Gonzalo Díaz: "Veo contradicción en la celebración del Bicentenario"

Premio Nacional de Arte, Díaz reflexiona sobre los festejos que se avecinan por los 200 años de vida republicana y adelanta DATA, la obra que presentará en el MAC.




El premio nacional Gonzalo Díaz levanta obras monumentales, ajenas a la precariedad del arte local, que se alejan de los formatos clásicos para rescatar instituciones y registros históricos del perdido Chile Republicano. En DATA, proyecto Fondart que se exhibirá desde el 25 de junio en el Museo de Arte Contemporáneo, nuevamente citará el Código Civil para interrogarse sobre el devenir histórico del país y su incidencia en las biografías personales. Serán imágenes y textos provenientes de fuentes aparentemente opuestas: lo jurídico y lo poético, lo estatal y lo privado.

Sobre una de las paredes del MAC se exhibirán fotos de más de dos metros de altura de una niña de ocho años captadas el 13 de marzo de cada año, entre 1996 y 2003, hasta que cumpliera 16 años. Las imágenes están asociadas al poema Venus en el pudridero, de Eduardo Anguita. En la otra pared, Díaz expondrá series fotográficas de niños anónimos vinculadas al artículo 1081 del Código Civil.

En varias obras ya ha citado el Código Civil, ahora lo usa como "el guión de una fotonovela".
O de un largometraje. Es un texto normativo, objetivo, una ley.  Pero esa misma precisión y economía a un nivel primigenio hace que su lenguaje salte de dimensión. Si lees el artículo sobre la playa de mar, que es famoso por lo poético, uno ve caballos galopantes, tormentas, como si fuera una verdadera película. El texto es ejemplarmente evocador debido a esa economía. DATA son ejemplos de ejercicios de memoria que ponen a prueba esa evocación. Ahora, si colocas la foto de un niño, con toda su vaciedad, asociada a este texto del Código Civil, puedes adivinar o prever la vida que esa persona tiene por delante.

DATA no se presentó en 2008 en la Sala Gasco por contener fotos de Pinochet y Allende. ¿Esas imágenes tampoco estarán en el MAC?
Esa obra que causó tanto escozor no la he podido hacer y la haré en algún momento. Era el mismo texto del Código Civil vinculando sus cuatro incisos con imágenes de la vida de Allende y Pinochet que hablaban del testamento político de ambos -muy distinto, por cierto-, la muerte, el matrimonio... Habrá que decantar y ensayar esa obra.

Pensando en el Bicentenario, ¿Cómo ve a al país? 
Veo una contradicción en su celebración. Como sociedad hemos hecho una revisión de nuestras tragedias más sistemática que otros países, como España, Alemania o Argentina. Hay varios militares presos y se han establecido y aceptado verdades, pero en Chile, creo o sospecho más bien, no hemos hecho el duelo. No hacer duelo significa esta actual soltura de trenzas, este despelote institucional, esta frivolidad. Un panorama infartante que también ha afectado a la política. El Bicentenario llega de esta manera contradictoria.

Dicen que el arte se ha transformado en algo decorativo. ¿Piensa que el arte aún tiene poder?
Supongo que sí. Ahora los coleccionistas ni siquiera compran obras para exhibirlas. Las guardan. El actual coleccionista reemplaza al príncipe del pasado, pero Médici era más que un coleccionista. Era el curador también. Demandaba obra y era un productor de arte. El era el museo, el objeto de representación, la galería, el crítico y el comprador al mismo tiempo.

¿Cómo ve el estado de las cosas en el arte chileno?

Me gustan pintores como Ignacio Gumucio, Natalia Babarovic y Pablo Ferrer. También Livia Marín o Iván Navarro. Las condiciones de montaje de su obra en la Bienal de Venecia me parecen envidiables. El resto me parece un poco ansiosos. Hay una impostura, una obsesión por marcar territorio, como si la obra fuera un formulario. Hace algunos años se dijo que los artistas chilenos tenían que trabajar con un "color", un solo signo que fuera como un logo o marca del artista. Pura angustia de que te identifiquen prontamente con algo.

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