Hombre al agua
El nado sincronizado ya no es exclusivo de las mujeres. Por primera vez en las piscinas chilenas un varón compitió gracias a la irrupción de los duetos mixtos.
En la ceremonia inaugural del Open de Nado Sincronizado de Santiago, las distintas delegaciones desfilan alrededor de la piscina olímpica del Centro Acuático del Estadio Nacional. Entre 180 mujeres provenientes de ocho países, la presencia de un hombre genera confusión entre algunos espectadores. "¿Será entrenador?", se pregunta una persona en la tribuna. Negativo. Es el brasileño Renán Alcántara (23) y es un competidor más.
La Federación Internacional de Natación (FINA) propone que para los JJ.OO. de Tokio 2020 se incluya en este deporte la modalidad de duetos mixtos, lo que marcaría un hito en una disciplina olímpica que siempre ha sido reservada para las mujeres. Ya se probó con éxito en el Mundial de Kazán 2015. "Los duetos mixtos causan mucho interés y asombro. Vi a la gente revolucionada en el Mundial cuando se presentaron. Es el espectáculo más esperado", señala Maura Xavier, entrenadora de la selección de Brasil.
Giovana Stephan (26), gran referente brasileña del nado sincronizado, le dio un giro a su carrera. Hoy junto a Alcántara buscan consolidar el dúo mixto en la agenda competitiva. "Es importante mostrarse. Vinimos al Open de Santiago a exhibir la prueba ante el público, los jueces y los dirigentes, para demostrar que vale la pena que esté en los Juegos", dice Stephan.
La nadadora da cuenta de las diferencias que tiene respecto a competir con otra mujer: "Los hombres tienen una fuerza diferente y con ellos se pueden hacer cosas más complementarias. Con otra mujer hay que ser como un espejo. Es en ese juego de pareja en dónde se saca lo mejor del dueto mixto".
Alcántara practicó esta rama de la natación desde pequeño, pero lo dejó por la inexistencia de competencias y se dedicó al ballet. Hoy confiesa estar feliz por los cambios inclusivos. "Fue mi sueño desde pequeño. Hay que acabar con los estereotipos y las ideas preconcebidas, pero la verdad que lo malo que puede pensar la gente no me importa. Yo estoy haciendo lo que amo", afirma sobre un deporte definido por los propios especialistas como muy difícil y complejo.
Un amor sincronizado
Además de ser compañeros en las competencias, Alcántara y Stephan son novios hace más de un año. Se conocieron a principios de 2015, cuando Maura reclutó al nadador para las filas de la selección verdeamarela, luego de que los duetos mixtos se comenzaran a aceptar en los torneos.
Al no haber ningún hombre practicando la disciplina, la entrenadora recordó que Alcántara contaba con algo de experiencia y lo ubicó a través de Facebook para ofrecerle hacer dupla con Stephan.
Renán aceptó algo nervioso, pero contento de retomar lo que había abandonado. La nadadora más destacada del seleccionado aceptó el desafío y creyó en el proyecto. "Giovana es la persona más importante de mi carrera. Ella me enseñó prácticamente todo lo que sé", confiesa Alcántara. Ella es la que principalmente planifica las rutinas. "Se arriesgó conmigo. Fue como una profesora, ya que tuvo que enseñarme muchas cosas que tenía olvidadas", dice.
Gracias a los entrenamientos forjaron una fuerte amistad que evolucionó a un pololeo. Ambos concuerdan que el nado sincronizado los enamoró.
Creen que es una ventaja para la competencia: "Nos conocemos mucho y confiamos plenamente en el otro, lo que se nota en el agua. Exploramos más del otro cuando nadamos".
Su rutina cargada de romanticismo, inspirada en Romeo y Julieta, de William Shakespeare, se presentó anoche en Ñuñoa con gran acogida del público que, por primera vez, vio a un hombre en las piscinas de Chile haciendo natación sincronizada.
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