Harry Dean Stanton, el vaquero triste que cautivó a Hollywood
El actor estadounidense, quien falleció el viernes a los 91 años, llenó la pantalla con memorables papeles en cine.
Es sabido que el cineasta alemán Win Wenders pensó primero en el actor Sam Shepard, fallecido a fines de julio pasado, para el papel de Travis en su cinta Paris, Texas, de 1984. Las agendas sin embargo no calzaron, y el director tuvo que hacer correr la lista. Justo debajo de Shepard, Wenders había anotado el nombre de otro estadounidense que acabaría por inmortalizarse gracias a sus apariciones sobre la gran pantalla: Harry Dean Stanton, el mismo que el viernes pasado murió en un hospital de Los Angeles a los 91 años.
Nacido en 1926 en West Irvine, en el estado de Kentucky, el ex cocinero de las tropas norteamericanas durante la Segunda Guerra Mundial y quien hasta entonces había acumulado cierta fama gracias a varios roles secundarios, aceptó casi de inmediato interpretar a ese hombre lacónico y que deambulaba durante varios días por el desierto, sin recordar quién era.
Su interpretación no solo marcaría su ascenso de magnígico actor de reparto a respetada estrella del cine independiente, sino que además calaría hondo en varias generaciones posteriores.
La frase "Nunca miró atrás hacia el fuego. Solo corrió. Corrió hasta que el Sol salió, y no pudo correr más. Cuando el Sol se ocultó, corrió otra vez. Durante cinco días corrió así, hasta que todo signo humano desapareció", pronunciada por Travis, sigue siendo uno de los epígrafes favoritos entre cinéfilos y blogueros. Incluso una popular banda escocesa adoptó en homenaje el nombre de su personaje en la cinta, considerada una devastadora metáfora sobre el amor, el dolor, la paternidad y la memoria.
Su debut lo hizo en Tomahawk Trail (1957), y desde entonces su rostro fue comúnmente asociado a películas bélicas y westerns. En La leyenda del indomable (1967), Stanton dio pruebas de su versatilidad, poniéndose bajo las órdenes de Stuart Rosenberg y compartiendo además el set con actores de la talla de Paul Newman, George Kennedy y Strother Martin. Asimismo, patentó la imagen del triste cowboy que marcaría su carrera, encarnando como pocos el dolor humano.
Le siguieron sus apariciones en Los violentos de Kelly (1970), Dillinger (1973) y Alien, el octavo pasajero (1979), su primera incursión en ciencia ficción. Incluso Francis Ford Coppola lo reclutó para El padrino II, mientras que David Lynch lo convirtió en uno de los rostros más populares de su serie y posterior filme Twin Peaks, uno de sus últimos proyectos. Fueron, en total, seis décadas de trayectoria ininterrumpida y 22 nominaciones a los premios Emmy.
El día de su muerte, centenares de cines en EEUU anunciaban para el próximo 29 de septiembre el estreno de Lucky, una de las últimas películas que Harry Dean Stanton filmó. De alguna manera, es un epílogo de su carrera y del eterno vaquero de mirada triste que le dio fama. Dirigida por John Carroll Lynch, la cinta narra el viaje espiritual de un anciano que ha visto morir a todos sus cercanos mientras se pregunta por el sentido de la vida. Solo al final su personaje se da cuenta de que la respuesta está en los viajes, aventuras y fugaces momentos que la componen.
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