Europa cambia el horizonte de sus ciudades históricas
La clásica postal de ciudades como París y Londres podría estar a punto de cambiar con la construcción de rascacielos. Los defensores del patrimonio se oponen a la "desfiguración" de estas urbes.
La clásica postal de París está en peligro. Aunque ya es una pelea vieja para los parisinos más románticos y defensores de la arquitectura clásica de la ciudad, poco a poco han tenido que ir cediendo terreno. En 1977 fue "el monstruo del Lago Ness" de París, como llamó entonces el diario francés Le Figaro al Centro Nacional de Artes y Cultura George Pompidou, que osaba dejar a la vista toda su tubería en diferentes colores. En 1989 fue la Pirámide del Louvre, cuya estructura de vidrio era el perfecto contraste con la clásica arquitectura del museo. La Unesco describió a la capital francesa como una de esas extrañas "ciudades horizontales", por sus estrictas regulaciones urbanísticas que impiden que la ciudad crezca en altura.
Hoy los parisinos debaten sobre el que sería el primer rascacielos al suroeste de la ciudad en más de 40 años, con 180 metros de altura y 42 pisos de vidrio: el Tour Triangle, que sería la tercera torre más alta de París después de la Torre Eiffel y la Montparnasse.
"Non à la Tour Triangle" decían los carteles que los más conservadores colgaron de sus balcones apenas escucharon sobre el proyecto. La líder de los manifestantes, Patrice Maire, dijo a The Guardian que el rascacielos tendría un "impacto devastador" en el horizonte de París.
Sin embargo, existe un grupo empeñado en sacar adelante esta idea, como la misma alcaldesa de la capital francesa, Anne Hidalgo. El encargado de la planificación urbana de París, Jean Louis Missika, dijo que "la ciudad debe evolucionar" a pesar de que la primera reacción a los cambios urbanísticos sea pensar que "el edificio desfigurará el horizonte".
Aunque en Europa no hay una ley general que pone un tope a la altura de los edificaciones, sí existen restricciones por ciudades que buscan proteger los horizontes históricos. En París la regulación permite a los edificios alcanzar hasta 180 metros, muy por debajo de los más de 300 metros de la Torre Eiffel. En Atenas los edificios no pueden superar los 12 pisos ni bloquear la vista al Partenón, aunque existen excepciones. La altura de la torre más alta de la Sagrada Familia es el límite máximo para los edificios en Barcelona, aunque, como dice el diario español El País, esta no es una norma, sino que un mito con el que todos concuerdan.
Una discusión similar a la de París está sucediendo en Londres. Desde el año pasado, en la capital británicase están construyendo o están planificados más de 200 rascacielos de al menos 20 pisos, según el think tank New London Architecture. Figuras británicas vinculadas a las artes, desde el escultor Sir Antony Gormley hasta el filósofo Alain de Botton, se oponen al proyecto con la campaña "El paisaje de Londres está fuera de control". En agosto, la Unesco puso al barrio de londinense de Westminster en su Lista de Herencias del Mundo en Peligro. Según señaló The Guardian, a la organización le preocupa que los rascacielos al sur del río Támesis tapen la vista del Palacio de Westminster, la Abadía de Westminster y de la Iglesia de Santa Margarita. Finalmente la Unesco vetó la medida y dio plazo al gobierno británico hasta febrero de 2015 para dar explicaciones.
Por ahora, en París el proyecto del Tour Triangle está estancado. En noviembre la alcaldesa socialista Anne Hidalgo sufrió una dura derrota contra la derecha y los ambientalistas, que rechazaron con 83 votos (contra 78) el proyecto. Pero Hidalgo anuló la votación y aseguró que la estructura se construirá de todas formas. "Somos el único país en el mundo donde una inversión de 500 mil millones de euros es rechazada por razones políticas", dijo.
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