Gobierno subsidiará cotizaciones de AFP de trabajadoras informales más pobres
La próxima semana, el Ejecutivo anunciará la entrega del subsidio, que se pagará sólo por tres meses, y busca fomentar la empleabilidad femenina.
EL gobierno prepara un nuevo subsidio en dinero. Esta vez, para las mujeres de los 500 mil hogares más pobres del país.
Se trata de un bono mediante el cual el Estado se hará cargo de las cotizaciones previsionales de trabajadoras independientes o informales, en situación vulnerable, o de aquellas que, ante la rebaja que implica para su salario líquido el descuento para pagar su ahorro obligatorio en la AFP, hayan optado por mantenerse sin contrato.
El requisito, sin embargo, es que las personas estén inscritas en el programa Chile Solidario.
Según altos personeros del gabinete, el bono se diseñó con dos objetivos. Primero, fomentar el ingreso al mercado laboral en los quintiles más pobres, donde la fuerza de trabajo femenina activa va entre 25% y 35% de las mujeres en edad de trabajar y en promedio equivale a un tercio de las que están inactivas.
Segundo, apoyar la formalización de aquellas personas que ya ejercen una labor y reciben ingresos por ella, pero no tienen contrato.
Esta bonificación es el tercer nuevo subsidio que impulsará la actual administración este año como parte de la primera etapa del Ingreso Etico Familiar (IEF), con el que se busca que cada hogar en extrema pobreza, integrado en promedio por cinco personas, disponga de un presupuesto de $ 250.000 al mes.
Así, el bono para las trabajadoras más pobres se sumará a los otros dos nuevos subsidios monetarios anunciados hace unas semanas para dar inicio al IEF y que beneficiarán a unas 500.000 familias del Chile Solidario (ver galería).
La medida, explicaron en La Moneda, busca cumplir con una de las promesas sociales más ambiciosas del Presidente Sebastián Piñera: entregar el poder sin pobreza extrema en el país. La Moneda espera sacar de esa condición a 270.000 personas en la primera mitad de su administración.
En Chile, si una persona vive al mes con menos de $ 64.134 es pobre; bajo $ 32.067 se considera indigente.
En Palacio adelantan que el nuevo bono sería anunciado la próxima semana y que su implementación estará contenida en los reglamentos que evalúa la Contraloría General de la República como parte del programa general del IEF.
Monto y período acotado
Expertos que trabajaron en la medida explican que el beneficio se entregará sólo por un período de tres meses consecutivos, a diferencia de la primera serie de subsidios monetarios del Chile Solidario que es de carácter permanente.
La expectativa de Mideplan es que, luego de ese período, las trabajadoras independientes sigan cotizando por incentivo propio, aprovechando los beneficios que ello eventualmente puede comportar en acceso a financiamiento, atención de salud, capacitación y mejoras en vivienda.
En el caso de las que han optado por trabajar sin contrato, en común acuerdo con sus empleadores, la idea es que decidan mantener la formalización de sus contratos y no opten por el despido o la declaración y no pago de cotizaciones, como ocurre en algunas empresas de menor tamaño, familiares y con las asesoras del hogar, para evitar el pago de la cotización y una baja en la remuneración.
En Mideplan agregan que, según la respuesta que tenga, se incorporará el bono en el proyecto de ley con que se buscará dar carácter legal e institucional al IEF y que se enviará al Congreso este semestre.
El monto fiscal involucrado en el nuevo bono será, en principio, modesto, advierten en La Moneda. Y por dos razones.
Primero, se trata de cubrir las cotizaciones previsionales de trabajadoras que, en general, perciben ingresos por una cifra inferior o igual al sueldo mínimo mensual ($ 172.000).
Segundo, el Ejecutivo quiso partir con un universo acotado de beneficiarias y un desembolso público menor, debido al compromiso que tomó Mideplan con los parlamentarios en la discusión del Presupuesto 2011 -en especial de la oposición- "de partir con algo simple y porque queremos probar cómo funciona el primer año. Luego, cuando se envíe el proyecto de ley del IEF, la idea es ampliarlo si funciona bien", aclaran en el ministerio.
Los subsidios del inicio del IEF se pagarán con los US$ 130 millones provisionados en la línea de Bonificación al Ingreso Familiar, creada en la partida del Mideplan para 2011. El costo inicial estimado para el IEF es de casi US$ 2.000 millones en cuatro años.
Razones técnicas
La implementación de la nueva bonificación a mujeres trabajadoras fue una de las recomendaciones del Comité de Expertos -panel transversal de 10 profesionales- convocado por Mideplan para estructurar el IEF, cuyo informe entregó al ministro Felipe Kast a fines de enero.
Según conocedores del trabajo, fue la mejor opción a la que se llegó para impulsar el nuevo IEF y que se orienta principalmente a fomentar y formalizar el empleo femenino, en especial en los quintiles de menores ingresos.
"Se decidió incluir una transferencia a las mujeres que busca incentivar a las que no trabajan a que ingresen al mercado laboral y a quienes trabajan de manera informal, como emprendedoras o asesoras del hogar, que tengan incentivos para formalizarse y cotizar las leyes previsionales", apunta un alto personero.
Agrega que esto tiene que ver con que bajo los parámetros de la Ocde (organización que reúne a los 31 países más desarrollados del mundo) la participación laboral de la mujer en Chile es muy baja, con una tasa de 46,8% a enero de 2011, una de las menores de la región.
Y "esta es una herramienta focalizada para combatir la pobreza que también contribuye en ese sentido, porque el que la mujer participe del mercado del trabajo ayuda a sacarlas de la pobreza", afirman en Mideplan.
Las cifras oficiales reflejan una realidad compleja en el mercado del trabajo femenino en Chile, con una marcada predominancia de informalidad en el segmento más pobre. Cifras de la Encuesta Casen 2009 indican que de un total de 1.959.822 trabajadoras ocupadas a la fecha de la muestra, el 22% no tenía contrato y el mayor universo en esa situación se daba en los dos quintiles de menores ingresos.
Mientras en el 20% más pobre casi la mitad no tenía un contrato de trabajo, al considerar al 40% más pobre esa situación afectaba a cerca de un tercio de las mujeres trabajadoras.
En los grupos más acomodados la situación es inversa: en el 20% más rico sólo el 12% no tenía contrato y en el 40% de más altos ingresos, el 16%.
No es todo. Del total de las mujeres ocupadas, el 36% no cotizaba, cifra que sube a 58% cuando se considera el quintil más pobre de la población.
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