Empieza la campaña presidencial en Egipto

Después de tres años desde la caída de Hosni Mubarak, muchos votantes aspiran a un líder que sepa imponer ley y orden. Si ganara Abdel Fattah al Sisi, se restauraría la tradición de colocar a un militar a la cabeza del país.




La campaña en Egipto para las elecciones presidenciales de mayo se abrió este sábado, con la victoria prevista del exjefe del ejército, Abdel Fattah al Sisi, quien prometió "estabilidad, seguridad y esperanza" tras los atentados de la víspera.

La campaña debe concluir el 23 de mayo, y los comicios se celebrarán los días 26 y 27.

La cita electoral será la primera desde que los militares derrocaron el 3 de julio pasado al presidente islamista Mohamed Morsi, el primero electo democráticamente en el país árabe más poblado y ahora inculpado en cuatro procesos. 

Desde el golpe, los Hermanos Musulmanes, la formación política de Morsi, han sufrido una represión implacable y están catalogados como una organización  "terrorista".

El único rival de Al Sisi, el izquierdista Hamdeen Sabahi, ha emergido como una figura de oposición que asegura representar los ideales de la revuelta de  2011 que derrocó a Hosni Mubarak.

Pero Al Sisi goza de una gran popularidad por haber anunciado a la nación el derrocamiento de Morsi, y sus simpatizantes lo consideran un líder capaz de restaurar la estabilidad. Sus opositores temen que el precio a pagar sea el de las libertades, por las que llevan tiempo luchando.

"Las políticas en vigor bajo Mubarak son las mismas políticas en vigor hoy" bajo el régimen instalado por el ejército, dijo este sábado Sabahi durante un  mitin en la ciudad sureña de Asiut.

"Nuestro objetivo es ganarnos la confianza de la gente para cambiar las políticas de corrupción, tiranía y pobreza", añadió.

Sabahi, que acabó tercero en las elecciones de 2012 ganadas por Morsi, aspira a consolidarse a largo plazo, dado el apoyo actual con el que cuenta Al Sisi.

Y es que después de los tres años tumultuosos pasados desde la caída de Mubarak, muchos votantes aspiran a un líder que sepa imponer ley y orden.

Si gana Al Sisi, de 59 años, se restaurará la tradición de colocar a un militar a la cabeza del país, interrumpida por el año que pasó en el poder el civil Morsi. 

"Prometo trabajar duro y pido a todos que asuman su responsabilidad conmigo. Construir una nación es responsabilidad de todos", indicó Al Sisi este  sábado en Twitter.

"La estabilidad, la seguridad y la esperanza para Egipto se pueden alcanzar con nuestra voluntad y nuestro potencial", prometió.

En entrevista acordada más tarde a los periodistas, lloró mencionando mensajes que dijo haber recibido de gente pobre, según el sitio internet del diario oficial al-Ahram.

"Dijo que recibió mensajes de gente que no tiene para comer pero dicen aceptar su suerte por él", según al-Ahram.

El militar retirado, denostado por los simpatizantes de Morsi, prometió acabar con la oleada de ataques, como los atentados del viernes que mataron a  un policía en El Cairo y a un soldado en la península del Sinaí.

El norte de la península, en la frontera con Israel y la franja de Gaza, se ha convertido en un refugio para los militantes islamistas, que lanzaron una  insurgencia de bajo nivel tras el derrocamiento de Morsi.

En caso de victoria de Al Sisi, se espera que los Hermanos Musulmanes y sus seguidores aumenten las protestas y los ataques, pese a la represión, la mayor  que sufren los islamistas en una década. 

Al menos 1.400 personas, en su mayoría islamistas, han muerto en las calles víctimas de la represión, y miles han sido encarceladas y procesadas.

Este mismo sábado, un tribunal de El Cairo condenó a 102 simpatizantes de Morsi a 10 años de cárcel por participar en manifestaciones violentas.

ELECCIONES BAJO PRESIÓN

La represión se ha extendido a grupos de activistas laicos que apoyaron el derrocamiento de Morsi y que desde entonces critican al régimen instalado por el ejército y su mano dura.

La semana pasada, un tribunal prohibió al Movimiento 6 de abril, que lideró la revuelta contra Mubarak. Su líder Ahmed Maher se encuentra ya en la cárcel  por haber participado en una manifestación no autorizada el año pasado.

Otro tribunal sentenció el mismo día a muerte a 683 personas, incluido al guía supremo de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie.

La sentencia provocó una oleada de indignación a nivel internacional. Aunque muchos medios egipcios, prácticamente todos hostiles a los islamistas,  defendieron el veredicto.

El gobierno y gran parte de la prensa consideran a la hermandad un grupo terrorista responsable de muchos de los ataques desde la caída de Morsi, en los  que han muerto casi 500 agentes de seguridad. 

Al Sisi todavía no ha desvelado su programa electoral. El lunes dará su primera entrevista en meses a dos presentadores de televisión, según anunciaron  las televisiones en un comunicado.

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