entre las manos: un diario de Bagdad fechado en 1989. Y, por supuesto, con la cara del dictador Saddam Hussein en primera página.

TURISMO ALTERNATIVO
Y es que en algunas habitaciones, entre "cadáveres" de gigantescas fotocopiadoras, máquinas de escribir, imprentas y archivadores, por las que algunos museos pagarían fortunas, los destrozos ocasionados por un incendio producido a mediados los noventa recuerdan un escenario de guerra.

La primera embajada de un país árabe amigo de la RDA, de 5.000 metros cuadrados, se inauguró en 1974 tras el establecimiento de relaciones en 1969. El interior permite imaginar lo que fue la legación de un país rico en petróleo.

La buena relación entre Irak y la Alemania comunista se refleja en la visita oficial a la nación musulmana, en 1980, del entonces todopoderoso presidente de la RDA, Erich Honecker.

De entre los miles de documentos y libros desperdigados por toda la embajada se desprende la buena relación entre ambos estados, entre los que la RDA actuaba de escuela para los iraquíes.

No en vano los acuerdos armamentísticos entre el ejército iraquí y el Nationale Volksarmee (NVA) germanooriental llevaron a los árabes a dominar el uso de armas químicas, señalaba la revista "Spiegel" en los años 80.

CAZADORES DE SOUVENIRS
Sin embargo, los buenos tiempos se acabaron con la caída del Muro. En septiembre de 1990, un mes después de la invasión de Kuwait y uno antes de la Reunificación de Alemania, el diario de la RDA "Junge Welt" informó de que dentro de la embajada se ocultaba un arsenal y de que en sus instalaciones se preparaban "comandos terroristas" para atacar a opositores y kurdos.

Varias inspecciones policiales no hallaron rastro de las armas. Pero en febrero de 1991, un mes después de iniciarse la guerra del Golfo, el nuevo gobierno de la Alemania reunificada ordenó a los iraquíes que evacuaran inmediatamente la embajada. Así lo hicieron, dejando atrás toneladas de material.

"¿Pero esto a quién pertenece?", pregunta la berlinesa Anna junto a dos amigas de EEUU en el antaño jardín, hoy mutado en una suerte de selva. Daniela explica que la propiedad del terreno es del estado alemán, pero que Irak dispone de un derecho indefinido de uso.

Pero en la nueva embajada de Bagdad, al otro lado de la ciudad, no quieren saber nada del tema, confirman en la legación. Con lo que por el momento "hay un vacío legal", aclara Daniela.

Mientras tanto, los carteles de las autoridades prohibiendo la entrada al recinto no surten efecto y semana tras semana los cazadores de "souvenirs" siguen recorriendo sus instalaciones para luego contar sus experiencias en internet.

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