Festival trae lo más nuevo de la dramaturgia europea

Inglaterra, Austria, Alemania, Francia y España son algunos países representados en la muestra que se realiza desde el 21 de agosto en el Goethe Institut y en el Centro Cultural de España.




Como lo han demostrado las versiones pasadas del Festival de Dramaturgia Europea, buena parte del teatro actual de ese continente retrata conflictos como la violencia, la intolerancia y la ausencia de ideales. En su  novena edición se montarán siete destacadas obras que reflejan las realidades de sus países, pero que también resuenan en Chile. El evento se realizará en el Goethe Institut y el Centro Cultural de España, entre el 21 de agosto y el 5 de septiembre.

A través de atmósferas claustrofóbicas y una estructura fragmentada, que asemeja las obras a un rompecabezas, el festival estará marcado por reversiones de clásicos y piezas que reflejan problemáticas como la inmigración, el consumismo y la destrucción de la familia.

Shakespeare estará doblemente presente. De Austria se presenta Cabeza muerta, de Gerhild Steinbuch, relectura de Hamlet enfocada en el personaje de Ofelia y su entorno familiar. Dirige Rodrigo Bazaes (coguionista de La buena vida de Andrés Wood) y protagoniza María Izquierdo. Asimismo, desde Inglaterra llega Gertrudis, el grito, de Howard Barker, otra reescritura del mismo clásico pero centrada en la figura de Gertrudis, la madre de Hamlet. Bajo la dirección de Marco Guzmán (Fabulación, de Pasolini), el elenco es encabezado por Paulina García.

De Italia se exhibe Raíz de dos, de Adriano Bennicelli. La obra está basada en los dibujos animados de Tom y Jerry, en un texto cargado de referencias a la cultura pop, la televisión y también las matemáticas. Actúan Mariana Muñoz y Alvaro Viguera con dirección de Francisca Bernardi (Mi joven corazón idiota).

Francia es representada por Toda mi vida he sido una mujer, de Leslie Kaplan, donde dos mujeres critican a la sociedad de consumo. Dirige Ana María Harcha, una de las dramaturgas jóvenes de mayor proyección.

Dos obras plantean el tema de la familia, pero en contextos totalmente diferentes. En Idilio final, del suizo Jens Nielsen, los padres y sus dos hijos realizan distintos juegos con las identidades de cada uno, mientras que la alemana El último territorio, de Anne Habermehl, camina por la  delgada línea que separa la hospitalidad de la intolerancia con los inmigrantes. Esta pieza es dirigida por Luis Barrales (Hans Pozo).

Croacia presenta Rascacielos, de Laura Saric. En la azotea de un edificio unos jóvenes juegan básquetbol, sin saber que no podrán salir de allí. Completa el programa Tránsitos, del español Carles Batlle, protagonizada por Marcelo Alonso: el recorrido en un tren que atraviesa Europa, donde todos los personajes tienen algo que esconder y un motivo para huir.

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